logo PTS

Historia

Cuarta conferencia (Parte I)

Lenin y la historia del Partido Bolchevique

3 de agosto 2006

Una buena escuela

En el libro El izquierdismo, enfermedad infantil del comunismo, escrito en 1920, refiriéndose al período que estamos analizando en esta conferencia, de 1907 a 1910, Lenin señalaba: “El zarismo ha triunfado. Han sido aplastados todos los partidos revolucionarios y de oposición. Desaliento, desmoralización, escisiones, dispersión, traiciones, pornografía en vez de política. Reforzamiento de las tendencias al idealismo filosófico; misticismo, como disfraz de un estado de espíritu contrarrevolucionario. Pero al mismo tiempo esta gran derrota da a los partidos revolucionarios y a la clase revolucionaria una verdadera lección sumamente saludable, una lección de dialéctica histórica, una lección de inteligencia, de destreza y arte para conducir la lucha política. Los amigos se conocen en la desgracia. Los ejércitos derrotados pasan por una buena escuela.”
¿De qué trata esta buena escuela a la que se refiere Lenin? Vamos a volver sobre algunas cuestiones a las que nos referimos en la conferencia pasada, para ver qué entendemos nosotros por leninismo, a partir de los conceptos que se destacan en esta “buena escuela”.

Una analogía histórica: ¿1847 o 1849?
Una gran discusión después de 1905 es cuándo termina una revolución: si una revolución empieza cuando la clase obrera y el pueblo toman su destino en sus propias manos, ¿cuándo se puede decir que una revolución no triunfante es ya una revolución derrotada? En 1906 la situación era confusa. Después de la derrota de la insurrección de Moscú, como señalamos en la conferencia pasada, se dan dos fenómenos: crecen los levantamientos campesinos y, por otra parte, a pesar de la represión sobre las fuerzas socialistas, los sectores más avanzados de las masas se incorporan a las filas del socialismo, sacando la conclusión de lo que había sido la experiencia de 1905. Hasta entonces, la socialdemocracia no era una organización de masas; es recién a partir de este proceso revolucionario que se empieza a convertir en una organización con influencia de masas.
Cuatro meses después de la insurrección de Moscú [ver LVO N° 197], como también ya señalamos la vez pasada, se realiza un congreso unificado de la socialdemocracia rusa. Mencheviques y bolcheviques se reúnen en Estocolmo1. Los mencheviques tienen mayoría porque, al estar la revolución en retroceso, los bolcheviques forman parte de los sectores más reprimidos por la reacción y se encuentran perseguidos y encarcelados. Además de la cuestión programática sobre el problema agrario, la discusión gira alrededor de una analogía histórica: ¿estamos presenciando el 1847 o el 1849?2 En esa discusión, los bolcheviques sostenían que estaban en la víspera de los grandes acontecimientos, mientras que los mencheviques opinaban que los mismos ya habían pasado.
Esto fue una “buena escuela” para el “ejército derrotado” del bolchevismo. Fue la escuela de cómo se caracteriza una revolución: cuáles son las fuerzas vitales, cuáles son las fuerzas de retaguardia. Sobre las fuerzas vitales había dos posiciones: la de los mencheviques que tendían a creer que la burguesía liberal iba a hacer una revolución democrática donde ellos iban a poder participar como partido legal, y por otro lado, estaba la posición de los bolcheviques de que esto no era nada más que el preludio de la ópera: el preámbulo de grandes acontecimientos revolucionarios que se aproximaban. Amargamente, el ejército derrotado del bolchevismo aprendió que lo que se estaba viviendo era la derrota de la revolución y esto va a tener otras implicancias, incluso algunas negativas, como el error del boicot a la Duma de 1906.

