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ZONA SUR

No a la militarizacion de los barrios

Desde el fin de semana pasado las Villas Azul e Itatí, así como varios barrios aledaños de Quilmes y Avellaneda, se encuentran militarizados con fuerzas de policía y gendarmería. Sería difícil llamar esto de otra manera que no sea criminalización de la pobreza. El argumento para semejante medida es responder a los reclamos por “más seguridad” en Wilde que los medios de comunicación reprodujeron hasta el cansancio.

PTS

26 de noviembre 2009

Carla Lacorte, víctima del gatillo fácil e integrante del CeProDH

Desde el fin de semana pasado las Villas Azul e Itatí, así como varios barrios aledaños de Quilmes y Avellaneda, se encuentran militarizados con fuerzas de policía y gendarmería. Sería difícil llamar esto de otra manera que no sea criminalización de la pobreza. El argumento para semejante medida es responder a los reclamos por “más seguridad” en Wilde que los medios de comunicación reprodujeron hasta el cansancio. En este sentido vale la pena analizar lo sucedido en la discusión sobre la “inseguridad” desde hace un mes hasta estos días. Luego de las renovadas y nefastas declaraciones de varios miembros fachos de la farándula, el gobernador Scioli volvió a la carga, con la baja en la edad de imputabilidad y con la vuelta de los edictos. En una marcha que realizamos en Quilmes hace quince días decíamos que “esta embestida contra los jóvenes de los barrios pobres, que le daba carta franca a la policía para reprimir, iba a terminar con más violencia policial y pibes muertos”. No nos equivocamos. Son conocidos hechos ocurridos en el recital de Viejas Locas, decenas de chicos quedaron heridos y Ruben Carballo se debate entre la vida y la muerte. Durante un par de días los medios no pudieron ocultar el rol sanguinario de la federal de los Kirchner (para nada diferente de la bonaerense) que se sumaba al bochorno de la Metropolitana de Macri. Fue entonces que se produjo la trágica muerte de la arquitecta Renata Toscano mientras intentaban robarle el auto. Los medios volvieron a la carga con la “inseguridad” (Rubén Carballo desapareció), los punteros del PRO de Wilde junto a varios personeros de la derecha local (los familiares de Toscano prácticamente no estuvieron en las manifestaciones) azuzaron el temor de un sector de las clases medias y así se produjeron las concentraciones que la prensa cubrió profusamente. El viernes Scioli recibió a “los interesados”. Como consecuencia de todo esto, los barrios pobres de Quilmes y Avellaneda están militarizados.

Los últimos casos por los que se habla de este tema como los del ex futbolista Cáceres o la arquitecta Toscano son robos de coches. Los medios destacan la ecuación “menores-delitos sangrientos”, cuando varias investigaciones muestran que la participación de los jóvenes en delitos no es mayor que la de los países más desarrollados. Pero ocultan, y no por casualidad, la ecuación “robo de autos- desarmaderos-encubrimiento policial”. Sucede que sacar a la luz este segundo elemento demostraría que la inseguridad es en realidad la policía y el propio Estado. Queda claro entonces que el único objetivo de la magnificación de los hechos de sangre lo único que persigue es azuzar el terror de un sector de la población para legitimar el control social en los barrios pobres, naturalizar la saturación policial de las calles y, por esa vía, tener todo preparado para reprimir a los trabajadores ocupados y desocupados cuando salen a luchar. Lo vimos en Kraft, lo vimos en Subte y lo volvimos a ver con el MTD de Monte Grande la semana pasada.

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