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Amplia victoria electoral de Jorge Sapag

Neuquén: de la crisis de gobierno al triunfo continuista del MPN

7 de junio 2007

El MPN se impuso cómodamente en las elecciones del 3 de junio. Con el 45 % de los votos la familia Sapag vuelve al gobierno ensayando un discurso “del cambio positivo” y la vuelta a la “mística partidaria” anterior al sobichismo. Pero quienes ocuparán el ejecutivo en el próximo período son Jorge Sapag, ex ice de Sobisch (a cargo del gobierno en la represión de diciembre del 2003 en el barrio San Lorenzo) y Ana Pechén, la ex rectora de la Universidad Nacional del Comahue que en el 2004 enfrentó a los estudiantes que tomaron las facultades luchando por la democratización. El partido de los asesinos del compañero Fuentealba se perpetúa en el poder de la provincia como viene haciendo desde hace más de 40 años. Desde el PTS, y a la luz del resultado electoral, proponemos a los trabajadores combativos y la izquierda clasista y socialista continuar con el debate sobre la necesidad de construir un gran partido de trabajadores.

En los días siguientes a la represión de Arroyito y al asesinato del compañero Carlos Fuentealba se abrió la posibilidad de generalizar y profundizar la lucha para que se vaya Sobisch. La huelga docente se transformó en un catalizador del odio popular y años de broncas acumuladas con el sobichismo. La movilización histórica del 9 de abril, donde 30.000 personas marchamos por las calles de Neuquén, expresaba el cambio de situación. El grito de ¡Fuera Sobisch! retumbaba en todos los rincones de la provincia. El gobierno estaba en su momento de mayor debilidad y comenzaba una crisis interna en el MPN.

Pero, como ya hemos descrito en anteriores números de La Verdad Obrera , la conducción de ATEN se negó a convocar a todos los trabajadores a una asamblea provincial para coordinar y preparar una huelga general para echar al asesino y conseguir el resto de las demandas. Los partidos de la oposición patronal y la iglesia llamaban a la paz y a expresar el rechazo en las elecciones ya convocadas. Gracias a este aire Sobisch y su partido pudieron cerrar filas. Negociaron la gobernabilidad y los cargos de las listas a diputados en convención partidaria del 14 de abril y, a partir de ahí, emprendieron una contra-ofensiva: desde el gobierno comenzaron a inundar las escuelas de punteros y funcionarios contra los docentes en huelga mientras Sapag relanzaba la campaña electoral que había suspendido por la crisis.

En definitiva, las vacilaciones y claudicaciones en las calles permitieron el rearme político del MPN y su triunfo electoral.

¿Oposición?

Durante esas jornadas el candidato de la Concertación radical-kirchnerista, Quiroga, no dijo ni hizo nada muy distinto a Sapag. Tampoco hablaron mucho los referentes de la otra variante kirchnerista: Podestá y Escobar de Alternativa Neuquina. Insistían en el llamado a la calma y a “expresarse” en las urnas garantizando un pacto de impunidad para Sobisch y sus secuaces. Estaban en dificultades para repudiar al MPN porque su padrino político, el presidente K, mantenía militarizada Santa Cruz demostrando -una vez más- que el doble discurso termina en represión y que también trabajan para las petroleras y los empresarios que piden la “paz social” y el desalojo de las rutas.

¿Y que hizo Julio Fuentes, referente histórico de la CTA en Neuquén y candidato a gobernador por el UNE? Cuando la gobernación estaba sitiada, las escuelas sin clases y empezaba un paro solidario en los hospitales públicos y el resto de las dependencias estatales, el dirigente gremial de ATE nacional se fue al interior de la provincia y relanzó la campaña electoral (un día antes que Sapag) sin poner una gota de esfuerzo en movilizar a la CTA para fortalecer el paro y echar al asesino. Esto, y no sus argumentos sobre que “los perjudicó la polarización”, es lo que explica que hayan sacado la mitad de votos que en la constituyente del 2005 quedando relegados al cuarto puesto, muy por debajo de sus expectativas.

Abramos el debate en los sectores combativos y la izquierda

El triunfo del MPN y el magro resultado de la izquierda (que en conjunto no llegó al 3%) abrió un debate en los sectores combativos de la provincia. Entre los docentes, los estatales, los ceramistas y otros compañeros y compañeras hay quienes opinan que el resultado electoral “es culpa de la gente” y otros que lo achacan a “la izquierda que siempre va dividida”.

Desde el PTS consideramos que si no hay una fuerte alternativa política de independencia de clase no es responsabilidad de “la gente”. La clase obrera neuquina, al igual que en todo el país, sigue arrastrando la pesada carga de desplegar una gran combatividad en las luchas al mismo tiempo que mantiene la idea de que la política la tienen que hacer los patrones o sus partidos.

Contra ese “sentido común” decimos claramente que hace falta construir un gran partido de trabajadores que sirva tanto para la lucha en las fábricas, los pozos, las escuelas, hospitales y facultades como para utilizar el terreno político-electoral para difundir masivamente la necesidad de luchar por un programa obrero que de respuestas a los padecimientos de los trabajadores y sectores populares. Un gran partido de trabajadores donde las experiencias más avanzadas de lucha de nuestra clase tengan su expresión política, algo muy superior a la unidad de la izquierda. Por eso hace ya varios años que venimos proponiendo la necesidad de construir esta herramienta. Lo hacemos en cada lugar de trabajo, como en Zanon y el sindicato ceramista donde tenemos un debate abierto y, lamentablemente, la idea no ha madurado aún al punto que se exprese en un Frente de Trabajadores que comience a marcar este rumbo. También debatimos con compañeros y compañeras trabajadores de la educación y agrupaciones docentes que en la última huelga supieron oponerse a las conducciones de ATEN pero no supieron hacerlo en el terreno político. Al no levantar una perspectiva política de independencia de clase dejaron correr el voto a Quiroga, a Fuentes o el voto blanco o nulo que terminó favoreciendo el triunfo de nuestros verdugos.

Nuestra campaña electoral estuvo orientada a marcar la necesidad de poner en pie este partido para luchar por expropiar sin pago las petroleras y por el juicio y castigo a los asesinos materiales y políticos de Carlos Fuentealba. Recorrimos las localidades de la provincia, las escuelas y hospitales públicos, las fábricas del Parque Industrial, participamos en debates y charlas siempre sembrando esta idea. Tarea que hicieron los candidatos y cada compañero en su lugar de trabajo o estudio. Pero el debate sigue abierto porque ese gran partido necesita ser construido. Las elecciones municipales y presidenciales de octubre son una nueva instancia para dar un primer paso y conformar un Frente de Trabajadores que marque el camino a seguir. Hay que multiplicar este debate en las líneas de producción de las fábricas ceramistas, en las escuelas y los hospitales públicos, en las aulas y pasillos de la UNC y en todo lugar donde comience a abrazarse esta idea.

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