El unico reclamo que hizo Hugo Moyano en el acto del 29 de abril, el proyecto de Ley del diputado Héctor Recalde de “reparto de las ganancias” de las empresas para una capa alta de los trabajadores, fue desestimado por CFK al día siguiente. Cristina pretende un acuerdo de los sindicatos negociado con las cámaras patronales en el “diálogo social”, atado a la productividad de las empresas, es decir, que en momentos de baja se transforme directamente en la “socialización de las pérdidas”.

Mientras el monopolio Techint ni siquiera permite que los chicos de La Cámpora calienten la silla en su directorio, donde el gobierno reclama puestos por las acciones de la Anses y Paolo Rocca propone comprarlas para sacárselos de encima, el jefe de la CGT usó la tribuna para desparramar la idea de que, mediante una ley, los capitalistas van a aceptar repartir, aunque sea “un pedacito” como dice Moyano, de sus ganancias (¡Y después dicen, los peronistas, que la “utópica” es la izquierda..!) Ante la amenaza a sus fortunas y propiedades en los años ‘70, los Rocca de Techint y las multinacionales automotrices como Ford que hoy son el alma mater del “modelo industrial” de los K que deberían repartir dividendos como quiere Moyano, no dudaron en montar campos de concentración en sus propias plantas para que los esbirros de Videla y compañía torturaran a delegados y activistas, ahí nomás, cerquita de donde las líneas de producción seguían funcionando a todo lo que da para extraer millones de la explotación obrera. Actualmente, el delegado de base de TENARIS /SIDERCA, nuestro compañero Guillermo Bentancourt, sufre la persecución y amenaza de desafuero por parte de la patronal de Techint ...¡por encabezar un módico reclamo salarial junto a sus compañeros!

A este “poder real” de los grandes capitalistas no le hacen mella los discursos de Moyano. Por el contrario, fue la fuerza de los obreros petroleros de Santa Cruz los que desbarataron el tope salarial que Repsol, Panamerican Energy y las multinacionales de hidrocarburos habían arreglado con los jefes de la CGT, y se necesitó que se rebelaran contra la burocracia del gremio que debió ser desplazada después de más de 26 días de huelga dura. Lo mismo demuestran los tránsfugas privatizadores de Metrovías –socios de Pedraza en la UGOFE ferroviaria- que sólo accedieron a otorgar el aumento salarial después que los delegados del subte anunciaran el paro de todas las líneas. En cambio, luego de la “gran demostración de fuerzas”, como autodenomina la CGT al acto de la 9 de Julio, la presidenta lo recibió en la Rosada, como a un “león herbívoro”, y le volvió a pedir “moderación” (¿más?). Mientras, el Ministro Tomada dijo que la ley de “reparto de ganancias” que Moyano pidió que sea tratada cuanto antes, quedaría “para más adelante” (“un amigo” que le devuelve la gauchada del apoyo de Moyano a Boudou como candidato peronista en la capital en la interna con el ministro de Trabajo). Es evidente que la “central obrera” no solamente dejó de lado, hace rato, el reclamo de los millones de trabajadores en negro y tercerizados (no por nada la patota asesina de la UF respaldó con su presencia “la fiesta del trabajo” de la CGT) sino que, además, su única propuesta para una minoría de la clase trabajadora es pura demagogia para que voten a CFK con expectativas de mejoras. Al revés, los preparativos de las patronales de la UIA y la AEA muestran que los trabajadores necesitarán luchas más decididas, gane quien gane en octubre de 2011.

En el campo opositor, cambió el escenario político con la movida de la UCR encaminada a una alianza con De Narváez en la provincia de Buenos Aires. Si todo les sale bien, Macri se bajaría a pelear por mantener la Capital, dejándole el terreno despejado a una fórmula opositora encabezada por Alfonsín. “Ricardito” disputa con Solanas los favores de Binner que deshoja la soja para definir si encabeza el “espacio progresista” con Margarita Stolbizer en la provincia de Buenos Aires y Pino en Capital, o acompaña a la UCR recibiendo los votos de la colectora de la derecha bonaerense que lidera el empresario colombiano. En el revuelto, el pinosolanista santafesino Eduardo Buzzi de la Federación Agraria, que una semana atrás estuvo en el acto de asunción del oficialista De Mendiguren en la jefatura de la UIA, ahora se reunió, también él, con De Narváez para discutir “como volver a darle dignidad a los pueblos del interior”. Los opositores copiarían así la maniobra del gobierno de presentar una fórmula nacional con tintes de centroizquierda para hacer pasar en las provincias a los monstruos fríos del pejotismo menemista. Si el socialismo sojero de Binner no acompaña, el vice de Alfonsín podría ser un K de los primeros días: Roberto Lavagna u otro del peronismo disidente. De concretarse la jugada radical, incitada por el establishment para presentar una fórmula presidencial unificada que polarice con Cristina, se abre la posibilidad de que la oposición patronal pueda superar el 30% de los votos aspirando a una segunda vuelta que, de darse, tendría un final impredecible. Pero no tan impredecible como la suerte de un nuevo presidente que, si gana, debería hacer equilibrio en una coalición entre los radicales, sectores del peronismo disidente y los amigos de Macri. ¡Otra que el desgobierno entre los del Frepaso y De la Rúa en la Alianza anti-menemista!

El Frente de Izquierda y los Trabajadores que hizo su presentación el 1° de Mayo en Plaza de Mayo, y con actos en otros puntos del país como Córdoba, Tucumán y Neuquén, es la alternativa de la independencia de la clase trabajadora en el escenario político nacional. Particularmente en Neuquén, la dirección del Sindicato Ceramista que impulsa y encabeza la lista de diputados provinciales, atrajo al frente único a la seccional capital de ATEN, el gremio docente, y a los hospitales en lucha que votaron en asambleas su participación en un acto común donde hablaron los dirigentes sindicales y los voceros de la izquierda. La constitución del frente y la fórmula presidencial integrada por el Partido Obrero y el PTS ha despertado entusiasmo en los trabajadores que se expresan en el sindicalismo de base antiburocrático y antipatronal, en los miles de estudiantes que fueron el motor de las tomas por la educación pública y en sectores de la intelectualidad de izquierda. Para el PTS esto sólo es una pequeña base inicial para convocar a una campaña militante con el objetivo de extender ampliamente la influencia de las ideas y el programa de la lucha de clases, contra la colaboración con el capital que hoy permea a todas las capas sociales pero que será puesta en cuestión en un futuro próximo. El Frente puede permitir un diálogo de masas con millones de trabajadores que sienten un rechazo visceral a los burócratas sindicales, y donde los dirigentes obreros del PTS han aumentado su influencia en grandes gremios como la alimentación, gráficos o ferroviarios, pero que todavía no rechazan políticamente a sus mandantes del gobierno. El Frente de Izquierda puede permitir que- ante las variantes gelatinosas de la centroizquierda estudiantil que tienen como lema “ni tan K ni tan troskos”- el movimiento estudiantil independiente adopte una definición seria, y sin medias tintas, en el gran evento político de masas que será la elección presidencial. El Frente de Izquierda, para el PTS, es una gran herramienta de táctica política para la preparación de los próximos combates, para fortalecer una corriente de miles que ganen peso y simpatía en una franja de los sindicatos, las universidades y los barrios populares que sirva de punto de apoyo para construir un partido para vencer.