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Internacionales

Francia

¿No es la calle quien gobierna?

21 de mayo 2003

París, 13 de mayo, el anunciado « martes negro » despierta. No hay casi subtes, ni colectivos, ni trenes, ni escuelas. El paro nacional del sector público, convocado por el conjunto de las centrales sindicales francesas, cuenta con un alto acatamiento: 80% en la Educación Nacional, 65% en el sector transportes, 80% en la empresa nacional de energía EDF, 70% en France Telecom, 70% también entre los trabajadores del Tesoro, un porcentaje alto también en los hospitales, Air France casi paralizada… Las manifestaciones han sido multitudinarias, sumando más de un millón en toda Francia: 200 mil en París, 80 mil en Marsella, 60 mil en Lille, 50 mil en Lyon y otro tanto en Creuse. Esta cifra es equiparable sólo a los momentos cúlmines de las grandes huelgas del ’95. La mayoría de las columnas se nutren del sector público, pero también participan delegaciones obreras, sobre todo en los lugares más golpeados por los planes de despidos: en la planta Reanult de Flins - cabecera de las huelgas industriales de la primavera del "95 que precedieron el movimiento de noviembre/diciembre- el 30% de los obreros pararon el trabajo para asistir a la movilización; en Belfort, 600 trabajadores del grupo Alstom (fabricación de trenes y reconversión de energía) encabezan el cortejo de 5 mil manifestantes; en Saint-Nazaire, la mayor parte de los 25 mil manifestantes son trabajadores de los Astilleros del Atlántico y de sus empresas prestatarias. En Tours, los sindicatos calculan que el 50% de los 35 mil manifestantes provienen esencialmente de las empresas locales como SKF, Michelin, Hutchinson y Carrefour. Los metalúrgicos desfilaron en primera fila en Valenciennes, Douai, Dunkerke y Lille. Aunque los transportes públicos no están implicados directamente por la reforma, ya que cuentan con un régimen especial de jubilaciones, sus trabajadores jugaron un rol destacado en el movimiento. No sólo el martes 13 pararon masivamente, sino que el miércoles y el jueves los delegados de base de la CGT, mayoritaria en este sector, se vieron desbordados en las asambleas generales de base que votaron la continuidad del paro, y la CGT nacional tuvo que reubicarse el miércoles a la tarde llamando a parar. Esta acción salió de los marcos legales por la falta de preaviso, hecho que autoriza a la patronal a tomar medidas como el despido.
Los trabajadores de la educación son la vanguardia de la lucha. Con paros parciales por escuela desde hace unos meses, hace cuatro semanas que el movimiento se extiende a nivel nacional, con manifestaciones por ciudad casi a diario. Una coordinación nacional que unifica a los distintos sindicatos se ha puesto en pie, y asambleas de base votan la continuidad del movimiento y la nueva jornada de movilización del sector público del lunes 19, convocada por la CGT, FO, UNSA, FSU, CFTC et CFE-CGC reunió 700.000 personas en toda Francia. La intersindical del personal de la Educación Nacional (FSU, UNSA, CGT, CFDT, FAEN) ha convocado ayer a la noche a una nueva jornada de movilización para el jueves 22, y sigue en pie la convocatoria nacional para el domingo 25 de mayo.
Es que el gobierno del primer ministro Raffarin ha emprendido una verdadera cruzada contra las conquistas de los trabajadores franceces. En medio de una desocupación creciente, varios planes están en curso: el ministro de Asuntos Sociales Fillon embiste contra el sistema de jubilaciones, queriendo llevar la cantidad de años de aporte de 37,5 a 42 y abrir el mercado a las empresas de jubilación privadas. Mattei, ministro de Salud, viene de anular el reembolso por la Seguridad Social de centenares de medicamentos de primera necesidad, el ministro de Educación, Luc Ferry, quiere despedir a los no docentes, no reemplazar a los profesores que se jubilen y descentralizar el sistema educativo, lo que significa crear escuelas para ricos y escuelas para pobres y Sarkozy, ministro del Interior, está llevando adelante una política represiva centrada particularmente contra los inmigrantes (deportaciones, etc), pero que tiene como objetivo final el conjunto de los trabajadores y los oprimidos en Francia. Francia atraviesa un período de crisis económica, lo que genera innumerables despidos y luchas de resistencia por ahora aisladas. Este ascenso de los trabajadores estatales abre la posibilidad de la unificación en las luchas con los asalariados de los sectores privados.
Se ha terminado « la luna de miel » con Chirac. Este viejo político patronal, acusado de corrupción, que había alcanzado picos altos de popularidad después de vencer al fascista Le Pen y de oponerse a la guerra en Irak (para defender los intereses imperialistas franceses), hoy empieza a ser cuestionado por la política económica que intenta imponer el primer ministro Raffarin. A diferencia del año ’95, donde la economía francesa atravesaba un período de crecimiento, el estancamiento actual preanuncia la posibilidad de una convergencia de lucha entre los trabajadores privados y estatales que pueda hacer temblar al gobierno conservador.

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