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MOVIMIENTO OBRERO

La pelea continúa

Lear: frente a la asamblea trucha, sexta Jornada Nacional de Lucha

Una nueva etapa se abre en la lucha. Esta semana, la patronal, la burocracia y el gobierno volvieron a atacar. La propia Presidenta salió a decir, en defensa de la empresa, que no iban a cerrar, estaban invirtiendo y “solo” despidieron a 200 trabajadores, diferenciando a los obreros de Lear de los de Donnelley. Sergio Berni salió a mentir por los medios. El Ministerio de Trabajo se prestaba a avalar la asamblea trucha del SMATA. El progresismo K descubrió buitres en Donnelley, aunque luego se arrepintió de aplicar la ley antiterrorista para estas empresas (dejándola reservada para sus legítimos destinatarios, los trabajadores y la izquierda), mientras elogiaba a Lear que tiene en sus accionistas a los mismos buitres.
Pero todo esto se enfrenta a la decisión de los despedidos, la comisión interna y de todos los que apoyamos esta gran lucha.

21 de agosto 2014

Lear: frente a la asamblea trucha, sexta Jornada Nacional de Lucha

Una nueva etapa se abre en la lucha. Esta semana, la patronal, la burocracia y el gobierno volvieron a atacar. La propia Presidenta salió a decir, en defensa de la empresa, que no iban a cerrar, estaban invirtiendo y “solo” despidieron a 200 trabajadores, diferenciando a los obreros de Lear de los de Donnelley. Sergio Berni salió a mentir por los medios. El Ministerio de Trabajo se prestaba a avalar la asamblea trucha del SMATA. El progresismo K descubrió buitres en Donnelley, aunque luego se arrepintió de aplicar la ley antiterrorista para estas empresas (dejándola reservada para sus legítimos destinatarios, los trabajadores y la izquierda), mientras elogiaba a Lear que tiene en sus accionistas a los mismos buitres.
Pero todo esto se enfrenta a la decisión de los despedidos, la comisión interna y de todos los que apoyamos esta gran lucha.
La respuesta a los ataques no se hizo esperar. El viernes 15 los trabajadores marcharon al Ministerio de Trabajo reclamando la reincorporación de todos. Horas antes los centros de estudiantes cortaron la 9 de Julio, con gran repercusión en los medios. Marcharon luego a la Cámara de Comercio de Estados Unidos, denunciando a la Lear “buitre” Corporation. El sábado un gran “Encuentro de Trabajadores en Lucha” convocado por Lear y Donnelley congregó a centenares de trabajadores, comisiones internas y organizaciones solidarias, que reforzaron la unidad y el apoyo a estas luchas emblemáticas.
Las acciones de los despedidos siguen cosechando apoyo popular. Es que en la situación de incertidumbre económica, esta lucha contra los despidos se puso en el centro de la política nacional.

Entran los delegados...a una cárcel

Para preparar el clima antes de la asamblea trucha, el sábado por la noche un auto de color blanco pasó por la carpa de los despedidos y disparó al aire. Las cámaras de la empresa esta vez no vieron nada. Esta amenaza mafiosa es parte de las adversidades que tienen que sortear los despedidos en la carpa, uno de los principales centros de organización y discusión. Los últimos días, el acampe está “rodeado” por centenares de policías y gendarmes, que hacen en los hechos un “corralito” que impide moverse libremente. En determinadas horas del día, la Gendarmería avanza unos pasos para tratar de meter miedo.
El martes finalmente la empresa levantó el lock out, que como hemos denunciado consistía en una medida de chantaje para impedir el ingreso de los delegados. Ese mismo día se concentraron los despedidos y sus familias, para acompañar el ingreso de los cuatro delegados y repartirle una carta a sus compañeros que ingresaban. El gobierno desplegó un mega operativo policial que incluyó el aterrizaje en helicóptero de Sergio Berni con casi mil efectivos para impedir que los trabajadores puedan siquiera repartir un volante.
Luego de semanas de lucha y con 12 fallos a su favor, los delegados ingresaban a la planta; un nuevo paso en esta lucha. Sin embargo, como era de preveer y como la Comisión Interna lo venía denunciando, el SMATA y la patronal estaban preparando el terreno para la asamblea trucha que montarían al día siguiente. Por eso transformaron la fábrica en una cárcel. Primero la empresa tuvo retenidos a los delegados, impidiéndoles hablar con sus compañeros y ejercer sus funciones gremiales, custodiados por el personal de seguridad y la bonaerense, a la espera de una “revisión médica” que tardaría casi cuatro horas en realizarse (y solo sería una medición de la presión). El cuarto gremial fue directamente desmantelado, por si quedaba alguna duda de la intención de la empresa de barrer con la organización obrera. Cuando los compañeros quisieron ingresar a la sala de máquinas fueron repelidos por la seguridad privada, pese a que está expresamente prohibida la intervención de estos patoteros en los conflictos gremiales. Los delegados recorrerían las líneas finalmente, pero seguidos por los gerentes y la seguridad, que amedrentaban a cualquiera que se acercase a saludarlos. Aparecían por supuesto la simpatía y el saludo de sus compañeros que esquivando los aprietes le estrechaban fraternalmente la mano. La patota no se hizo esperar, y para mandar un mensaje antes de la asamblea, al final del día empezó con un pequeño grupo a hostigar y amenazar a los delegados. Terminaba la jornada con un caluroso recibimiento de los despedidos en el acampe, mientras se redactaba el comunicado que denunciaría las amenazas e impugnaría nuevamente la asamblea trucha.