¿Participación parlamentaria o boicot?
Otra discusión fue si había que participar en parlamentos reaccionarios organizados por el zarismo o había que boicotearlos. En las elecciones para la primera Duma, en 1906, los socialdemócratas se negaron a participar y el partido burgués liberal (los “kadetes”)3 ganó la mayoría de las bancas. Pero este primer parlamento es disuelto por el zarismo, que pretendía perpetuarse, cuando vio que las masas se retiraban de la escena y pudo volver atrás con las concesiones hechas anteriormente.
Para Lenin, retrospectivamente, esta decisión de no participar en la Duma fue un error, pero como él mismo señala, de índole secundaria. “Cuando el Zar, en agosto de 1905, anunció la convocatoria de un ‘parlamento’ consultivo, los bolcheviques, contra todos los partidos de oposición y contra los mencheviques, declararon el boicot a semejante parlamento, y la revolución de octubre de 1905 lo barrió en efecto. Entonces el boicot fue justo, no porque esté bien no participar en general en los parlamentos reaccionarios, sino porque fue acertadamente tomada en consideración la situación objetiva, que conducía a la rápida transformación de las huelgas de masas en huelga política y, sucesivamente, en huelga revolucionaria y en insurrección. (...). Pero transportar ciegamente, por simple imitación, sin discernimiento, esta experiencia a otras condiciones, a otras coyunturas, es el mayor de los errores. Lo que constituyó ya un error, aunque no grande y fácilmente corregible, fue el boicot de la ‘Duma’ por los bolcheviques en 1906. Fueron errores más serios y difícilmente reparables los boicots de 1907, 1908 y los años siguientes, pues, por una parte, no había que esperar que se levantara de nuevo rápidamente la ola revolucionaria, ni la transformación de la misma en insurrección y, por otra, la necesidad de combinar el trabajo legal con el ilegal nacía del conjunto de la situación histórica ligada a la renovación de la monarquía burguesa. Hoy, (...) se comprende con singular claridad que los bolcheviques no habrían podido conservar (y no digo ya afianzar, desarrollar y fortalecer) el núcleo sólido del partido revolucionario del proletariado durante los años 1908-1914, si no hubiesen defendido en la lucha más dura la combinación obligatoria de las formas legales de lucha con las formas ilegales, la participación obligatoria en un parlamento ultrarreaccionario y en una serie de otras instituciones permitidas por una legislación reaccionaria”4.
Durante la segunda mitad de 1906, comienzan a desarrollarse distintas acciones de enfrentamiento entre destacamentos armados de los sectores de vanguardia y las fuerzas represivas del zarismo. Lenin, que todavía tenía expectativas en que la revolución había tenido un retroceso momentáneo, señala que el partido tenía que tomar la dirección de estas acciones de tipo guerrillero para que no se “desgasten” y “prostituyan” [ver recuadro], siempre señalando que no eran más que un “medio más de lucha”. Luego, la continuidad del retroceso, no pudo evitar la degeneración incluso de los grupos de bolcheviques (que en ocasiones llegaron a confundirse con el “bandidismo” común) que habían tomado parte en estas acciones.

