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A PROPOSITO DE UN SUPLEMENTO ESPECIAL PUBLICADO EN EL DIARIO DE FRANCISCO DE NARVAEZ

Manual para el buen patrón en tiempos de crisis

El lunes 16 de marzo aparecía en El Cronista Comercial, prensa de la City porteña propiedad del PRO-peronista Francisco De Narvaez, un Suplemento Especial titulado “El delicado arte de negociar salarios en plena crisis”.

Hernán Aragón

19 de marzo 2009

El lunes 16 de marzo aparecía en El Cronista Comercial, prensa de la City porteña propiedad del PRO-peronista Francisco De Narvaez, un Suplemento Especial titulado “El delicado arte de negociar salarios en plena crisis”.

“A Dios gracias” todavía existen personas sensatas, estudiosos de las relaciones laborales, consejeros “escrupulosos”, que se toman la tarea de enseñarle al empresariado el modo más adecuado para lidiar con sus obreros.

¿Cuándo se logrará valorar plenamente la tensión que afronta esa gente de noble profesión? El medio para el cual trabajan suele ser despiadado, y por más que se rompan la cabeza, muchas veces sus fórmulas son desoídas y sus papers arrojados a la basura.

Pero ¡qué sería de todos nosotros si no existiera la labor caritativa de esos auténticos personal trainners de gerentes de multinacionales y jefes de Recursos Humanos! ¿Acaso esos consultores libran una batalla contra las prácticas neoliberales y contra toda una tradición que ellos mismos promovieron? Su misión actual parece ser la de implantar en el sentido común patronal la utilización de métodos mas “eficaces” para lograr una “armónica” explotación del trabajo.

“Un gerente (...) que negocia con el sindicato ‘a cara de perro’ y logre, de esa forma, bajar dos puntos el pedido de aumento salarial podía ser en otros tiempos el prototipo del buen negociador. Pero ya no lo es”, advierten.

Preocupados por los tiempos de crisis, los especialistas se preguntan: ¿qué sucedería si fueran los obreros quienes comenzaran a “ladrar” más fuerte? Fanáticos de la prevención, se esmeran en ofrecer una serie de medidas para el patrón responsable.

Para la gran mayoría el ABC consiste en ganarse la confianza del sindicato. Es que “pequeñas ‘victorias’ de corto plazo –como sostiene Carlos García Santas, titular de la consultora que lleva su apellido y ex director de RR.HH. de Massalín- pueden pagarse muy caras en el futuro...”.

Censurando la tentación de la práctica antisindical, los consultores advierten que la mayoría de los sindicatos no son necios. Ponen como ejemplo el caso de las grandes automotrices o el de Siderar, donde con la ayuda del SMATA y la UOM “hasta se llegó a acuerdos de bajas nominales de salarios como única forma de evitar pérdidas de miles de empleos”.

Sensibles a la existencia de problemas que trascienden la buena predisposición sindical, no tardan en ofrecer respuestas para aquellos casos. La comunicación y la integración del personal es indispensable “para que puedan involucrarse y vivir en carne propia cómo la compañía está siendo afectada por la crisis”. “Comunicar es escuchar”, y siempre es mejor que el desgraciado se entere de que se queda en la calle por el gerente y no por los diarios (afirman, por supuesto, con un tono más académico).

El cuidado de las formas y los buenos modales es otro punto fundamental. Así lo entiende Guido Samelnik, director de GL Health & Coaching Consulting, quien de modo pedagógico les inculca a sus obstinados clientes el deber de mostrarse creíbles. “no es verosímil que haya una crisis si cambian el modelo de su auto, organizan eventos caros o gastan mucha plata en publicidad”.

Por estos días las paritarias se convirtieron en un tema favorito. “¿Conviene anticiparse a las demandas gremiales, para ganarles de mano (a los sindicatos), o es mejor esperar?”, se preguntan los expertos en la materia. La conclusión es uniforme: debe dejársele lugar al sindicato para que efectúe su demanda. Silvana Cerini, especialista en Negociación de Conflictos, aclara que las empresas no deben ver a los sindicatos como enemigos, sino como “socios en los negocios”.

Para convencer a los empresarios más inflexibles algunos consultores recurren a anécdotas, como la confesión hecha por un delegado gremial: “este paro que estamos haciendo no es contra la empresa, pero un parito de vez en cuando tenemos que hacer, sino nos van a decir que estamos comprados por ustedes”.

Diego Serrano (quien asesora a unos cuantos gremios y en su momento lo hizo con la CGT de Hugo Moyano) se lamenta de que los empresarios “no se dan cuenta que si les dan mejores condiciones de trabajo, después no tienen que pasarse horas discutiendo sobre el salario”.

Pero todos aconsejan que antes de emprender cualquier negociación es mejor cerciorarse sobre qué hará el Ministerio de Trabajo y tener en cuenta si existe conflictividad entre la conducción gremial y la comisión interna. En estos casos se aconseja hacer un equilibrio entre ambas partes, pero sin perder de vista que una de las claves “es siempre darle algo de ganar a la comisión interna; de lo contrario, perderían prestigio y otro peor podría ocupar su lugar”.

El caso del subte resuena como una alerta: “El conflicto desatado en Metrovías, por ejemplo, se les escapó de las manos” por dejar crecer a un cuerpo de delegados que no responde a la UTA. Así lo afirma un directivo, quien dice haber pasado por una situación similar: “Yo tenía una comisión interna del sindicato de obreros, que no le respondía al secretario de la seccional, y la empresa estaba en el medio. Si le concedía algo a la comisión interna, se enojaba el de la seccional; así que debía navegar a dos aguas, para no enemistarme con uno ni con el otro. (...) Aún en tiempos del legendario Augusto Timoteo Vandor, había ciertos sectores de la Unión Obrera Metalúrgica que no le respondían, pese a que era considerado un prócer por muchos”.

La lección ha sido impecable. Siguiendo sus consejos, el patrón podrá echar trabajadores, reducir los costos laborales y aumentar la productividad.

Por si acaso alguien dudara de los cambios propuestos, con un último consejito compinche el consultor trata de demostrar que todo es por el bien empresarial: “Siempre tenés que darle algo de ganar a los muchachos. Pero, por ejemplo, si vos pensás en no despedir a nadie, podés usar esa carta diciendo que, por ahora, no podés dar un aumento, pero que a cambio no habrá desvinculaciones”.

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