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A 90 años de la Revolución Rusa

Las distintas estrategias alternativas

Emilio Albamonte

29 de noviembre 2007

Como decíamos al principio, podríamos decir que hay tres estrategias que han surgido de las revoluciones: además de la estrategia que surgió de la Revolución Rusa, la estrategia que surgió de la Revolución China y la estrategia que surgió de la Revolución Cubana. Hay otra estrategia, la del estancamiento de la revolución, la de los momentos pacíficos , es la transformación de la táctica electoral y sindical en estrategia. A esto Kautsky lo llamó “estrategia de desgaste”. En cierta medida, la interpretación que se ha hecho desde el reformismo del pensamiento del revolucionario italiano Antonio Gramsci sobre la “guerra de posiciones” combina aquellas tácticas con la lucha cultural y formula una nueva “guerra de desgaste” parecida a la que había formulado Kautsky. A estas estrategias tenemos que sumarles las del autonomismo y la del anarquismo. Analicemos cada una.

La guerra popular prolongada

Hubo otra gran revolución que fue la revolución China, esta es un subproducto de que una gran revolución obrera de los años ‘27 y ‘28 fue derrotada por los errores de la dirección stalinista y entonces las tropas campesinas de Mao fueron atacadas y se vieron obligadas a recorrer el país hasta que pudieron establecerse en el norte y ahí Mao empieza a hacer la política de guerra popular prolongada. La base de esta política no es sólo la crisis y la guerra en general sino la invasión del país por una potencia extranjera. Al ser invadida China por Japón eso crea una cierta unidad de todas las clases del país contra el invasor extranjero. De la experiencia de la Revolución China, Mao extrae las consecuencias de una nueva estrategia, la guerra popular prolongada. _ Esta plantea, que si estamos invadidos por un invasor extranjero, nuestra táctica es militar. Mao sostuvo que eran cuatro clases las que debían luchar contra los japoneses: la burguesía nacional, el proletariado, el campesinado y la pequeña burguesía urbana. El bloque de las cuatro clases, donde el sujeto fundamental era el campesinado. Mao sostenía que hay que hacer una revolución agraria que resuelva el problema de la falta de tierra para los campesinos y el hambre, crear un Estado unificado en China, luchando contra el extranjero. Estas tareas deben ser llevadas adelante por las cuatro clases. El proletariado participa en esa lucha como un integrante más en esa lucha contra el extranjero. La táctica es esencialmente militar, decía, si somos más débiles que el enemigo utilizamos el método de guerrilla, dar golpes sorpresa al enemigo y después retirarnos y mezclarnos con la población, Mao decía que el revolucionario debe nadar en el pueblo como el pez debe nadar en el agua. Por eso es la clave la acción de la guerrilla cuando somos débiles. A eso le llamaba etapa de defensiva estratégica. _ Hay una segunda etapa, cuando logramos construir un ejército de varios cientos de miles, entonces, liberamos sectores del territorio, y empieza una lucha entre los sectores que liberamos y los sectores que domina el imperialismo extranjero o en alianza con los sectores contrarrevolucionarios. A esta la llamaba etapa de equilibrio estratégico1. Hay una tercera etapa, la etapa final, donde construimos una fuerza abrumadora con respecto al enemigo, entonces, desde el campo les ocupamos las ciudades. A esta etapa la llamaba, etapa de ofensiva estratégica. Así fue la revolución China, de esa experiencia tanto Mao como los revolucionarios vietnamitas sacaron la teoría de la guerra popular prolongada.
Esta lucha es inminentemente militar, no hay órganos de autodeterminación de las masas, sino un ejército guerrillero. El Estado que surge, es un Estado basado en un ejército con base esencialmente campesina or lo tanto surge como Estado obrero burocratizado. Eso no quiere decir que si un país es invadido, o en otras condiciones especiales, no pueda aplicarse la táctica de la guerra de guerrillas, pero para los bolcheviques esta será siempre una táctica y no una estrategia. Como estrategia es opuesta a la de la revolución rusa, porque la estrategia de la revolución rusa tiende a que toda una clase, el proletariado, eleve su nivel político y se transforme en sujeto de su liberación. Como dice Marx en el Manifiesto Comunista: la liberación de los trabajadores será obra de los trabajadores mismos. La estrategia que surge de la revolución China, es que la revolución de los campesinos, luchando contra la burguesía imperialista y la gran burguesía nacional, sea la que dirija el bloque de las cuatro clases donde el partido que representa el proletariado, según Mao, y luego que termine la lucha contra el invasor extranjero, ajusta cuentas contra la burguesía en la guerra popular prolongada. Para el conjunto de los partidos maoístas, esta estrategia significó una variante de la “revolución por etapas” stalinista, es decir, que una primera revolución es común con la burguesía “nacional” o “patriótica” (incluso el PCR aquí busca también los “militares patrióticos”) que, como no existe, termina en aberraciones como el apoyo a Menem en el ’89.
Como decíamos, para nosotros, es una estrategia que surge no solamente de crisis y guerra en general; sino que surge como producto de invasiones como se dio en China invadida por Japón y luego en Vietnam invadido primero por Francia y después por EE.UU. Este método, el de la guerra popular prolongada, no es un método de revolución proletaria, es un método de lucha nacional cuyo sujeto principal es el campesinado, y que dice que como subproducto de esa lucha, si vencemos al enemigo, luego el proletariado luchara para hacer la revolución socialista o la revolución proletaria.

