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Los asambleístas de Gualeguaychú retoman la lucha contra Botnia

Los ambientalistas de la Asamblea de Gualeguaychú volvieron el domingo a bloquear la ruta 136, a la altura de Arroyo Verde, tras meses de negociación y tregua acordados en junio pasado. El corte en protesta se repetirá todos los domingos.

Hugo Echeverre

9 de septiembre 2010

Cuestiones científicas y cuestiones políticas

Los ambientalistas de la Asamblea de Gualeguaychú volvieron el domingo a bloquear la ruta 136, a la altura de Arroyo Verde, tras meses de negociación y tregua acordados en junio pasado. El corte en protesta se repetirá todos los domingos, y los asambleístas han votado además realizar movilizaciones a la Embajada del Uruguay y a la Plaza de Mayo, y un cruce a Fray Bentos, la orilla oriental donde está instalada la pastera Botnia-UPM.

Uno de los ambientalistas, Hugo Domatto, desde Gualeguaychú, nos comentaba: “le habíamos dado al gobierno 60 días y no cumplieron. El domingo retomamos las acciones, y creemos necesario hacer un balance público para que toda la sociedad comprenda los motivos. Nuestra lucha está llena de razones, y bajo ningún punto de vista es capricho ni obstinación”.

Por su parte, el canciller Héctor Timerman, días antes, había cerrado con el gobierno uruguayo la formación del Comité Científico, que coordinará el monitoreo de la pastera y la cuenca del río Uruguay. “Le vamos a dar a la gente de Gualeguaychú -declaró-, la mejor garantía de control ambiental (…) El acuerdo firmado da por cerrada la necesidad de protestas”1.

La designación de los científicos (salvo Juan Carlos Colombo, licenciado en Zoología y Ecología, y doctor en Oceanografía de la UNLP y UBA), no genera confianza. Guillermo Lyons, el otro designado por el lado argentino, es un ingeniero en construcciones y será el responsable general del plan; titular de la Dirección Nacional de Control Ambiental de la Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Jefatura de Gabinete. Para los ambientalistas, Lyons, tiene una dudosa “competencia sobre plantas de celulosa y escaso compromiso ambiental”. Por el lado uruguayo (aseguran desde el seno de la asamblea de Gualeguaychú), “uno de los científicos nombrados ya trabajó para Botnia”.

La contaminación está probada

Hacia los científicos va el plan del canciller Timerman que (desde que asumió), la cuestión “pasa por darle a la ciencia el rol protagónico en el control sin limitaciones”. Algo que suena bien (y seguramente mejor se debe leer por twiter), aunque luego se manipule a gusto.

“Solicitamos -expresan en sus demandas los ambientalistas en su último comunicado-, la difusión masiva e intensa en el sistema oficial de información pública de todas las pruebas presentadas ante La Haya que ya demuestran la contaminación de Botnia, permitiendo a los integrantes de los equipos técnicos de las Universidades de Buenos Aires y La Plata que difundan todo lo argumentado y presentado, ante la opinión pública y ante toda la comunidad científica; como así también pedimos que se reconozca y publiquen las conclusiones científicas del grupo técnico argentino sobre la contaminación probada de Botnia-UPM en el ecosistema del Río Uruguay”2. Nada de estas comprobaciones científicas el gobierno ha tenido en cuenta.

Gases y peces sin oxígeno

A la vez, desde cancillería se niega (dilatando presentaciones) el reclamo sobre la contaminación atmosférica, que parece seguir por fuera de la “ciencia”. Sin embargo, el lunes pasado en Fray Bentos, las quejas sobre un intenso olor a “huevo podrido” se extendió; seguramente se trata de otro escape “mal calculado” de emisiones de gas sulfhídrico (SH2) de alta toxicidad.

Se sabe (aunque el kirchnerismo trace maniobras en contra en nombre de la ciencia), que la contaminación de Botnia -UPM es un hecho. Hace 20 días el río amaneció con cientos de peces flotando, muertos, según la CARU por el frío, aunque aconsejaron no comer los pescados de Gualeguaychú.

Los pescadores (de red) comentan que la pesca cayó muchísimo y que los sábalos (esos “limpiadores del fondo”) aparecen arriba, por la superficie, buscando oxígeno. Uno de los principales indicios de contaminación en la producción de celulosa (como ocurre con Papel Prensa en el río Baradero), es la caída precisamente de los niveles de oxigeno en las aguas donde arrojan sus desechos tóxicos.

Por el desmantelamiento de Botnia

En las negociaciones con el gobierno, los ambientalistas hicieron llegar propuestas para participar en el control ambiental de la pastera (entre otras), presentando dos técnicos y académicos de trayectoria, cercanos a la asamblea, para trabajar de alguna manera en el comité científico y la CARU (Comisión Administradora del Río Uruguay). El gobierno, naturalmente, rechazó tales propuestas.

El presidente del Uruguay, Mujica, al respecto ya había declarado: “no conozco dirigente, funcionario, empresa o país al que le guste que lo controlen sobre la manera en que hace las cosas”3. La pastera finlandesa no es su excepción.

Con todo, el desarrollo del conflicto no ha podido detenerse y las maniobras kirchneristas, lejos de pesar en la asamblea, comenzaron a abrir un debate sobre la lucha ambiental, la denuncia política y social, y el control o participación directa de la asamblea sobre los efluentes y chimeneas de Botnia. Tal dinámica parece extender nuevas perspectivas y fortalecer la pelea por el desmantelamiento de la planta.

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