Nuevamente sobre las tres concepciones de la revolución rusa
Mientras tanto el zarismo nombra ministro a Stolypin que intenta consolidar a la autocracia mediante algunas concesiones al campesinado, con una reforma agraria limitada: le quita un tercio de la tierra a las comunidades (mir) para dárselas a otros campesinos, intentando conformar una base de campesinos ricos para la autocracia. Los mencheviques opinaban que la reforma de Stolypin iba a triunfar, que iba a lograr una base de masas para el régimen.
Después de cuatro años de la reforma de Stolypin, en 1911, sólo tres millones de familias campesinas habían incrementado su riqueza, constituyendo una base muy exigua si consideramos que había cientos de millones de campesinos. La única forma que había de conseguir una base social fuerte, era expropiando a los grandes terratenientes. Pero los nobles de la autocracia zarista eran latifundistas. ¡El aparato estatal era de los terratenientes! Pero, entrado el siglo XX, era extremadamente difícil hacer una revolución democrática, donde la burguesía le diera la tierra a los campesinos, creara un mercado nacional, fortaleciendo a la producción industrial de las ciudades, etc. La burguesía estaba ligada a los grandes capitales extranjeros y era muy débil, por tanto, para encabezar cualquier revolución nacional; y el proletariado era muy fuerte y venía de encabezar la revolución de 1905.
Surge el siguiente problema: si se moviliza el proletariado, luchará por sus propias reivindicaciones y la burguesía no puede hacer una revolución burguesa; si no se moviliza el proletariado, no hay bases para hacer una revolución burguesa porque no hay una clase en la cual apoyarse.
¿Por qué hubo revolución obrera en Rusia en 1905 y luego de años de derrota, nuevamente en 1917? Porque no había bases sociales para hacer una revolución burguesa, instaurar una monarquía constitucional o alguna otra forma de gobierno burgués estable. No había bases sociales; había un gran campesinado empobrecido, un proletariado derrotado pero furioso contra el zarismo y poca clase media urbana, incapaz de sostener a la autocracia, un régimen feroz de tipo feudal que nada tenía que ver con el mundo moderno europeo.
Entonces Trotsky, en 1906, empieza a plantear que la única fuerza capaz de dirigir la revolución será el proletariado. Frente a eso, los mencheviques plantean un silogismo: si la revolución es burguesa, la tiene que dirigir la burguesía. Entonces, ¿qué tarea tiene el partido socialdemócrata ruso para los mencheviques? Acompañar la experiencia de la burguesía, apoyar las medidas contra el feudalismo que tome la revolución burguesa y fortalecer mientras tanto su partido obrero, preparándose para algún momento histórico en que se hará la revolución proletaria.
La teoría de Lenin era profundamente revolucionaria y no coincidía con ninguna de las dos anteriores. Lenin señala que la clave de la situación era la alianza revolucionaria del proletariado con el campesinado. Y esto tiene que ver con las discusiones sobre la cuestión agraria del congreso de 1906.

1. En el Congreso de Estocolmo, el partido tenía casi 150.000 militantes: aproximadamente 70.000 bolcheviques y mencheviques, 14.000 representantes de Letonia, 26.000 de la socialdemocracia polaca y 33.000 del Bund, organización que representaba a los trabajadores judíos, pero que también integraba la socialdemocracia.
2. Esto en alusión a las revoluciones de 1848, proceso conocido como la Primavera de los Pueblos, al que aludimos en la primera conferencia que integra este ciclo.
3. De sus siglas en ruso, KDT, Partido Constitucional Demócrata.
4. Lenin, El izquierdismo enfermedad infantil del comunismo, 1920
-------
GLOSARIO
Stolypin, Piotr Arkadievich (1862 - 1911). Ministro del Interior del zar Nicolás II desde 1904, recayó en él la responsabilidad de contener el movimiento revolucionario que estalló en 1905. Aunque anteriormente se había mostrado partidario de introducir reformas que liberalizaran la monarquía zarista, la revolución le convenció de que el régimen sólo podría sobrevivir por medios autocráticos y represivos. Después de aplastar la Revolución fue nombrado primer ministro en 1906 y conservó el cargo hasta su muerte. Redobló el terror policial, instaurando tribunales militares para juzgar a huelguistas y revoltosos. En 1907 reunió por segunda vez la Duma que solicitaban los reformistas; pero la disolvió en cuanto comprobó la fuerza que tenía en ella la oposición izquierdista. En aquel mismo año dictó una ley electoral más restrictiva que, al reducir el peso del voto popular, le permitió convocar una tercera Duma dócil a sus propósitos (1907-12). Al mismo tiempo, puso en marcha una reforma agraria encaminada a reducir el potencial revolucionario del campesinado ruso: eliminó las comunidades campesinas locales, colonizó nuevas tierras e impulsó el desarrollo de un campesinado propietario independiente.
---------
Sobre los errores
“De la política y de los partidos se puede decir –con las variantes correspondientes- lo mismo que de los individuos. No es inteligente quien no comete errores. Hombres que no cometan errores, no los hay ni puede haberlos. Inteligente es quien comete errores que no son muy graves y sabe corregirlos bien y pronto.”
Lenin, El izquierdismo, enfermedad infantil del comunismo, 1920

