Soy Carla Lacorte, integrante del CeProDH y miembro del PTS. El 1 de junio de 2001, cuando bajaba en Quilmes del colectivo en el que volvía de la facultad, fuí baleada por el oficial José Salmo de la Comisaría Sexta de Ezpeleta que me disparó por la espalda acusándome de "campana" de un robo que se había perpetrado momentos antes.
Estuve al borde de la muerte, pero sobreviví, aunque quedé paralítica. Puedo decir que soy la única víctima viva del gatillo fácil policial. Mientras tanto mi verdugo, porque esa fue su intención, matarme, se encuentra libre, en funciones y portando un arma, poniendo así en juego la vida de miles de trabajadores y jóvenes.
Que Salmo hoy esté libre no es una casualidad. Esta situación responde a un verdadero matrimonio entre la policía asesina, justicia cómplice y políticos de "mano dura" por el que más de 1.300 casos de gatillo fácil hoy se encuentran en la más absoluta impunidad.
Por eso tampoco es una casualidad que se sigan produciendo casos como el ocurrido el fin de semana pasado cuando un joven trabajador de Wilde fue baleado por un policía para robarle el sueldo.
Hoy más que nunca es el momento de unirnos todos, los familiares de las víctimas, los organismos de derechos humanos, las organizaciones de trabajadores ocupados y desocupados, todas las víctimas de la represión, para acabar con este flagelo mediante nuestra lucha y movilización independientes e imponer así el juicio y castigo a todos los genocidas.
En poco tiempo se llevará a cabo el juicio oral por mi caso. El Fiscal Pelayo y el Juez Nolfi de Quilmes se han negado a realizar pruebas fundamentales que demuestran la responsabilidad de la policía a pesar de reiterados pedidos realizados por mis abogados. Es obvio que quieren absolver a Salmo en forma definitiva. Por eso les pido que nos acompañen en las movilizaciones que llevaremos adelante.
JUICIO Y CASTIGO PARA TODOS Y CADA UNO DE LOS ASESINOS DE GATILLO FACIL.