El intento de arreglar la disputa entre las patronales del campo y el gobierno en el Congreso, es presentado como un avance democrático. “Más democracia” dijo Cristina Kirchner. “Reconocemos que es un gesto democrático” dijo el ruralista Buzzi. Mientras ambos bandos siguen provocando desabastecimiento y aumentos de los precios, suspensiones y despidos en la industria, ellos discutirán cómo se reparten el “botín” de una renta extraordinaria que los trabajadores y el pueblo no vemos ni pasar. Una democracia para los ricos, donde los trabajadores somos convidados de piedra. Ese Congreso que ponen como una gran “institución de la democracia” es el mismo que mantiene vigente el decreto ley firmado por Videla y Martínez de Hoz que rige, aún hoy, las condiciones de trabajo del peón rural. La misma institución que votó en 2007 a pedido de la soberana embajada de EE.UU. la ley antiterrorista, un instrumento para ser utilizado contra los trabajadores y el pueblo que se rebelen.