La estrategia del foco guerrillero

Hay una tercera estrategia en el siglo XX, que es la estrategia surgida con la Revolución Cubana, de una mala interpretación de la revolución cubana. Hay una interpretación que habla del asalto a la Moncada, que fueron derrotados, que vino la represión, que desde México después volvieron, etc. que los muestra como unos descolgados, que eran gente que cayó del aire. Sin embargo, ellos eran parte de un partido popular en Cuba. Igual que en China, con la reforma agraria, conseguían sumar a los campesinos al ejército y entonces, estos, apoyan el ejército guerrillero. Y al mismo tiempo, también, hay una relación con las ciudades donde se están desarrollando tendencias insurreccionales contra la dictadura de Batista. Las lecciones que sacan los revolucionarios cubanos y esencialmente Ernesto “Che” Guevara es que no hace falta ni crisis, guerra, ni siquiera la invasión del extranjero. Hace falta que haya un gobierno más o menos impopular y que los campesinos estén hambrientos. Con esas dos cosas hay que crear un foco, un grupo de revolucionarios que se estructura en el campo (o en la ciudad según la variante del foquismo urbano) y mediante acciones de propaganda armada, es decir, por ejemplo liquidando terratenientes, etc., esa misma formación del foco crea las condiciones para hacer la revolución. Bueno, el “Che” Guevara fracasó con esta teoría en Bolivia y cuando combatió en África, porque el foco no crea condiciones revolucionarias. O hay o no hay condiciones para la revolución. O hay crisis y guerras que puedan desatar la revolución o no las hay. Los revolucionarios no pueden inventar revoluciones, en última instancia es una concepción subjetivista que confía que los revolucionarios pueden crear las condiciones objetivas mediante la propaganda armada para hacer la revolución.
Como vemos, de las tres grandes revoluciones del siglo XX la Revolución rusa, la china y la cubana surgen estrategias para hacer la revolución. Estas son las grandes estrategias revolucionarias: la estrategia bolchevique basada en el proletariado, la de la guerra popular prolongada y la del foco, basadas en el campesinado y en un ejército guerrillero. Al estar basadas en un ejército tampoco desarrollan organismos de autoorganización de las masas. Por eso no hubo soviets en Cuba, porque es el ejército guerrillero el que toma el poder, en Cuba hay un partido único y un ejército. El “Che” Guevara que se opuso a la política del stalinismo que quería cooptar la revolución y que incluso planteó contra los estalinistas “revolución socialista o caricatura de revolución” tuvo el gran límite de no haber luchado por la democracia soviética en Cuba, por la democracia de los explotados, por los consejos obreros, porque las masas determinen qué se produce y cuánto se produce, qué relación quieren tener con Rusia. Si se hubieran movilizado las masas para conquistar este objetivo, Cuba, no sólo hubiera sido una revolución triunfante en nuestro continente sino que hubiera sido un faro mucho más luminoso para los explotados de América y el mundo.

La “estrategia” de desgaste

Frente a esas tres estrategias que surgen de las revoluciones, está la formulación de Kautsky de “estrategia de desgaste”, surgida de la ausencia de revolución, mediante la cual se transforma la táctica de participar en elecciones y participar en sindicatos en estrategia.
Hace treinta años que no hay revolución en el mundo; hay levantamientos, como en Bolivia, como en Venezuela, como en Argentina en el 2001, pero revoluciones proletarias clásicas y mucho menos triunfantes no hay desde hace 25 ó 30 años. Las últimas grandes revoluciones “clásicas” derrotadas fueron las que culminaron con los Cordones Industriales en Chile bajo Salvador Allende; la Revolución Boliviana del 71 que dio origen a la Asamblea Popular, un organismo semisoviético; la revolución que culminó con huelga general en Uruguay y que fuera derrotada en el 73, el proceso revolucionario que se inició en la Argentina con el Cordobazo, que pasó por las Coordinadoras Interfabriles y concluyó con el golpe genocida del ’76; y la gran revolución que volvió en el centro y que fue una revolución clásica, la gran Revolución portuguesa de 1974 que se combinó con las guerras antiimperialistas que libraban las colonias africanas de aquel país. Desde ahí, sólo ha habido revoluciones políticas, que se hicieron contra la burocracia stalinista, como en Polonia en los años 80, pero más bien revoluciones clásicas anticapitalistas no ha habido desde aquella época, o sea que hace 25 ó 30 años que no hay revoluciones. Aunque ha habido otras revoluciones, que no han sido clásicas, como la nicaragüense, o la salvadoreña, o la revolución iraní que surgieron a fines de la década del setenta.
En este marco la ilusión de la “estrategia de desgaste” dice que participando de las elecciones, ganando sindicatos, participando de manifestaciones de masas, etc. vamos desgastando el poder del enemigo hasta llegar un momento en que nos podamos imponer al poder del enemigo, por eso “estrategia de desgaste”, entonces todo aquel que participa y gana comisiones internas en un sindicato y participa en las elecciones opina que está teniendo una “estrategia de desgaste”, en términos generales el que termina desgastándose es él en general si esto no esta ligado a una estrategia mayor.
Como se desprende de los que decía al principio, el que no piensa en términos estratégicos y piensa en términos tácticos crea una puerta abierta a todo tipo de arribismo. Una cuestión es pensar que la táctica está ligada a la estrategia, pero la táctica está dominada por la estrategia. Si la táctica no está dominada por la estrategia los revolucionarios podemos transformarnos en una escuela de arribismo. Algunos partidos reformistas, como por ejemplo, el Partido Comunista Argentino ha sido uno de los que más cuadros le ha dado a la burguesía a lo largo de su historia, es decir, todos los cuadros del Frepaso, desde Aníbal Ibarra, etc. pasaron por el Partido Comunista Argentino. Entonces los que luchan tácticamente y no conciben la táctica subordinada a la estrategia están generando arribistas pequeñoburgueses.
Como lo demostró en su momento el mismo Kautsky con su apoyo al imperialismo alemán en la primera guerra mundial, en la época de crisis, guerras y revoluciones este camino lleva, más temprano que tarde a la completa bancarrota.

Autonomismo y anarquismo

Hay una quinta estrategia que es la de los autonomistas, que dicen que podemos estar “más allá” del Estado y sus instituciones, construir en los márgenes del sistema nuevas relaciones sociales. Sin embargo, el Estado actúa sobre los movimientos sociales más allá de las intenciones de quienes los integran. Actúa tanto a través de la represión como de la cooptación. Un ejemplo de esto es el subcomandante Marcos, a él no lo aplastaron pero lo dejaron aislado en la selva Lacandona y no consiguió sacar del hambre, la miseria, la falta de cultura a la población, aunque consiguió algunas reivindicaciones. Aparte no se une con los trabajadores que forman parte de los cien millones de mexicanos de los cuales cuarenta millones son trabajadores, al no unirse con ellos esa estrategia autonomista es una estrategia que lleva a un callejón sin salida.
La estrategia anarquista, tiene puntos en común con la estrategia bolchevique, pero ellos opinan que ni bien se toma el poder hay que liquidar el Estado y hacer “una asociación de productores libres asociados”, o una unión de cooperativas, porque hacerse cargo del poder y empezar a planificar la economía sería darle el poder al burócrata. Estas teorías autonomistas y anarquistas no tienen en cuenta que hay una economía y una política dirigida por el imperialismo mundial, y que eso plantea la posibilidad cierta del aislamiento económico y de ataques militares del imperialismo coaligado con los remanentes de las fuerzas burguesas derrotadas. Y que entonces ningún tipo de experimento se puede hacer si no se crea un nuevo Estado basado en la democracia soviética con milicias, e inclusive si es necesario con un ejército propio, para derrotar al ejército de la burguesía y estar preparados para la planificación de la economía y para la guerra revolucionaria. La toma del poder en un país, sobre todo si es atrasado, no puede ser más que una trinchera al servicio del desarrollo de la revolución socialista internacional.
Creemos que discutir las estrategias de la guerra popular prolongada, la del foquismo y la estrategia de la revolución proletaria o las otras estrategias es la forma de rendirle homenaje a la Revolución Rusa. Lo que quiero es introducir la discusión de estrategia, para que por ejemplo los compañeros obreros no piensen sólo en sus fábricas, los estudiantes no piensen sólo en sus colegios o facultades, los compañeros que están en barriadas obreras no piensen sólo en trabajo barrial, etc., sino que piensen cada uno en sus trabajos como instrumentos tácticos para el único arte de los revolucionarios, que es el arte de triunfar. Como decía el “Che” la tarea de los revolucionarios es hacer la revolución. Esto implica que la tarea de los revolucionarios es prepararse para hacer la revolución, es prepararse para vencer. Todo lo demás, aunque hay que darle mucha importancia al trabajo en el movimiento obrero, al trabajo estudiantil, al trabajo electoral, etc., es táctico. Tienen que estar dirigidas por la estrategia, que es el arte de hacerse con el mando. Es decir, el arte de vencer.

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