logo PTS

A 90 años de la Revolución Rusa

Las luchas fabriles de mayo

Los comités de fábrica, la burguesía y los “socialistas” en el gobierno

Comisión del IPS

31 de mayo 2007

Mientras los ministros “socialistas” y la burguesía conspiraban contra las masas con la continuidad de la guerra y la campaña nacionalista, los trabajadores experimentaban una rápida radicalización. Los comités de fábricas se habían extendido y los trabajadores realizaron una serie de movilizaciones y peticiones por mejoras salariales, condiciones de trabajo y contra la guerra.

Una vez en el gobierno, los mencheviques propusieron la creación de un Ministerio de Trabajo a cuyo frente estaba uno de sus partidarios, Skobelev, quien bautizó su cargo exclamando que quitaría a la burguesía “el 100% de sus dividendos”.

Los mencheviques intentaron en un principio canalizar la rebelión obrera en las fábricas mediante una serie de comisiones paritarias que permitirían llegar a un entendimiento “democrático” y “justo” entre obreros y patrones. Rápidamente, las comisiones integradas por representantes de las cámaras industriales, el Ministerio, el soviet y delegados obreros se empantanaron en interminables disputas legales, donde las aspiraciones obreras, muy fuertes en la base, perdían dimensión y significado. Pronto las exclamaciones radicales del ministro “socialista” de Trabajo pasaron a la reprimenda y al enojo con las demandas “excesivas”. Las comisiones de cooperación establecidas fracasaron rotundamente, no sólo por la radicalización obrera sino por la enconada oposición burguesa ante las instituciones surgidas en el seno de sus fábricas. Allí la amenazadora presencia y autoridad de los comités de fábrica planteaban el problema de la imposibilidad de mantener como hasta entonces la producción capitalista.

El 10 de mayo la liga de los industriales metalúrgicos manifestaba ante el ministro del partido cadete (liberal) de Industria y Comercio: “En las presentes condiciones de la economía mundial, ningún régimen económico fuera del capitalismo, es posible en Rusia. Por los tanto, son estériles y absolutamente nocivos todos los intentos de poner en práctica, aunque sea sólo parcialmente un principio socialista en las empresas privadas.”1 Los industriales atacaban el principio electivo de los cargos de la administración y dirección de la empresa, la subordinación del directorio a los dictámenes obreros, la remoción de personal por parte de estos y toda una serie de medidas de emergencia que los trabajadores a través de sus comités de fábricas tomaban ante la crisis económica y el boicot patronal. Pero como atestigua el argumento esgrimido por los industriales, los obreros no sólo comenzaban a resolver el boicot patronal tomando el control de la producción e inmiscuyéndose en los números de la administración empresaria para denunciar que la crisis económica para la burguesía no era tal, sino que comenzaban a darle una perspectiva política a su práctica.

Para muchos obreros era el intento de concebir una producción que se adelantara a la de la sociedad socialista, comenzando con la estatización de las fábricas, la abolición del secreto comercial y el “control obrero”.

La acción obrera era ofensiva y los patrones optaron abiertamente por el boicot y el lockout. En mayo se cerraron 108 empresas con 9 mil obreros, en junio 125 fábricas con 38 mil obreros, en julio 206 empresas con 48 mil obreros. A la agresión de la patronal para chantajear a los trabajadores con el “duro hueso del hambre” se contrapuso un proceso de radicalización política donde en las demandas obreras se notaba un tono de creciente hostilidad hacia el gobierno de coalición.

La Conferencia Nacional de los Comités de Fábricas

El 30 de mayo se inició en Petrogrado la 1° Conferencia General de los delegados de comités de fábrica. Fueron los trabajadores de las ciudades quienes anticiparon con su creciente antagonismo a la burguesía, en la lucha social y económica, la distancia política que comenzaba a separar a las grandes masas del gobierno de coalición. El congreso perseveró en un obstinado intento de los obreros en tomar no ya el “control” sobre la industria sino la administración directa de los destinos de la producción. También en su mayoría votó y proclamó como parte de su pliego de lucha que el poder debía estar en manos de los soviets rechazando la alianza gubernamental de socialistas y burgueses.

Quizás uno de los debates más significativos de los comités de fábricas haya sido la cuestión del armamento: los obreros comenzaban a organizarse en guardias armadas. El barrio de Viborg organizaba su propia seguridad basada en distintas secciones fabriles. Los delegados de los comités y los bolcheviques plantearon que estas jornadas que los obreros dedicaban en las guardias fabriles debían ser pagadas por la patronal.

El congreso expresó las posiciones adoptadas por los partidos socialistas ante la revolución. Mientras el ministro de Trabajo Skobelev, presente en la conferencia, exclamaba que “el transferir las empresas a manos del pueblo en el momento actual no sería una ayuda a la revolución”, los bolcheviques llamaron a imponer el control obrero de la producción y a abolir el secreto comercial.

Mientras unos se acercaban a burgueses y nobles, los otros basaban enteramente su militancia en la base de las fábricas y los soviets. Mientras unos se alejaban de las masas, otros las consideraban el factor decisivo a la hora de decidir la suerte de la revolución; la organización y el armamento de los obreros estaba a la orden del día.

Es en este proceso, aunque los bolcheviques a fines de mayo seguían siendo una minoría en el CE del Soviet, éstos comenzaban a ganar la mayoría de los delegados tal como se expresó en la conferencia de los comités de fábrica y en el congreso de delegados del Soviet de Petrogrado que incorporó a Trotsky como presidente.

Las luchas fabriles de mayo y la dificultosa movilización de la tropa para los objetivos de guerra del gobierno de coalición anunciaba que la lucha de clases dentro del campo de la dualidad de poderes de la revolución estaba en sus inicios.

Prensa

Virginia Rom 113103-4422

Elizabeth Lallana 113674-7357

Marcela Soler115470-9292

Temas relacionados: