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Celia Martínez

Las obreras sin patrón

16 de julio 2004


Hace 10 meses atrás, en este mismo lugar tenía el orgullo de hablar como candidata por el PTS. Estábamos todavía en la carpa resistiendo y terminé cantando con ustedes: "vamos a volver". ¡Y volvimos, compañeros! (...).
Para que esto sucediera, tuvimos el apoyo de muchas organizaciones , de desocupados, sindicatos como el ceramista y partidos de izquierda. En particular, creo que ya todos reconocen que el PTS jugó un rol central. Basta nombrar la propuesta de resistir y poner la carpa (...) el enorme fondo de huelga de más de $35.000 . Pero además, fue muy importante para oponernos totalmente al microemprendimiento que ofrecía Ibarra (...)
Pero lamentablemente no volvimos como queríamos. El gobierno utilizó los 8 meses en la carpa para imponernos un cambio de dirección, un cambio Caro...
Pero la lucha no fue en vano. Estamos adentro y Jacobo Brukman afuera. Y además, estamos nosotras, una minoría de obreras y obreros más concientes de que la salida individual no nos sirve para avanzar en la lucha de los trabajadores. Y seguimos gritando ¡aquí están éstas son las obreras sin patrón! (...) Ahora que tenemos problemas con la producción, se ve la diferencia: antes teníamos una gran solidaridad y organizábamos colectas y rápidamente podíamos levantar la producción y conseguir nuestro sueldo. Hoy todo tiene que arreglarse con el gobierno, que nos niega cualquier subsidio. (...)
Tengo un poema para acercarles de Bertold Brecht que dice así "El peor analfabeto es el analfabeto político. No oye, no habla, no participa de los acontecimientos políticos. No sabe que el costo de la vida, el precio del poroto, del pan, de la harina, del vestido, del zapato y de los remedios, dependen de decisiones políticas. El analbeto político es tan burro que se enorgullece y ensancha el pecho diciendo que odia la política. No sabe que de su ignorancia política nace la prostituta, el menor abandonado y el peor de todos los bandidos que es el político corrupto, mequetrefe y lacayo de las empresas nacionales y multinacionales."
Tengo el orgullo de ser hoy parte del PTS, (...). Aquella frase, que dije el 13 de abril del 2002, en el primer Encuentro ("si los obreros podemos dirigir una fábrica, podemos dirigir el país") hoy la puedo decir con más autoridad, porque ya me siento una militante socialista revolucionaria, aunque me queda mucho por aprender. Y hoy, me animaría a agregar "¡para que los obreros podamos dirigir un país, hace falta construir un partido revolucionario que nos lleve a la victoria!".

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