Lenin y la guerrilla
“La cuestión de la acción guerrillera es de sumo interés para nuestro Partido y para las masas obreras. (...) El marxismo, totalmente hostil a todas las fórmulas abstractas, a todas las recetas doctrinas, exige que se preste mucha atención a la lucha de masas en curso que, con el desarrollo del movimiento, el crecimiento de la conciencia de las masas y la agudización de las crisis económicas y políticas, engendra constantemente nuevos y cada vez más diversos métodos de defensa y ataque. Por esto, el marxismo no rechaza categóricamente ninguna forma de lucha. (...) El marxismo, en este sentido, aprende, si puede decirse así, de la práctica de las masas, lejos de pretender enseñar a las masas formas de lucha inventadas por ‘sistematizadores’ de gabinete. (...) Un marxista se basa en la lucha de clases y no en la paz social. En ciertos períodos de crisis económicas y políticas agudas, la lucha de clases, al desenvolverse, se transforma en guerra civil abierta, es decir, en lucha armada entre dos partes del pueblo. En tales períodos, el marxista está obligado a tomar posición por la guerra civil. Toda condenación moral de ésta es completamente inadmisible desde el punto de vista del marxismo. En una época de guerra civil, el ideal del Partido del proletariado es un partido de combate. Esto es absolutamente incontrovertible. (...) Toda forma nueva de lucha, que trae aparejada consigo nuevos peligros y nuevos sacrificios, ‘desorganiza’, indefectiblemente, las organizaciones no preparadas para esta nueva forma de lucha. (...) De esto no puede deducirse que no hay que combatir. De esto es preciso deducir que hay que aprender a combatir. Y nada más. (...) En todo el país se libran encuentros armados y choques entre el gobierno centurionegrista y la población. Es un fenómeno absolutamente inevitable en la fase actual de desarrollo de la revolución. Espontáneamente, sin organización –y, precisamente por eso, en formas a menudo poco afortunadas y malas-, la población reacciona también mediante colisiones y ataques armados. (...) Pero de esto sólo se desprende que el partido del proletariado no puede nunca considerar la guerra de guerrillas como el único, ni siquiera como el principal procedimiento de lucha; que este procedimiento debe estar subordinado a los otros, debe ser proporcionado a los procedimientos esenciales de lucha, ennoblecido por la influencia educadora y organizadora del socialismo. Sin esta última condición, todos, absolutamente todos los procedimientos de lucha, en la sociedad burguesa, aproximan al proletariado a las diversas capas no proletarias, situadas por encima o por debajo de él, y, abandonados al curso espontáneo de los acontecimientos, se desgastan, se pervierten, se prostituyen. Las huelgas, abandonadas al censo espontáneo de los acontecimientos, degeneran en Alliances, en acuerdos entre obreros y patronos contra los consumidores. El parlamento degenera en un burdel, donde una banda de politicastros burgueses comercia al por mayor y al por menor con la ‘libertad popular’, el ‘liberalismo’, la ‘democracia’, el republicanismo, el anticlericalismo, el socialismo y demás mercancías de fácil colocación. La prensa se transforma en alcahueta barata, en instrumento de corrupción de las masas, de adulación grosera de los bajos instintos de la muchedumbre, etc., etc. La socialdemocracia no conoce procedimientos de lucha universales que separen al proletariado con una muralla china de las capas situadas un poco más arriba o un poco más abajo de él. La socialdemocracia emplea, en diversas épocas, diversos procedimientos, rodeando siempre su aplicación de condiciones ideológicas y de organización rigurosamente determinadas.” 
Publicado en Proletarii N° 5, 30 de setiembre de 1906





Prensa

Virginia Rom 113103-4422

Elizabeth Lallana 113674-7357

Marcela Soler115470-9292