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Lear: Días de perros, tiempo de siembra

Testimonio de un ex despedido de Lear: "La historia de hoy es muy distinta a la de 2005. Los ritmos de producción eran infernales, a los 6 meses tenía tendinitis. Ahí me di cuenta que las lesiones iban a ser una plaga."

16 de mayo 2013

La historia de hoy es muy distinta a la de 2005. Los ritmos de producción eran infernales, a los 6 meses tenía tendinitis. Ahí me di cuenta que las lesiones iban a ser una plaga.
Se veía muy difícil cambiar las cosas. Firpo, delegado Verde, caminaba por la fábrica como un gerente. La gente sólo hablaba de cambiar el coche o el celular. Fueron días muy difíciles, y cuando encontrabas un compañero piola, lo echaban.
En 2007 dos de los principales activistas se presentan como delegados. Volantean todos los rotarys y hacen asambleas clandestinas por sector. Uno de ellos entró y el otro quedó afuera por 10 votos. Seguro que Firpo metió la mano en la lata.
A uno lo quisieron comprar y como no pudieron lo apretaron, pero ya no podían contra nosotros. Teníamos un compromiso y no nos íbamos a bajar. Nos rompíamos la cabeza para reagrupar a los compañeros, y ahí fueron apareciendo los que hoy integran la interna. Y el turquito, el primer despedido que resistió.
Recuerdo una anécdota: un delegado Verde le pregunta a un gerente –“¿Cómo se hace para detectar a los activistas?”
Y éste le responde: –“mirá…es muy difícil. El activista es el tipo que no llega tarde, el mejor compañero, no falta, pero en 3 días te revoluciona la fábrica”.
Así de vendidos eran nuestros delegados, había que decirles basta.
Cuando lo echan a “El Turquito” y ya éramos un grupo de unos 5 a 10 compañeros. Sabíamos que Firpo había entregado una lista donde estábamos todos.
Ahí comenzamos una lucha que iba más allá de la reincorporación. Una lucha de ideas, una lucha de ir abonando el terreno, de apuntar al enemigo, de sacarle la máscara, de insistir. Que sí se puede, que cada cosa que hacíamos tenía que servir, para organizar a los compañeros. También sirvió para detener el despido de 40.
En el camino muchos quedamos afuera pero seguimos aportando a la organización de la fábrica. Que hoy en Lear haya compañeros que se plantan como lo hicieron durante los últimos 20 días, demuestra que en realidad nunca nos terminaron de echar del todo.

Por ex despedido de Lear

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