por Trabajadores Ferroviarios del PTS en LA BORDÓ Desde las bases

Más de mil personas viajaban apretujadas como ganado, la mayoría tras una larga jornada laboral, en la formación del FFCC San Martín que fue embestida por otro tren de Ferrobaires. “Se metió adentro del furgón” resumían los testigos. Las escenas de los heridos, de sus familias escuchando las listas en los hospitales, del intento de abrir el coche donde todavía quedaban personas atrapadas, eran desgarradoras.

Al cierre de esta edición eran 4 los muertos, más de 100 heridos, 15 de ellos de gravedad.

Mientras trabajaban los médicos del Hospital Larcade y la gente se ayudaba como podía para poder salir del laberinto de fierros, funcionarios y burócratas salían a especular si eran “problemas técnicos, o errores humanos”, mientras la UGOFE prematuramente se deslindaba de responsabilidades aduciendo que “no había fallas en el sistema de señalamiento”. Basado en esa definición, el juez Manuel Yal ordenó la detención de los dos maquinistas de Ferrobaires, acusándolos del delito de “homicidio culposo”.

Un negociado que asesina trabajadores

A pesar de 9 años de crecimiento record, ni el gobierno nacional ni el gobierno provincial han invertido en un sistema mínimamente serio de recuperar los ferrocarriles. El resultado ya lo veníamos diciendo desde hace años desde nuestra agrupación: evitemos el ‘Cromañón ferroviario’.
Esto no hubiese ocurrido nunca si se hubiese incorporado un sistema simple que se llama “Detención Automática de Trenes” que como su nombre lo indica, detiene automáticamente la circulación del tren ante cualquier anormalidad e impide que dos trenes sobre una misma vía choquen entre sí.

Juan Pablo Schiavi, el Ministro de Transporte kirchnerista que no dudó la semana pasada en enviar la infantería a los tercerizados del San Martín, también se apuró en deslindar responsabilidades. Un caradura. El sistema ferroviario, desguasado desde las privatizaciones, mantiene con este gobierno el mismo esquema donde se entrelaza la corrupción y los negociados entre el estado y las concesionarias privadas. Por eso es el Estado a través de la empresa “estatal” Belgrano S.A. junto a la UGOFE (integrada por Metrovías, Ferrovías, TBA) la responsable de explotar el servicio del San Martín que ayer sufrió el accidente. Mientras que la otra empresa involucrada es Ferrobaires y que pertenece a la provincia de Buenos Aires siendo su estado aún mas calamitoso producto del antro de corrupción estatal en que se reparten el botín tanto los kichneristas como los duhaldistas.

Falta de mantenimiento en vías y el sistema de señales, problemas de infraestructura, negociados con la compra de vagones y locomotoras obsoletas, desinversión en capacitación ni en seguridad técnica, falta de personal: el Estado y los concesionarios crean todas y cada una de las condiciones para que suceda un Cromañón ferroviario, una tragedia del pueblo trabajador que tiene como trasfondo los negociados y la desidia capitalista.

Daniel Scioli apareció ante las cámaras, con su ministro de Seguridad.
Mientras gasta millones en policías, mantiene un pésimo servicio de Ferrobaires, y los trabajadores que se quejan sufren los despidos y las patotas. Otro caradura.

La burocracia sindical ha dicho lo suyo. Para Omar Maturano (secretario general de La Fraternidad) “es común que las señales no funcionen, hay locomotoras mal reparadas, los vagones sin frenos, sin señales, el sistema ferroviario se debilita cada vez más” (Canal 26). Otro caradura más. ¿Qué hizo Maturano para enfrentar las privatizaciones y el modelo ferroviario que trajeron consigo? Si hasta avaló a Menem. ¿Por qué en vez de realizar medidas de fuerza contra la lucha de los tercerizados no llama a un plan de lucha para mejorar en serio el sistema ferroviario?

La explicación es que la burocracia de su gremio es parte de ese sistema: Agustín Special (Operadora Ferroviaria Sociedad del Estado), Antonio Luna (Subsecretaría de Transporte Ferroviario) y José Nicanor Villafañe (Administración de Infraestructuras Ferroviarias), son los miembros de La Fraternidad que se asociaron al kircherismo y las empresas en el manejo corrupto del sistema. 

Los voceros de las empresas también patearon la pelota. Roggio, Cirigliano, son los mismos “ganadores de los 90” (como les gusta decir a los jóvenes K) que reciben millonarios subsidios para operar los trenes en los que viajan millones de trabajadoras/es todos los días. ¿Cuánto valen para los capitalistas del transporte las vidas perdidas en ese tren, las que todavía quedan sacar del furgón?

Una salida

Ricardo Jaime, Mariano Ferreyra y el accidente de San Miguel: en pocos meses se mostraron las tres cartas de la política ferroviaria del kirchnerismo. El corrupto ex Secretario de Transporte quedó enganchado con las prebendas que recibía de los capitalistas del transporte. Mariano, militante del PO, murió en manos de la burocracia oficialista de Pedraza que quiere mantener sus privilegios y la sociedad con los concesionarios y las ex tercerizadas. El terrible accidente en el conurbano ya había sido preanunciado por decenas de descarrilamientos, choques entre formaciones o incendios que han ocurrido en los últimos años.

Los políticos de centroizquierda piden al gobierno que controle mejor a los concesionarios. ¡¿Pero, cómo va a controlarlos si son parte del mismo negocio?!

Como ha planteado históricamente la Agrupación Ferroviaria LA BORDÓ Desde las Bases, para terminar con las muertes y el pésimo servicio en el ferrocarril, hay que echar a los concesionarios y reestatizar los ferrocarriles en un plan único de mejoramiento integral de los ferrocarriles, para ponerlos bajo control de trabajadores y usuarios, los únicos interesados en acabar con la corrupción y mejorar el transporte público.