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Comunicados de prensa

EL GOBIERNO Y LA INTERNA PERONISTA

Movidas para coronar al Presidente como jefe del PJ en noviembre

Prensa PTS

10 de agosto 2004

Cada día que pasa, crece la presión de una parte del entorno de Néstor Kirchner para que el Presidente acepte la titularidad formal del Partido Justicialista, según fuentes de la Casa Rosada. El propio Kirchner viene haciendo gestos de conciliación y acercamiento con su partido. Para muchos, prepara el terreno para un desembarco partidario que él concibe sólo como un paso consensuado, acordado con los caciques. Eso podría suceder en noviembre próximo.
Esa intención de buscar consensos parece ir en contra del estilo confrontativo que muestra el Presidente en otro temas. Pero dice algo más. Habla de que Kirchner mantiene intacta la convicción de hace más de un año, cuando era un candidato más del PJ: que no irá, aun sabiendo que gana, a un proceso de elecciones internas que sea sangriento y desgastante.
Cuando acepte la invitación al liderazgo partidario que le hacen desde Eduardo Duhalde a los "gordos" de la CGT, lo hará con la condición de ser proclamado en un Congreso Nacional del PJ que refleje cierto grado de unidad interna. O sea, todo lo contrario de lo que pasó en el último cónclave, en marzo, cuando saltaron las diferencias entre el kirchnerismo y el resto del peronismo que se habían intentado maquillar para la ocasión.
"Los desencuentros partidarios nos trajeron dolores de cabeza", aceptó la semana pasada Kirchner en Chacabuco, Buenos Aires, territorio duhaldista.
En la lógica del Presidente, según fuentes oficiales, la "unidad" implica que él tenga el derecho a vetar algunas presencias. Es mucho más que una cuestión de imagen, de mostrar otro perfil del peronismo posmenemista, como aseguran algunos de sus colaboradores.
Las fuentes consultadas por Clarín aseguraron que Kirchner buscaría alejar de los lugares de decisión partidaria a los hombres que él cree que intentarán condicionar o direccionar su acción de gobierno.
Está claro: el Presidente, aunque tal vez necesite de él, no confía en el PJ, en términos de los dirigentes que lo comandan. Y, algo muy importante para el santacruceño, cree que aceptar el cargo que ostentó hasta hace un par de años Carlos Menem lo alejaría de la clase media urbana que lo respalda desde el inicio de su gestión.
Hay otra cuestión que imaginaría Kirchner para un eventual peronismo bajo su mando. Además de esa depuración de caciques, apuntaría a la apertura partidaria. Ese aparece, hoy por hoy, como el nudo del acuerdo que se está tejiendo. El Presidente pretende el ingreso a Matheu 130 de soldados leales que ahora son repelidos por las estructuras tradicionales del PJ, como el duhaldismo.
No serían los transversales no peronistas ese recambio posible, un escenario inimaginable. Pero sí la legión de hombres y mujeres con pasado justicialista y presente crítico de las figuras conservadoras del PJ.
Kirchner, según un ministro que lo conoce mucho, no ha dejado de lado su proyecto de transversalidad, ese armado heterogéneo de perfil progresista que irrita a los peronistas tradicionalistas. Esto no es, explicó, necesariamente contradictorio con la idea de avanzar hacia la jefatura del peronismo.
En todo caso, abundó la fuente, se ha dado cuenta el Presidente de que los transversales no han podido juntar poder real, presencia territorial e institucional seria y que, por todo esto, acaso necesiten más tiempo para crecer como opción.
 
 

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