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EL “CASO JAMES” Y EL "MACRIGATE”

Movilicemonos contra el gobierno del espionaje y la represion

El “caso James” se está transformando en un verdadero “macrigate”. A partir de denuncias anónimas iniciales que avisaron de las pinchaduras telefónicas a Sergio Burstein y Carlos ˜ávila (basadas en insólitas denuncias judiciales), que llevaron a la detención de Ciro James, está saliendo a la luz todo el entramado de espionaje y represión montado por el gobierno de Macri. La pantalla de la actividad de espionaje de James era un contrato en el Ministerio de Educación de la Ciudad, mientras, de acuerdo a la versión oficial, esperaba su contratación oficial en la Policía Metropolitana. Se sospecha que en ese Ministerio habría otros 100 agentes de inteligencia encubiertos trabajando para Macri, cobrando $6.000 mensuales cada uno.

Christian Castillo

22 de octubre 2009

El “caso James” se está transformando en un verdadero “macrigate”. A partir de denuncias anónimas iniciales que avisaron de las pinchaduras telefónicas a Sergio Burstein y Carlos ˜ávila (basadas en insólitas denuncias judiciales), que llevaron a la detención de Ciro James, está saliendo a la luz todo el entramado de espionaje y represión montado por el gobierno de Macri. La pantalla de la actividad de espionaje de James era un contrato en el Ministerio de Educación de la Ciudad, mientras, de acuerdo a la versión oficial, esperaba su contratación oficial en la Policía Metropolitana. Se sospecha que en ese Ministerio habría otros 100 agentes de inteligencia encubiertos trabajando para Macri, cobrando $6.000 mensuales cada uno.

James era hombre de confianza del “Fino” Palacios, que debió renunciar a la jefatura de la nueva fuerza policial debido, entre otros puntos, a actividades de encubrimiento en el caso AMIA. James también está acusado de haber realizado tareas de espionaje contra estudiantes y docentes de la Ciudad, yendo personalmente a pedir información a los colegios y actuando como infiltrado en manifestaciones. La investigación judicial detectó 150 llamadas cruzadas recientemente entre James y el “Fino” Palacios, y también llamadas realizadas desde la celda correspondiente al Ministerio de Justicia, de quien depende la Policía Metropolitana. Como se ve un verdadero escándalo que, si bien involucra en primer lugar al Ministro de Justicia de la Ciudad, Guillermo Montenegro, al de Educación, Mariano Narodowsky, y a quien reemplazó a Palacios al frente de la Policía Metropolitana, Osvaldo Chamorro, golpea al gobierno de Macri en su conjunto. Está claro que quien pretende ser la encarnación local del primer ministro italiano Silvio Berlusconi, ha montado desde su llegada al gobierno de la Ciudad un aparato de espionaje y represión, a partir de la relación personal de Macri y otros de sus funcionarios con distintos miembros de las mafias policiales, empezando por el propio Palacios, quien tiene una larga relación con el Jefe de Gobierno. Ese aparato represivo, mientras se anuncia la salida a escena de la Policía Metropolitana para fines de noviembre, tiene ya actuando a la denominada Unidad de Control del Espacio Público (UCEP), que depende formalmente del Ministerio de Ambiente y Espacio Público, encabezado por Juan Pablo Piccardo. La UCEP es una fuerza parapolicial que se caracteriza por actuar como grupo de choque en diversos desalojos y contra personas en situación de calle, cuestiones por las que ha recibido numerosas denuncias. Una acción ligada a la privatización del “espacio público” de la Ciudad y los negociados inmobiliarios emprendidos por el macrismo. Por su parte, la Policía Metropolitana ha sido denominada por el propio ministro que la tiene a cargo como un cuerpo “antipiquetes”.

El doble juego del kirchnerismo

Los macristas han respondido al escándalo diciendo que James era un espía infiltrado de la Policía Federal en la Metropolitana y que podrían tener otros más adentro, con el fin de desacreditar al nuevo cuerpo represivo. Si bien esta acusación se parece más a un manotazo de ahogado que a otra cosa, es cierto que hay una fuerte interna entre ambas policías, ya que hay negociados varios que la Federal viene controlando con exclusividad y deberían ahora compartirse. Además en la Metropolitana revisten varios exonerados de la Federal, otras fuerzas de seguridad y de las propias fuerzas armadas. Y, también está el hecho relevante que una fuerza debe responder a las órdenes de un ministro kirchnerista, Aníbal Fernández, mientras la otra será controlada por el macrismo. Esto es un problema estructural, que deviene del hecho de que con la formación de la Metropolitana van a existir dos fuerzas policiales superpuestas en el mismo territorio, ya que la Ciudad de Buenos Aires es el principal territorio donde opera la Policía Federal (lo que complementa con delegaciones en las distintas provincias). Es así que estamos viendo las primeras expresiones de una puja que se va a volver inevitable cada vez que haya oposición entre la Casa Rosada y el gobierno de la Ciudad por quien tiene el control del aparato represivo (y los negocios asociados con el mismo) en la Ciudad de Buenos Aires.

Con el escándalo, representantes del kirchnerismo en la Ciudad han denunciado el espionaje y la represión del gobierno de Macri. Sin embargo, no debemos olvidar que fueron legisladores kirchneristas los que votaron favorablemente por la creación de la Policía Metropolitana y que legisladores relacionados con el kirchnerismo no bajaron a la sesión de la Legislatura en la que se pedía la interpelación a Narodowsky y Montenegro. A su vez, es la Policía Federal la que viene garantizando los desalojos y las represiones que tienen lugar en la Ciudad (recordemos su accionar junto a la Prefectura durante la lucha del Casino), y la SIDE es la misma cloaca de siempre. Para los trabajadores y el pueblo no hay policías “buenas” y policías “malas”. Ellas son siempre cuerpos represivos con el fin de garantizar la vigencia de este orden basado en la explotación del hombre por el hombre. Por ello estamos por su disolución, así como la de todo el aparato de inteligencia.

Organizarse y movilizarse contra el gobierno del espionaje y la represión

El “macrigate” es una nueva muestra de la podredumbre del régimen político, donde políticos capitalistas y empresarios tienen todo tipo de relación con espías y represores.

Desde el PTS hemos participado de las acciones que llevaron a la caída del “Fino” Palacios y venimos participando del espacio “La dignidad no se privatiza”, junto a diversas organizaciones sociales y políticas, reclamando la disolución de la UCEP y la Policía Metropolitana. Macri ha contado hasta el momento con la ventaja que le ha significado que las fuerzas del llamado “progresismo” (como las que se alinearon con Pino Solanas), que sacaron centenares de miles de votos en la Ciudad, no han llamado a ninguna lucha seria para enfrentarlo, limitándose a declaraciones y denuncias mediáticas. En el marco del actual escándalo, es preciso impulsar en las calles la acción de masas. Llamamos a la más amplia unidad de los sindicatos, empezando por los docentes, centros de estudiantes secundarios y universitarios y organizaciones políticas y sociales para lograr una masiva movilización en las calles de la Capital contra el gobierno del espionaje y la represión.

¡DISOLUCIÓN DE LA UCEP!

¡ABAJO LA POLICIA METROPOLITANA!

¡RENUNCIA YA DE NARODOWSKY, MONTENEGRO Y CHAMORRO!

Prensa

Virginia Rom 113103-4422

Elizabeth Lallana 113674-7357

Marcela Soler115470-9292

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