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Las tendencias de la situación internacional

21 de junio 2007

En febrero de este año, realizamos la IV Conferencia de la Fracción Trotskista–Cuarta Internacional (FT-CI), a la que pertenece el PTS. Allí discutimos la situación internacional, los principales debates en la izquierda europea, y la situación de los países donde actuamos. Las principales conclusiones las expresamos, en forma resumida, en LVO 224 (1/3/07). Para este X° Congreso, en el Comité Central discutimos elementos de actualización del análisis de la situación internacional elaborado en aquella Conferencia.

Adelantamos aquí algunos elementos que pondremos a discusión en la sesión del Congreso dedicada a este tema:

a) Reafirmamos que “el factor más dinámico de la situación internacional es la crisis de la hegemonía norteamericana”1, aunque sus efectos se hallan amortiguados por el “crecimiento de la economía mundial, basada centralmente en el rol de EE.UU. como gran consumidor en última instancia y de China como el nuevo taller manufacturero y exportador a nivel mundial”2. Este ciclo de crecimiento, que incluye a diversos países de la periferia capitalista como los de América Latina, no se detuvo durante este año, pero son cada vez mayores las contradicciones que acumula (como los siderales déficit comercial y fiscal de EE.UU.), y es probable que la muy anunciada desaceleración de la economía norteamericana (suave o brusca) afecte el crecimiento de China y se frene el “círculo virtuoso” que hoy motoriza la economía mundial.

b) Sobre esta base, asistimos a crecientes tensiones geopolíticas (entre estados): mientras EE.UU. parecería inclinarse a negociar con Irán para lograr algún tipo de orden en el caos iraquí, se produce el duro choque diplomático con Rusia por la instalación del sistema antimisiles en la República Checa y Polonia. “La debacle norteamericana en Irak ha resultado en una aceleración de su declinación hegemónica. Esto no quiere decir que EE.UU. haya abandonado el juego ni haya aceptado el fin de la ‘unipolaridad’. (...) EE.UU. está reenfocando su proyecto geopolítico de restaurar su desgastado poderío global. Este es el sentido estratégico de las actuales negociaciones en Irak (que le impiden proyectar su poder global por una guerra de contrainsurgencia de desgaste que no puede ganar) y de la nueva ofensiva de la OTAN en el terreno europeo. Por su parte, Rusia (…) busca activa y ahora abiertamente terminar con la atmósfera de aceptación a los dictados de EE.UU., surgida del mundo post-1991 (debacle de la ex URSS y triunfo contundente de EE.UU. en la primera Guerra del Golfo), y que condujeron a la década de los ‘90 de dominio indiscutido de los EE.UU.. Recordemos que durante esos años los EE.UU. mantuvieron la hegemonía (y en cierta medida la reforzaron) con el consenso de las potencias menores, que temerosas de enfrentarse u oponerse a la ‘última superpotencia existente’, e inseguras sobre sus propias capacidades de influencia, permitieron a Washington dominar en forma ‘económica’ sin las obstrucciones, reticencias y oposiciones que están emergiendo hoy. En este nuevo periodo, los EE.UU. tendrían que tomar en cuenta más seriamente a Alemania, la resurgente Rusia o la ascendente China, cuestión que presenta resistencia en el propio EE.UU., como muestra la ofensiva contra Rusia, el creciente clima proteccionista en el Congreso o la hostilidad del establishment militar contra China”3.

c) En países como Francia, Alemania o Italia, donde la política monetaria de la Unión Europea impide devaluaciones bruscas que permitan tasas altas de crecimiento, los gobiernos siguen profundizando ataques abiertamente neoliberales para aumentar la productividad del trabajo y mejorar la posición de cada país en la arena internacional. La capitulación abierta de las direcciones políticas y sindicales socialdemócratas (incluidas las ex stalinistas) impidió que los trabajadores derroten estos ataques (aunque en varios países los han enlentecido), y permitió que se fortalezca la presión reaccionaria de los sectores más acomodados de las clases medias (con amplia influencia en la “opinión pública”). El caso más notorio es el triunfo del derechista y racista Nicolás Sarkozy en Francia. En los países semicoloniales como Argentina, donde se viene produciendo un fuerte crecimiento económico y algunas medidas “heterodoxas” de los gobiernos, estos sectores de las clases medias presionan hacia el “orden” para poder explotar al máximo sus posibilidades de consumo.

