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MOVIMIENTO OBRERO

EL GOBIERNO NACIONAL CONTRA LOS FERROVIARIOS

Maniobras distractivas de Randazzo

Como era previsible, Randazzo comenzó a utilizar las cámaras que instaló en los trenes para seguir su campaña de desprestigio contra los trabajadores ferroviarios.

Pablo Villalba

1ro de agosto 2013

Maniobras distractivas de Randazzo

Como era previsible, Randazzo comenzó a utilizar las cámaras que instaló en los trenes para seguir su campaña de desprestigio contra los trabajadores ferroviarios.

Todo su accionar se orienta a evadir la responsabilidad del gobierno nacional y las empresas concesionarias en las masacres de Once y Castelar, y culpar a los maquinistas. Sigue ocultando que lo que pone en riesgo la vida de usuarios y los ferroviarios es la falta de inversión y el estado de deterioro de las formaciones e infraestructura, donde la plata de los subsidios es para enriquecer a empresarios como los Roggio o Romero, en vez de hacer inversiones básicas como sistemas de frenado automáticos, por si falla el maquinista. Si éste sufre una descompensación o algo similar, nada detiene la marcha del tren, y ese es sólo un problema entre los innumerables que existen después de décadas de vaciamiento.

Los discursos de Randazzo huelen a odio antiobrero. No habla así de Ricardo Jaime, que esta semana volvió a ser beneficiado por la Justicia: la Cámara de Casación está haciendo lo posible para que algunas de las causas que tiene por corrupción prescriban. A Jaime las empresas que debía controlar le pagaban, entre otras cosas, alquileres y viajes en aviones privados.

Ahora Randazzo anunció un aumento de las medidas de control sobre los trabajadores, pero todos sabemos que así no va a solucionarse la crisis del ferrocarril. ¿Quién controla a los funcionarios de transporte, que a su vez no controlan a las empresas concesionarias? Hay un laberinto de organismos de control y ejecución que lo único que hacen es hacer la vista gorda ante el incumplimiento de las empresas, que no paran de recibir denuncias por el mal servicio que prestan y el mal estado de los trenes.

Hay que quitarles ya los subsidios y el manejo de los ferrocarriles a los empresarios, y ponerlos bajo gestión de los trabajadores y control de los usuarios. Hay que comprar repuestos y trenes nuevos y cambiar todas las vías viejas, reabriendo los talleres y recuperando los que están en manos privadas. Un plan para recuperar el ferrocarril sólo se puede hacer invirtiendo millones. Hay que sacarlos aplicando impuestos a las grandes empresas y dejando de pagar la deuda externa para invertir en trenes eficientes y seguros para el pueblo trabajador.

Prensa

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