logo PTS

Nacional

(Exclusivo en internet)

Mariano Ferreyra y el duelo mediático

El asesinato de Mariano Ferreyra a manos de la burocracia de la Unión Ferroviaria fue el tema central en los medios hasta que se conoció la muerte de Néstor Kirchner. La difusión otorgada al caso se inscribe en la actual disputa entre el gobierno y la oposición patronal, lo que ha dado lugar a distintas versiones del hecho.

PTS

28 de octubre 2010

Mariano Ferreyra y el duelo mediático

Según fuentes oficiales

Apenas fue asesinado Mariano Ferreyra, los medios alineados con el gobierno nacional salieron desesperados a intentar mostrar que nada de lo ocurrido manchaba siquiera un poco al propio oficialismo. Lo que habitualmente se conoce como “cola de paja” en este caso iba a llegar un extremo tragicómico. El propósito era tratar de explicar que detrás del asesinato de Mariano estaba el duhaldismo y demostrar que José Pedraza no tiene absolutamente nada que ver con Hugo Moyano.

Así lo hizo la noche del mismo miércoles 20 el vocero gubernamental televisivo 678, que en una verdadera operación de prensa (nada que envidiarle a Clarín) (1) llevó a sus estudios a Oscar Parrilli, Secretario General de la Presidencia. Con la noticia de la muerte de Mariano aún caliente, los propagandistas K hasta se animaron a truchar notas de otros medios (El Cronista) (2) para asociar a Pedraza con Duhalde y separarlo de Moyano. Versión que al otro día debieron abandonar (ante lo burdo de la operación) obligando al mismo Aníbal Fernández a declarar, como tímida voz oficial, que para él Duhalde no tenía nada que ver en el asunto.

Que Duhalde esté involucrado no sorprendería. Pero menos sorpresiva aún debería ser la estrecha relación de Pedraza con Moyano y la CGT. Y justamente a negar esa relación añeja entre los burócratas se abocó el oficialismo televisivo, radial y gráfico. Para los columnistas de Página/12, por ejemplo, “no es pertinente” la comparación entre el jefe de la UF y el secretario general de la CGT y presidente del PJ bonaerense. Según Horacio Verbitsky, “tan ostensible mistificación sólo se sostiene desde el prejuicio clasista contra los feos, sucios y malos” (3). Si bien eso puede caberle a medios burgueses como Clarín, Perfil o La Nación, poco le importa a los escribas oficiales que, lejos de todo mito, sean los mismos clasistas de la Lista Bordó los que desde hace años vienen denunciando los lazos que unen a Pedraza con Moyano, tan evidentes como que la misma Presidenta los igualó al ejemplificar el “modelo sindical que hay que defender” (4).

Al frente común de los medios oficialistas para cubrir cualquier intento de vinculación del gobierno con los asesinos, se sumó la “convicción” de esos mismos medios de que la Justicia llegará hasta las últimas consecuencias en la resolución del caso. Tratan de reforzar la idea de una supuesta voluntad justiciera del Estado, que sin embargo dista mucho de poder fundamentarse seriamente. Allí están las decenas de casos de aprietes y matonaje de las burocracias sindicales (de la CGT y también de la CTA) nunca resueltos ni esclarecidos. Para no hablar de las desapariciones de Julio López y Luciano Arruga y del asesinato de Silvia Suppo. Tanta confianza en la “Justicia” suena más a intento de salvar al gobierno que otra cosa.

Y como broche de operaciones periodísticas, allí está el filósofo José Pablo Feinmann. También desde Página/12, el domingo el escritor se despachó con una diatriba contra “el uso político de los muertos”, reeditando sin pudor la nefasta teoría de los dos demonios al afirmar que quienes militan en la izquierda clasista son casi tan culpables como quienes los matan salvajemente defendiendo sus privilegios burocráticos. Así, el ilustre pensador kirchnerista exculpa al gobierno que le paga el sueldo, reforzando de paso la versión de que Mariano es un cadáver que Duhalde le tiró al Gobierno y no una víctima de un régimen social y político (gerenciado por el kirchnerismo desde hace más de 7 años) que tiene a esos asesinos como aliados.

La versión extra-oficial

Los medios que forman parte de la oposición patronal dieron mucho espacio a este asesinato, con dos objetivos: por un lado, dejar pegado al gobierno con el crimen, y por el otro, reforzar el discurso contra la organización de los trabajadores y el sindicalismo en general.

