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Muerte obrera en Ferrosider

En Ferrosider trabajan alrededor de 300 obreros en tres turnos, la mayoría jóvenes. Allí impera la dictadura patronal y los trabajadores no cuentan siquiera, con las medidas mínimas de seguridad. Los accidentes de trabajo graves son comunes.

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18 de febrero 2010

Ferrosider S.A. se especializa en flejado de chapas. La fábrica pertenece al Grupo R.B., iniciales que indican el nombre de su fundador, Roberto Baccanelli.

Baccanelli es italiano, vino a la Argentina para trabajar en Techint, allá por el año 1955. Luego decidió seguir su propio camino y formar su grupo industrial, que llegó a ser un monstruo integrado por nueve fábricas.

En la década del 80 el grupo R.B. intensificó sus negocios con el sector automotriz y actualmente cuenta con equipos e instalaciones aptas para poder atender todo tipo de mercados relacionados, principalmente a las terminales automotrices y autopartistas. A fines de la década del 90, R.B. se jactaba de facturar más de 200.000 millones de dólares. “Nunca me perdonaron el éxito”, declararía más tarde Baccanelli refiriéndose a Techint, con quien entraría en una disputa comercial.

Hoy el Grupo R.B. cuenta con tres fábricas, en Buenos Aires, San Luis y Santa Fe. “Me da ganas de llorar cuando tengo que cerrar una planta”, declaró alguna vez el empresario. No habrá sido por los obreros que dejó en la calle ni por el trato que les dispensaba.

Roberto Baccanelli es, además, miembro del consejo de administración del Hospital Italiano, lo cual constituye toda una paradoja porque, para él, la salud y vida de sus obreros no vale nada.

En Ferrosider trabajan alrededor de 300 obreros en tres turnos, la mayoría jóvenes. Allí impera la dictadura patronal y los trabajadores no cuentan siquiera, con las medidas mínimas de seguridad. Los accidentes de trabajo graves son comunes.

Hace aproximados 15 días un joven trabajador de la planta de Pacheco perdió la vida.

A continuación reproducimos el testimonio de un compañero de la planta que nos cuenta como sucedieron los hechos.

“El muchacho estaba trabajando, escuchamos un ruido y cuando lo fuimos a ver con mis compañeros ya estaba dentro de un rollo de chapa. El accidente sucedió en una maquina que hace flejado, hay que ponerle una bobina de chapa para que trabaje. Eso se hace manualmente. La bobina lo chupó, quedó aprisionado ahí adentro. Con un par de compañeros tratamos de sacarlo, hicimos lo que pudimos…”

El compañero cuenta que en la fábrica no hay servicio médico, ni siquiera un enfermero. Solo algo llamado “primeros auxilios”, que en realidad es “una cajita con boludeces, que si te pasa algo, te tenes que curar vos o con tus compañeros”.

“Si el corte es muy grave llaman a un supervisor y bueno, te hace un papel y te vas. Pero si no lo consideran tan grave, te dan una cinta y listo: - dale, seguí trabajando. Siempre es así.”

La ambulancia tardó en llegar. “Para mi fueron 20 minutos (...) el pibe estaba ahí muriéndose desangrado…”

Ese no fue el único accidente grave. A un operario se le cayeron encima 1000 kilos y se salvó por casualidad. Otro perdió parte de su pierna, “se le cayeron 200 chapas con todo el filo ¡Le rebano el pie! ¡Quedo el botín ahí debajo de la pila y el pibe con los huesos al aire…fue horrible!”, cuenta el entrevistado indignado.

La reacción de los obreros

Luego del accidente, “vino un jefe y limpió un poco el lugar. Pero después nadie quería trabajar. Justo era un cambio de turno. Los muchachos de la tarde no estaban enterados, sabían que había pasado un accidente y nada más.

En eso vinieron los delegados, creo que hablaron con alguien de la UOM y les dijeron que los muchachos no querían trabajar porque el accidentado todavía estaba mal(...)

Se paró espontáneamente, un poco por la UOM, pero nadie quería trabajar. A la noche tampoco se trabajó.

Al otro día, una vez que el compañero ya había fallecido, vino el dueño a exigir que trabajemos. También vino gente de UOM, se armó un poco más de revuelo todavía y le empezamos a reclamar de todo”.

“Según los delegados, el dueño dijo que de todas las cosas que nosotros le reclamamos y le pedimos siempre, sabía solo el 10%.” Una excusa que a todas luces, suena ridícula.

Corresponsal Zona Norte

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