d) Es importante señalar que, en este marco, la crisis de la hegemonía norteamericana no se expresa como tendencias hacia la izquierda en los regímenes políticos de los principales países, como vimos en el punto anterior y como se puede observar en los regímenes que consolidaron su carácter bonapartista en países claves como Rusia y China.

e) Los gobiernos y regímenes con rasgos populistas que otorgan ciertas concesiones a las masas y se presentan como alternativa “por izquierda” al neoliberalismo, como los de Venezuela, Bolivia o Ecuador, son un fenómeno por ahora limitado a Sudamérica, subproducto del desvío de los levantamientos populares que recorrieron el subcontinente.

f) Las tendencias reaccionarias que responden a los intereses de las grandes empresas trasnacionales, chocan con la lenta pero persistente recomposición de la clase trabajadora, cuya fuerza social se recompuso en los últimos años de crecimiento económico. La clase trabajadora protagoniza luchas en varios países no sólo de América Latina, sino también de Europa, Asia y África. Por ejemplo, el 1° de junio comenzó una huelga general por aumento salarial de los empleados públicos de Sudáfrica, que aún se mantiene, y que llevó a un paro nacional de solidaridad el 13 de junio convocado por la central sindical (COSATU, que sigue apoyando al gobierno del Congreso Nacional Africano del presidente Mbeki), con manifestaciones en todo el país de 500.000 trabajadores. Aunque no se produjeron nuevos levantamientos populares (lo más cercano fue la derrotada lucha de Oaxaca, en México, donde ahora los maestros han vuelto a la lucha), producto de que el ciclo de crecimiento económico permite políticas de contención por parte de los estados, la recomposición obrera continúa porque en todos los países, gobierne quien gobierne, el desarrollo de la economía se basa en una mayor explotación y precarización de los trabajadores.

g) Los procesos más agudos de la lucha de clases siguen concentrados en Medio Oriente: la resistencia armada a la ocupación norteamericana en Irak, la guerra civil en Gaza donde Hamas asumió el control militar del territorio, que amenaza extenderse a Cisjordania, los continuos enfrentamientos que sacuden el Líbano luego de la derrota del ejército israelí.

h) El movimiento estudiantil y juvenil protagoniza acciones importantes en diversos países: desde las acciones contra la cumbre del G8 en Alemania, en las que miles de jóvenes burlaron los dispositivos policiales y produjeron enfrentamientos con decenas de detenidos, hasta la ocupación de la rectoría de la prestigiosa Universidad de Sao Paulo, que aún continúa.

Con el trasfondo de esta compleja situación internacional, de la cual señalamos sólo algunos elementos y muy esquemáticamente, en la IV Conferencia de la FT-CI abordamos el debate sobre “el retorno de la cuestión estratégica” planteado entre las principales corrientes que se consideran marxistas revolucionarias europeas4. La mayoría de estas tendencias degradan su estrategia a tal punto que terminan apoyando al gobierno seminacionalista de Chávez y promoviendo la construcción de “partidos amplios antineoliberales” que diluyen toda estrategia obrera y revolucionaria en pos de conciliar con sectores burgueses que tienen roces con los grandes monopolios (como fue, por caso, la votación de los diputados del PSOL de Brasil de una ley para las pequeñas empresas que avanzaba en la flexibilización laboral).

Las organizaciones que integramos la FT-CI discutimos en cada una de nuestras Conferencias y Congresos, cómo ser parte de los procesos de reorganización y lucha de la clase trabajadora, influyendo en sus sectores más avanzados, con el norte de poner en pie partidos de trabajadores revolucionarios que agrupen a la vanguardia obrera para levantar un programa que se proponga terminar con la explotación y la opresión, reabriendo el camino de la revolución obrera y socialista. Siendo conscientes de lo difícil de esta empresa, pero considerándola indispensable, valoramos los primeros pasos en este camino. Por ejemplo, los compañeros de la LOR-CI de Bolivia se han tornado en referentes para diversos sectores obreros de la estratégica ciudad de El Alto que buscan organizarse, por lo cual decidieron editar su periódico en forma quincenal (antes era mensual). A su vez, continuamos y profundizamos nuestras elaboraciones teóricas y políticas para dar respuestas creativas a los nuevos fenómenos de la realidad internacional y de cada país, buscando debatir con las principales corrientes intelectuales de la izquierda europea y americana. El X° Congreso del PTS será parte de este esfuerzo.

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