Desde fines del año pasado y en lo que va de este 2009, La Plata empezó a sentir los primeros golpes de la crisis en el empleo, al igual que en el resto del país.

El censor de desocupación real en la ciudad indica un 19,3% de desempleo a pesar del último 7,7% difundido por el Indec, asegura uno de los medios locales cuando hace referencia a la situación que se vive en el Gran La Plata.

La misma Unión Industrial Regional de La Plata, reconoce que en los últimos 4 meses la provincia de Buenos Aires registró la pérdida de 4.500 puestos de trabajo (si bien el ministerio de Trabajo oficializó la pérdida de sólo 440 puestos de trabajo y 1.800 despidos en fábricas e industrias). Y en lo que va del año, se registraron 125 conflictos en empresas de la Provincia, de las cuales 22 son del Gran La Plata.

Si bien la ciudad de las diagonales se caracteriza por el trabajo estatal, en los barrios que conforman el Gran la Plata, como Olmos, Abasto, Los Hornos, Etcheverry, existe una concentración de fábricas y talleres, sobre los que ya recae la salida que las patronales tienen para enfrentar la crisis económica.

Es allí donde las variantes van desde despidos, vacaciones adelantadas, suspensiones y planes de retiros voluntarios. Además, las empresas evalúan junto al Ministerio de Trabajo, los distintos preventivos de crisis que han presentado para, entre otras cosas, pagar indemnizaciones muy por debajo de lo que dice la ley.
 

La verdad de la región

Frente a esta situación, el gobierno local de Bruera dijo descaradamente a los medios regionales “no ha habido despidos masivos gracias a los acuerdos entre el Estado, el ministerio de Trabajo y las empresas, sólo hubo vacaciones y francos forzados y el Municipio está llevando adelante una serie de acciones que consideran suficientes para afrontar la crisis laboral que azota a La Plata”. Pero algunos datos hablan por si solos.

La textil Mafissa decidió que la producción seguirá paralizada sin fecha cierta de reinicio y tiene su personal suspendido, mientras aumenta el número de despidos.

Coopetro de Ensenada (que provee de minerales a Aluar), ya detuvo el funcionamiento de un horno.

Propulsora de Ensenada comenzó a suspender al personal de forma rotativa.

Siderar de Ensenada tuvo suspendido al personal entre diciembre y enero. Si bien los reincorporó, ahora deberían tomarse vacaciones adelantadas, y la Planta suspenderá la producción por una semana durante este mes de abril.

La curtiembre de Magdalena anunció que de los 262 empleados piensa despedir al 40% de la planta, o sea a 100 trabajadores, ya que por la crisis no tiene mercados para colocar la producción. Esta empresa además esta esperando que se le autorice aplicar el preventivo de crisis que presentó en Ministerio de Trabajo, para poder despedir a sus trabajadores pagando una indemnización del 50%.

La fábrica Honda del Parque Industrial de El Pato, mantiene suspendidos a los contratados y acrecentó los ritmos de producción de 140 a 160 motos por día.

A comienzos de año, en el Parque Industrial Abasto, la empresa Emapi despidió al 25% del personal de su planta, la planta Acorazado echó a todas las trabajadoras contratadas, a las que además les pagaba con un plan del gobierno.

En YPF Repsol más de 300 trabajadores de la Uocra fueron despedidos, Sodecia adelantó vacaciones y suspendió.

Toledo curtiembre de Bransden despidió a 115 empleados.
Aluar impuso vacaciones forzadas para todos además de despedir a los contratados y hoy implementa los retiros voluntarios.

Albano Cozzuol, que también adelantó vacaciones, hoy mantiene suspensiones rotativas.

Este escenario muestra más que claro cuál es plan que las patronales y el gobierno, con la complicidad de los sindicatos, tiene para los trabajadores de la región.

Pero no esta dicha la última palabra, ya que la situación esta llevando a que en algunas fábricas los obreros comiencen a buscar una salida diferente, donde no sean ellos los que paguen los platos rotos.

En este camino están hoy los trabajadores de Mafissa junto a otros obreros de la zona, que este sábado se preparan para poner en pie un agrupamiento obrero de la región, para difundir la necesidad de organizarse en todos los lugares de trabajo, para lograr la unidad entre efectivos y contratados, para frenar los despidos y suspensiones y en definitiva para que la crisis no la paguen los trabajadores y sus familias, sino los patrones que las generaron.