por Alejandro Camac

El diario porteño El Cronista (3/12) publicó la nueva curiosidad del mercado mundial: “La próxima gran burbuja podría ser la menos esperada: el ajo es la nueva joyita de los especuladores...Y en el caso de China, la especulación forzó un aumento espectacular en los precios del ajo al por mayor.” (...)

Los exportadores mendochinos

El éxtasis de los señores del ajo cuyanos ya se había logrado escabullir en noviembre cuando Los Andes anunció: “El ajo arrancó con los más altos precios de la década. Los valores quintuplican a los de la campaña pasada, debido a que hay demanda y la superficie cultivada es un 31% menor. (…) la producción de ajo morado de la zona centro y noreste de la provincia alcanzó un precio promedio de $ 1,97 por kilo (…) Un valor que no deja de llamar la atención, ya que resulta ser, nada más ni nada menos, que un 432% superior al que alcanzó este mismo producto al inicio de la cosecha pasada cuando rozó apenas los $ 0,37 por kilo.” (Los Andes, 10/10)

Claramente la retirada del ajo chino de los océanos, disparó la demanda internacional del ajo local con hectáreas diezmadas por la crisis del año pasado. La pregunta es ¿cuánto durará? Las increíbles bases especulativas de la burbuja china pueden disparar, tras su estallido, una política asiática exportadora mucho más agresiva que la que vimos el año pasado, con efectos catastróficos para los obreros ajeros y su familias.

Aserrín, aserrán… los ajeros de San Juan

Los empresarios Sánchez, Chiappinoto y Spitalieri, tan hábiles para llorar miseria cuando sube 5 centavos el precio de un precinto, o deben aumentar 20 centavos el precio de la caja para los empleados; hoy buscan cerrar sus negocios en silencio, pero las verdaderas productoras, las obreras ajeras, se niegan a cobrar la misma miseria que hasta ahora. “Unas 4.000 mujeres son ocupadas cada año para realizar el empaque de ajo en San Juan (…) La Cámara de Ajeros asegura que este año, como consecuencia de la implementación del régimen de Asignación Universal por Hijo se reducirá en un 30% la mano de obra femenina por miedo a perder el plan.”

El plan de la patronal para reclutar manos suficientes para las faenas es concreto: “El 80% del total de personas que se utilizan para el empaque de ajos son mujeres. A lo largo del tiempo hemos comprobado que trabajan con más cuidado y dedicación (…) Con la mala implementación de las políticas sociales por parte del gobierno termina sucediendo esto. La gente tiene un plan social y no quiere trabajar, porque en muchos casos ni les conviene hacerlo” (…) “Si no llegan los trabajadores ‘golondrinas’ estamos fritos” (Diario de Cuyo, 29/10). ¡Que vil es la sinceridad de su naturaleza esclavista!

Golondrinas, terminar con la esclavitud

En los últimos años los funcionarios del gobierno argentino y boliviano han demostrado una total impotencia, cuando no una complicidad directa, frente a los señores del ajo y los esclavistas del campo cuyano donde los peones son llevados indocumentados, encerrados y sometidos a esos patrones. La colectividad boliviana y del norte del país, sometidos a las peores condiciones de explotación tienen ahora un lugar donde organizarse: el Sindicato de Trabajadores Ajeros y afines (Si.TRA.Aj), creado para luchar contra esta situación y preparar los combates que sean necesarios, para conquistar el blanqueo de todos los empleados temporarios y guarderías obligatorias en todas las fincas y galpones para liquidar la explotación infantil. Sólo así los esclavistas estarán como se merecen: “fritos”.