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NEUQUEN - ZANON

Los bombos anuncian que la pelea continúa

Suenan los bombos por las calles de Neuquén, el Sindicato Ceramista y obreros/as de las cuatro fábricas, llegan al Juzgado Correccional a recibir la sentencia en el tercer juicio por el compañero Pedro “Pepe” Alveal, que en 2003 fue acribillado a balazos de goma por la policía y recibió 64 impactos de bala y el estallido de su ojo izquierdo.

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26 de agosto 2010

Los bombos anuncian que la pelea continúa

por Ivana Dal Bianco, abogada de Pepe Alveal, CeProDH Neuquén

Suenan los bombos por las calles de Neuquén, el Sindicato Ceramista y obreros/as de las cuatro fábricas, llegan al Juzgado Correccional a recibir la sentencia en el tercer juicio por el compañero Pedro “Pepe” Alveal, que el 25 de Noviembre de 2003 fue acribillado a balazos de goma por la policía y recibió 64 impactos de bala y el estallido de su ojo izquierdo. Esta vez son siete los policías que estuvieron sentados en el banquillo de los acusados.

Se escucha fuerte: “y dale alegría, alegría a mi corazón, la sangre de los caídos es rebelión…”. Pepe esta esperando, en la puerta del Juzgado, con Luca, con Laura, con Majo, con la familia que construyó, a la que le enseña día a día que la pelea sigue.

Estamos en la sala, resaltan los pañuelos de Lolin y de Inés, esas Madres, que nos siguen demostrando que la única lucha que se pierde es la que se abandona, y parece que de ellas aprendió Pepe, sentado en la sala, escuchando y revivenciando todos los momentos terribles que le hicieron pasar. Las sillas de los policías imputados están vacías, no se atrevieron a venir a escuchar la sentencia, ni Padilla que en todas las audiencias lo pudimos ver sentado en el banquillo de los acusados con uniforme de gala.

La Jueza empieza la lectura y los sentimientos se van mezclando, ver a Pepe, firme, escuchando y haciendo valer su palabra y su verdad en un fallo que tiene que reconocer lo inocultable: que este pibe de 20 años estuvo malherido, con 64 impactos de bala de goma y su ojo izquierdo estallado, privado de asistencia medica durante seis horas en dos calabozos mugrientos. No quiere reconocer el fallo, que además fue golpeado, maltratado, torturado, humillado, mientras se reían de el diciendo que “parecía un colador”. La prueba nunca les alcanza cuando de uniformados se trata…

Seguimos escuchando, y ya se ve que la Jueza no va a condenar a todos, que prefiere coincidir con la Fiscal, y absolver a los tres Oficiales de Servicio, en una especie de “obediencia debida de hecho”, ya que los absuelve porque “había alguien de mayor jerarquía presente”, aún cuando está demostrado que fueron parte de los maltratos y golpes.

La lectura sigue, y escuchamos las condenas de dos años de prisión en suspenso y cuatro de inhabilitación para ser policía para Diógenes Martín y Luis Laureano Díaz, los Comisarios. Y también la condena a Horacio Padilla, que es hoy subcomisario y Jefe de la Seguridad de los Tribunales Neuquinos, a un año y ocho meses de prisión y el doble de inhabilitación para ser policía, y la última condena es para Calvin Díaz Pérez, que es el que traslada desde el lugar en que fue acribillado a balazos Pepe, hasta la Comisaría 18, a la pena de seis meses y el doble de inhabilitación.

Se siguen escuchando los bombos, y ya no queremos estar en esa sala, que no es nuestro ámbito, queremos bajar a compartirlo con los compañeros ceramistas, docentes, estatales, sindicatos, organismos de DD.HH., estudiantes, compañeros y compañeras de lucha, que aguardan expectantes… Y sale primero Pepe, y lo abrazan, y nos abrazamos todos, aunque tiene sabor a poco, aunque no es la condena que queríamos, aunque hay tres absueltos y a pesar de que no van presos, los abrazos reflejan que dimos la pelea correcta, que no bajamos los brazos, y que con la lucha conseguimos cuatro condenados.

En los abrazos sentimos el calor de los que nos hermana la solidaridad de clase, y se hace evidente, que a pesar de todo, hay alegría, porque se siente un paso adelante, haber logrado por primera vez, la condena a dos comisarios, en un marco en que la agenda de los medios y la derecha pide seguridad y mano dura, a un mes de los fusilamientos de Diego Bonefoi, Sergio Cárdenas y Héctor Carrasco en Bariloche a manos de la policía de Río Negro.

Y estos obreros y obreras, movilizados en la calle, saben que era una pelea difícil pero que luchando, pudimos darles un golpe, un mensaje a la Policía asesina del MPN. Estos obreros y obreras, de Zanon, de Stefani, de Cerámica Neuquén, de Cerámica del Sur, que vienen librando batalla tras batalla radicalizada los últimos 10 meses en defensa de las gestiones obreras, con la ocupación y puesta en marcha de Stefani con acciones en las calles y en las rutas, saben que si nosotros avanzamos, estamos un poco más fuertes para enfrentar las siete causas penales con 23 obreros ceramistas acusados por corte de ruta, solo en los últimos meses.

Saben que la lucha continúa, que el ataque es porque no dejan la calle, y por eso hay que redoblar la apuesta y apostar a la unidad para defendernos, de la misma forma que han peleado por la coordinación obrera en cada lucha, no solo la propia sino la de los trabajadores de la educación, de la salud, de las familias sin vivienda, y no solo de palabra, sino poniendo el cuerpo, tanto en la región como a nivel nacional. Y se improvisa un acto, y habla Pepe, sus abogados, sus compañeros y su papá.

Y los bombos que resuenan gritan que estas condenas no son solo por Pepe, sino que como dijo Mariano Pedrero en el acto: “No son las condenas que queríamos, pero vaya también esta condena a Luis Laureano Díaz, en homenaje a los compañeros desparecidos en Cutral Co, en el año ‘76, cuando este Comisario, fue parte de ese operativo genocida. Y tampoco alcanza, pero vaya esta condena a Diógenes Martín, porque fue parte de la represión en Arroyito cuando fusilaron a Carlos”.

La lucha sigue, por Pepe, por Carlos, por todos.

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