Recientemente un informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) señala que una de cada seis personas se enferma por las consecuencias que sufre por maltrato/violencia laboral en su lugar de trabajo, proceso al que denominan “mobbing”, definiéndolo como “acoso moral o psicológico en el trabajo”. Los especialistas señalan que como consecuencia del mobbing los trabajadores/as pueden sufrir trastornos psíquicos y físicos que van desde la gastritis, insomnio, depresión, hasta aumento de la presión arterial, que pueden terminar en infartos, lo que puede causar la muerte e incluso cuadros depresivos que derivan en el suicidio. En un estudio llevado adelante en España, muestra que sólo en ese país entre 10 y 15% de los suicidios que se cometen tienen su origen, directo o indirecto, en una situación de acoso psicológico o mobbing. En ese mismo país más de dos millones de trabajadores son víctimas de este tipo de acoso. En el mismo estudio surge que el mobbing lo ejercen principalmente los jefes en un 74% de los casos. La apatía, la tendencia a la depresión, los dolores psicosomáticos, la irritabilidad, el insomnio, las cefaleas y el deterioro de las relaciones familiares, son algunas de las consecuencias del acoso moral en el trabajo. De esta forma se reconoce que este proceso daña directamente la salud de miles de trabajadores y trabajadoras en todo el mundo, quienes por miedo a perder el trabajo, soportan durante años este maltrato que los afecta.

¿La Epidemia del Siglo XXI?

Varios autores se han referido a este fenómeno como la “epidemia del siglo XXI”, como si se expandiera por obra y arte de la naturaleza. Esta afirmación oculta que la violencia laboral es un fenómeno conciente, cargado de intencionalidad, producto del sistema de explotación capitalista. Una herramienta más con la que cuentan las patronales para reforzar su poder sobre los trabajadores, y reproducir la infelicidad entre los explotados. El mobbing es un proceso que excede la situación individual de un patrón malo o un jefe acosador, es una faceta más del proceso necesario para someter a los trabajadores/as al “orden” de los patrones. Tiene el objetivo de disciplinar y aportar a la explotación de los trabajadores dañándolos en su autoestima y su capacidad de reacción. No verlo desde esta perspectiva integral impide visualizar la génesis de la violencia laboral, que se lleva adelante mediante infinidad de formas sutiles y ocultas. La violencia laboral no es una pandemia natural, es hija del sistema capitalista.

El mobbing no es un fenómeno nuevo, sino que lo novedoso es que se lo sacó a la luz, como una problemática que daña la salud de quienes lo padecen y se ha planteado en gran cantidad de demandas judiciales.1 De esta forma se lo saca del ámbito de lo privado y clandestino (de lo que se valen los acosadores) para ser un tema del que se empieza a hablar, con el cual miles de trabajadores/as se sienten identificados y que reconocen como un problema a enfrentar. Y en ello está la clave, en hacer visible el maltrato que se encuentra naturalizado por las cada vez peores condiciones de vida y de trabajo. Ello es fundamental para frenar el daño que genera en la salud de miles de trabajadores/as, por eso la respuesta tiene que ser la organización, la confianza en nuestras propias fuerzas, que se acrecienta con la más amplia unidad para enfrentarlo.

Un ejemplo de lucha contra este acoso laboral

Claudia Barrionuevo, Psicóloga del Hospital de Junín de Los Andes, durante largo tiempo fue víctima de esta política de maltrato y acoso laboral (mobbing) por parte de las autoridades del Hospital y de la Subsecretaria de Salud de Neuquén, mediante el cual intentaron disciplinarla y que le provocó una situación de alto nivel de stress post traumático. Claudia no se resignó y decidió iniciar una lucha contra esta situación, para lo cual, con el patrocinio de los abogados del Ce.Pro.D.H. Ivana Dal Bianco y Leopoldo Denaday, interpusieron una acción de amparo contra la provincia del Neuquén solicitando el cese del acoso laboral, a la par que junto con otras organizaciones, como la agrupación Violeta Negra de Salud, Mudesvi, iniciamos una campaña de denuncia de esta situación en los mismos Hospitales, llamando a los trabajadores y trabajadoras a confiar en sus fuerzas y organizarse para pararle la mano al maltrato laboral.

Luego de cuatro años, por primera vez en el país, la Justicia laboral condenó a la Provincia del Neuquén por acoso laboral, haciendo lugar a la demanda. Consideramos que el fallo es producto de la lucha de Claudia y de las organizaciones solidarias, y que es un aporte trascendente, pues al condenarse a un Estado y no a sujetos individuales, se reconoce al maltrato laboral como una política de Estado. Queremos reivindicar a Claudia, que se levantó y luchó contra el ataque a ella, y en ella, a miles.