Los dichos de Barrionuevo, que “se negociaba mejor con los militares que con este gobierno”, causaron indignación. Pero también refrescaron la memoria. Lo que algunos se enteran ahora es lo que siempre denunciamos desde la izquierda clasista: que muchos burócratas sindicales tuvieron en la dictadura militar una actitud absolutamente colaboracionista, y que hay una continuidad porque muchos están hace más de 30 años atornillados en sus gremios.

En la película “Milagros no hay” se demuestra que la patronal de VW le daba el 1% de las ganancias a la burocracia sindical de José Rodríguez (SMATA) para perseguir y entregar a los delegados opositores.

Ahora, no sólo se trata de Barrionuevo, que es opositor al gobierno. Es también Gerardo Martinez, denunciado como agente de los servicios de inteligencia del Batallón 601, el “sindicalista modelo” que acompaña a la Presidenta en sus giras. O es el propio Pignanelli y sus patotas, “orgullosos” herederos de José Rodríguez en el SMATA. O muchos hombres de la UOM que organizaron las bandas de la derecha peronista.

Porque como no se ha juzgado a los civiles, tampoco se ha juzgado la participación de la burocracia sindical durante la dictadura. Eso sólo lo ha denunciado la izquierda y los organismos de derechos humanos independientes.

Con la tranquilidad de pelear todos los días contra la burocracia sindical en los lugares de trabajo y nuestros gremios, ayer participamos del paro convocado por las centrales opositoras, y lo hicimos en forma diferenciada.

Cuando hay un paro, cuando tiene mínimamente una demanda justa, lo utilizamos como forma de poder organizarnos y vernos las caras con millones de trabajadores que de otra forma no podrían salir en forma espontánea, por la persecución patronal, la persecución del mismo gobierno. Porque el mismo gobierno declara ilegales huelgas si no tienen la firma del burócrata sindical. Los mismos que se rasgan las vestiduras ahora cuando tipos como Barrionuevo hacen ese tipo de declaraciones son los mismos tipos que le garantizan a todas las cúpulas una Ley de Asociaciones Sindicales que sirve para regimentar al movimiento obrero, y que estos burócratas puedan estar atornillados por años a sus sillones.

Por eso, elegimos golpear juntos y marchar separados. Y los piquetes son una forma también de expresar nuestro propio programa y denunciando también a la burocracia sindical, justamente porque no representan a los trabajadores.

Y si quieren pueden ver las listas de los Macri, los Massa, los Scioli, del Frente para la Victoria que están llenas de estos burócratas sindicales. Como ya fueron diputados por el PJ los “colaboracionistas” Luis Barrionuevo, Gerardo Martínez, José Rodríguez y tantos otros.

Los trabajadores estamos levantando y construyendo una herramienta política. El Frente de Izquierda representa ese avance político, pero también dentro de nuestras organizaciones de base. Hay un sindicalismo no solamente combativo sino también de izquierda, que se está haciendo sentir y es para nosotros la perspectiva para terminar con esa burocracia sindical.