Perfil publicó fotos de Cristian Favale (uno de los principales acusados) con los ministros Boudou y Sileoni, y con la periodista Sandra Russo de 678. Éstas fueron reproducidas por todos los medios anti-k, poniendo en una situación muy incómoda tanto a los funcionarios como a la que viene siendo una de las principales voceras de la política gubernamental desde el Canal 7. Clarín pocas veces estuvo tan atento al minuto a minuto de un crimen político como esta vez, logrando incluso entrevistas exclusivas con acusados antes de que se entregaran a la Justicia. Hasta la paqueta señora de los almuerzos, Mirtha Legrand, se preguntó al aire cómo el gobierno permitía la existencia de estos manejos en los sindicatos y pareció preocuparse hondamente por la situación de los trabajadores tercerizados. Todo este circo poco tiene que ver con una búsqueda real de justicia, sino que es un capítulo más en la guerra entre gobierno y oposición, en que aprovechan la ligazón de Moyano con la Unión Ferroviaria para golpear por elevación al oficialismo, al ser el camionero uno de sus aliados más fuertes.

Resulta escandaloso que ahora estos medios simulen sorprenderse por la existencia de trabajadores precarizados y contratados en el ferrocarril, cuando ellos mismos promovieron con todo las privatizaciones menemistas. Además de ser ellos mismos grandes empleadores de mano de obra precarizada en la forma de “colaboradores” sin relación formal, a quienes despiden y amedrentan cuando intentan organizarse (como hizo Clarín históricamente, impidiendo que existan comisiones internas o delegados en su plantel). Para esto, los medios contaron siempre con la inestimable complicidad de la UTPBA (sindicato de prensa nucleado en la CTA), que no sólo traicionó en todos y cada uno de los conflictos en diarios, radios y canales de los últimos años, sino que llegó a agredir con sus “muchachos” a delegados de base que defendían a sus compañeros ante despidos.

Ante este asesinato, los medios utilizaron nuevamente el discurso habitual ante cada lucha obrera o estudiantil: que toda forma de protesta está íntimamente ligada con la violencia, poniendo en igualdad de condiciones a los que sufren los ataques de las patotas o de las fuerzas represivas por exigir sus legítimos derechos, y a quienes los agreden. Ocultan así que estos últimos no son “locos sueltos” sino parte necesaria del aparato de la burocracia para mantener bajo control a los trabajadores, según las necesidades patronales. Esta criminalización de la protesta, utilizada tanto por estos medios como por los distintos gobiernos, no es novedosa. Ya lo denunciaba Rodolfo Walsh en ¿Quién mató a Rosendo? (5), cuando La Prensa (importante diario burgués) derramaba ríos de tinta para quitar legitimidad a toda forma de lucha y organización sindical en la década del ‘60. ¿Qué es lo que hicieron sino durante estos años Clarín, La Nación, C5N y otros ante distintos ataques de patotas a trabajadores? Los mostraron como “enfrentamientos” o “internas” sindicales: en el subte, el Indec, el Hospital Francés, el Casino flotante... y la lista sigue.

Mariano, presente

La reciente muerte de Néstor Kirchner, a una semana del asesinato de Mariano Ferreyra, ya inundó las páginas y pantallas de los medios masivos. En apenas una semana el caso de Mariano había destapado parte de la estructura que sostiene las condiciones laborales precarizadas de gran parte de los trabajadores en Argentina, en la cual empresarios, burocracias y Estado co-participan para aumentar ganancias bajando lo más posible el costo laboral.
Como es costumbre para los medios, tanto oficialistas como opositores, estatales o privados, la “dinámica de la información” hará que el caso de Mariano pase a un segundo, tercero o cuarto plano en la agenda pública. Invalorable favor para los asesinos y sus cómplices, que tendrán más tiempo para afinar sus coartadas, eliminar pruebas y hasta comprar impunidad.

La lucha para que se esclarezca el crimen de Mariano y haya castigo a los culpables dependerá, ahora más que nunca, de la movilización popular y la acción decidida de todos los trabajadores y estudiantes que, como él lo hizo, luchan cotidianamente contra la explotación y la opresión de este sistema. 

Prensa

Virginia Rom 113103-4422

Elizabeth Lallana 113674-7357

Marcela Soler115470-9292

Temas relacionados: