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INTERNACIONAL

BRUTAL ASESINATO DE JOVEN POR HOMOFOBIA EN BAHÍ

¡Luchar contra la impunidad de los asesinatos de homosexuales en todo Brasil!

Día 24/06, dos hermanos gemelos que caminaban abrazados en Cama˜çari, Bahía, fueron brutalmente agredidos a piñas, piedrazos y cuchillazos, hasta el asesinar a uno de ellos, por ocho hombres que alegaron haberlos asociado a una pareja gay.

5 de julio 2012

Día 24/06, dos hermanos gemelos que caminaban abrazados en Cama˜çari, Bahía, fueron brutalmente agredidos a piñas, piedrazos y cuchillazos, hasta el asesinar a uno de ellos, por ocho hombres que alegaron haberlos asociado a una pareja gay. José Leandro y José Leonardo, 22 años, salieron de la región agreste de Pernambuco hacia Bahía en busca de trabajo. Leandro es ayudante de producción, su hermano asesinado era operador de apiladora, los dos en la misma fábrica de tejas. La novia de Leonardo, 15 años, está embarazada de 3 meses.

"Pienso que por la homofobia que está surgiendo en el mundo, es que un hombre no puede salir abrazado con otro hombre, un padre no puede abrazar a un hijo. Quiero que la Justicia vaya hasta el final". Esta declaración de Leandro, luego de salir del hospital, muestra cómo la homofobia es expresión de la opresión social que, más allá del odio a los homosexuales, representa la respuesta violenta a cualquier forma de expresión de cariño, amor, solidaridad y compasión que pueda existir entre individuos, cuando son del mismo género.

Además de este caso – que alcanzó repercusión nacional más por el hecho de que los jóvenes no eran homosexuales que por la violencia homofóbica del hecho, incluso con el pedido de la Orden de Abogados Brasileros (OAB) al gobierno de que participe en la instrucción del caso – en la misma semana, el 28/06 – Día del Orgullo Gay – un adolescente homosexual, Lucas de 15 años, fue empalado, le fueron arrancados los ojos y, como recomiendan algunos parlamentarios brasileros, fue apaleado hasta la muerte en Volta Redonda, Rio de Janeiro. No es coincidencia que este crimen de odio haya ocurrido el mismo día (28/06) que la Cámara de Diputados de Rio de Janeiro organizó una audiencia pública para discutir un proyecto de ley conocido como proyecto de “Cura Gay”, de autoría del diputado Jo˜ão Campos (PSDB) de la bancada evangélica, que busca legalizar la posibilidad de que los psicólogos pueda diagnosticar y tratar la homosexualidad de sus pacientes como un trastorno, en contraposición a la resolución del Consejo Federal de Psicología de 1999.

Estos casos emblemáticos de asesinatos, al ser comprendidos en el marco de esta ofensiva del Estado y de sus representantes sobre el control de nuestros cuerpos, evidencian cómo no se tratan de casos aislados, mucho menos son consecuencias de acciones individuales. Son el reflejo social de un Estado que, para existir como tal, requiere de la reproducción de la opresión de género y de la normatividad sexual, y de un gobierno, el de Dilma (PT), que para mantener el amplio abanico de apoyos que permiten su gobernabilidad, rifa los derechos democráticos de los sectores oprimidos, abriendo espacios cada vez mayores para la ofensiva de los sectores homofóbicos y reaccionarios de su base aliada. El veto a la implementación del “kit antihomofobia”, videos educativos que, aunque con muchos límites, hubiesen permitido un debate sobre la diversidad sexual dentro de las escuelas. Más la campaña y el compromiso del gobierno en relación al mantenimiento de la ilegalidad del aborto; la enorme demora en la votación de la inclusión de “orientación sexual e identidad de género” sobre la ley que castiga el prejuicio, son sólo algunas de las acciones del gobierno que fortalecen estos crímenes.

El Estado, para mantener los intereses de lucro de las grandes empresas, necesita controlar los cuerpos de los individuos de forma que éstos estén objetiva y subjetivamente puestos al servicio de la explotación en las relaciones de producción. Solo desde esta perspectiva podemos entender la resistencia política a las más tímidas propuestas de garantía de derechos democráticos y de autonomía sobre nuestros cuerpos. El Estado criminaliza a la mujer y mantiene en la ilegalidad el aborto, a la vez que no garantiza las mínimas condiciones para que una familia pobre y trabajadora pueda educar a un hijo, ya que no construye guarderías, restaurantes o lavanderías públicas.

La afectividad entre los hombres es recriminada y castigada por la represión moral y agresiones físicas, entre las mujeres es incentivada solo mientras sirva como objeto de placer para los hombres. Los individuos que construyen su sexualidad de forma distinta del padrón hetero son desde el principio de esta construcción coaccionados a la clandestinidad, a la vergüenza, al aislamiento, a la recriminación y, cada vez más, al miedo. Los que rompen la barrera y asumen su sexualidad para sí y públicamente, terminan haciéndolo lo más apegado posible a la norma: la normatividad de la expresión, moral y valores sexuales machistas, aún cuando invertido el padrón hetero socialmente aceptado.

La derecha a la ofensiva

Esta ofensiva de los gobiernos y la garantía de la impunidad permite que sectores organizados de la extrema derecha levanten cabeza. La situación de desarrollo de la crisis mundial que pone en jaque el proyecto histórico de la burguesía con la Unión Europea y que comienza a dar muestras, en Grecia, de sus consecuencias sociales y políticas, como el desmoronamiento del centro del régimen y el aumento de las polarizaciones, reedita períodos de mayores convulsiones sociales, donde los cuestionamientos sociales vienen enganchados a los cuestionamientos morales e ideológicos, especialmente en el ámbito de la sexualidad. Es en este marco que debemos comprender la ola de ataques homofóbicos en Brasil en los últimos 3 años y en los demás países de América Latina y de la propia Europa.

No podemos olvidar a Daniel Zamudio, joven homosexual chileno que fue torturado durante 6 horas por una banda neonazi, siendo su cuerpo torturado con colillas de cigarrillos y pedazos de vidrio, sus piernas quebradas y su cabeza apedreada, lo que lo llevó a la muerte. Desde el PTR, en Chile, realizamos una enorme campaña por el castigo a los asesinos de Daniel Zamudio, denunciando al gobierno como principal responsable.

La iglesia siempre presente

Es emblemático el papel que cumplen las instituciones en esta reproducción. Es desde adentro de las cúpulas de las iglesias, donde su moral sexualmente represora y machista invoca la autoridad divina para defender la castidad, la subordinación de la mujer al hombre y la heteronormatividad, de donde surgen los casos más aberrantes de pedofilia y abusos practicados y encubiertos por los propios padres y obispos. ¿Es con estos “valores” que la Iglesia se adjudica el derecho de hablar de moral y meterse en nuestra sexualidad?. Es una inmensa hipocresía que estxs señorxs defiendan que una familia debe ser formada por las figuras de un padre y una madre para que el niño pueda ser mejor educado, cuando aumenta enormemente la cantidad de hogares brasileños mantenidos por madres solteras y, principalmente, cuando en realidad los hogares de la familias trabajadoras, tanto el padre como la madre son obligadxs a dejar horas y horas de sus vidas en las fábricas y puestos de trabajo en horas extras y turnos rotativos, incluso los fines de semana, no teniendo tiempo siquiera para ver crecer a sus hijxs.

Organizarnos para conquistar nuestros derechos

En Brasil están abiertas un sinnúmero de cuestiones referentes a los homosexuales y necesitamos organizarnos para garantizar nuestros derechos. La lucha contra la impunidad, el combate al proyecto de ley que busca legalizar la ‘cura gay’, la garantía de una educación sexual en la que prime la diversidad en las escuelas y la defensa del casamiento igualitario en plena igualdad de derechos, son algunas de las banderas que hoy motivan a los homosexuales y vienen pautando recurrentemente los debates políticos nacionales. No podemos confiar en que el Estado va a acabar con estos crímenes y menos aún que la policía pueda asegurar nuestra defensa cuando sabemos que son estos los primeros en ridiculizar, humillar, agredir, encubrir o directamente asesinar a lxs homosexuales y, principalemente, las travestis. Ni podemos ilusionarnos con que la aprobación de la PLC 122 (Proyecto de ley contra la discriminación homofóbica y de género presentado por el PT en 2006) vaya a inhibir los crímenes de odio si se mantiene este clima de ataques ideológicos y de moral reaccionaria abierta sin ninguna respuesta a la altura. Es necesario que lxs homosexuales salgamos de la pasividad impuesta hoy por los dirigentes de los movimientos, que hicieron de las Paradas Gay un espacio al servicio del capital y de las grandes empresas del turismo y comercio.

Necesitamos organizarnos -como hicieron en 1969 en Stonewall, encabezadxs por las travestis, en una rebelión espontánea contra la represión policial durante toda la década de 1970- con grupos que buscaron organizarse y unificarse con los demás sectores oprimidos, mujeres y negrxs, para defenderse y luchar por sus derechos, buscando, como el grupo SOMOS, durante el ascenso obrero del ABC en Brasil, la alianza con los metalúrgicos, cuya delegación fue ovacionada por los obreros que entienden que la discriminación solo sirve para debilitar nuestra unidad en contra de la explotación y opresión.

Es una tarea primordial para la izquierda en Brasil ponerse al frente de la lucha contra la impunidad de estos crímenes, en necesario poner a las organizaciones de derechos humanos, a entidades estudiantiles, pero especialmente a los sindicatos que la izquierda dirige, luchar por el castigo a los responsables por las innumerables muertes de homosexuales. Cada tres días dos homosexuales son violentamente asesinados en Brasil, de acuerdo con datos oficiales, y sabemos que es mucho más, pues muchos crímenes claramente por homofobia son encuadrados como latrocinio, como en el caso del adolescente Lucas de 15 años, de Volta Redonda.

¡Necesitamos organizarnos para marchar en las calles exigiendo el fin de la impunidad a los asesinos, agresores, ideólogos, pastores y parlamentarios que hacen apología de la homofobia y de la violencia contra los homosexuales, exigir el derecho al matrimonio y adopción igualitarios y una educación sexual en las escuelas que sea organizada por los grupos de activistas del movimiento homosexual y de mujeres!
Es en las calles que vamos a garantizar nuestros derechos, nuestros cuerpos, nuestros placeres y nuestras vidas, organizándonos por fuera de las direcciones tradicionales que ven en el movimiento homosexual una fuente de renta en las ricas Paradas Gay (marchas) y en las ventajas y privilegios garantizados por las mismas. También estas paradas son extremadamente lesbófobas y machistas. Como decían en Francia en la década del ’70, lxs homosexuales organizadxs en el Frente Homosexual de Acción Revolucionaria (FHAR), “Un boliche, el reino del dinero, ahí se baila entre hombres, ahí unos aprecian a otros como mercadería: la sociedad hetero-policiaca nos tiene de vuelta”. Es hora de que gritemos nuevamente a la sociedad: “¡Los gay están en las calles! ¡Viva la revolución total!”.


Nuestra corriente, en primera fila contra la opresión

En Chile es patente la continuidad en la discriminación desde las instituciones del Estado, mediante expulsiones, despidos, segregaciones, en la injerencia moral de la Iglesia sobre: la educación pública; la familia; la educación sexual; en las leyes como el matrimonio heterosexual excluyente e incluso en la prohibición del intercambio de caricias entre personas del mismo sexo. Todo esto muestran que persiste el conservadurismo y la opresión heredadas de la dictadura de Pinochet, que han sido sostenidas por los principales partidos del actual régimen, sea del gobierno que es su heredero directo – RN y UDI, del actual presidente Piñera – sea de la Concertación, que dirigió durante 20 años la transición pactada con el régimen pinochetista.

Desde el PTS en Argentina, fuimos parte de la enorme lucha de la comunidad LGTTBI por el matrimonio igualitario y la ley de género, con una enorme campaña para apoyar la igualdad de derechos y que los “valores familiares” no fuesen usados para discriminar aún más a lxs homosexuales y trans.

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