Asamblea en la cárcel

El miércoles era el día elegido para la farsa montada por el SMATA. Todos estaban en sus puestos. La gendarmería con más de 500 efectivos y carros. La policía, con 700 uniformados, se encargaba de que los despedidos no puedan moverse libremente, y que el Boletín de Lucha diario no pueda llegar a los trabajadores. Adentro, la Verde amenazaba: “El que no vota contra la interna se queda en la calle”. El mismo terror hizo correr la patronal. Todo estaba listo para una asamblea carcelaria. Incluso con algunos gestos de autoridad del mismo Pignannelli que se hizo presente en la fábrica y un Berni bajó de su helicóptero, para dar vueltas pavonenándose por la zona.
Los delegados decidieron no entrar, impugnando la farsa. Como ya habían denunciando, la asamblea fue ilegal. Porque fue contra los fallos judiciales que ordenan claramente “no innovar” en la condición de los delegados, por no darle el legítimo derecho a defensa a los delegados y por no poder votar los trabajadores despedidos, entre otras razones.
La “asamblea” finalmente se hizo, y “votó” contra los delegados. Las cámaras de los Verdes buscaban amedrentar a cada trabajador, que sería grabado si no votaba como la burocracia ordenó. Una rarísima “aprobación por unanimidad” salió de la reunión. Pero pese a todo el aparato de la burocracia, la patronal y el apoyo del gobierno y sus fuerzas de seguridad no pudieron evitar que la bronca y el malestar se expresen. Una resistencia silenciosa se hizo sentir, cuando un importante sector de trabajadores no levantó la mano cuando la Verde lo ordenó. La Verde festejó, pero las miradas cómplices de cientos de laburantes sabían que todo era una farsa. La Verde festejó mientras estuvo su patrón Pignanelli, pero salió dispersa y con la cabeza baja de la fábrica cuando terminó el turno. Desde el acampe, se escuchaba a los compañeros despedidos que encerrados por policías y gendarmes seguía cantando “Verde, decime que se siente / ser carnero y patronal”.
Un comunicado del SMATA intentaba ocultar el fraude pero terminaba haciéndolo más evidente: según el relato oficial, la “asamblea votó por unanimidad” la destitución de los delegados, que hace sólo ocho meses habían sido electos por más del 70% de los compañeros. El colmo es que allí el SMATA se jacta de defender “la fuente de trabajo”, cuando ni nombran a los despedidos. Por último, rematan el comunicado con algo que ni los propios verdes podrían creer: Pignanelli “recibió muestras de afecto” por parte de los trabajadores.

La mejor respuesta: nueva Jornada Nacional de Lucha

Con el acampe rodeado y militarizado, la fábrica transformada en una cárcel y los permanentes ataques del gobierno y el SMATA, sigue esta histórica lucha. Los despedidos hicieron una nueva asamblea para resolver cómo seguir, que el miércoles 21 votó una nueva Jornada Nacional de Lucha para este viernes 22 de agosto. Se harán cortes en todo el país, convocándose a una actividad central en la Capital Federal: concentración en el Obelisco y marcha a la Cámara de Comercio Norteamericana. Luego de la asamblea trucha del SMATA y enfrentando el discurso del gobierno que se quiere adueñar de la bandera de “defensa del trabajo”, los obreros y todos los que los apoyamos respondemos con un nueva Jornada que muestra que la lucha está viva y somos miles los que en todo el país queremos que triunfe.

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