En la reunión de presidentes americanos que se realizó en Monterrey, Kirchner se juntó con Bush y recibió las felicitaciones correspondientes del jefe norteamericano. Para Washington se trata de un tipo confiable y amigo de los EE.UU.; un aliado de peso para el manejo político y económico de la región. El imperialismo sabe bien de que se trata. El presidente del Banco Mundial acaba de señalar que el país estuvo "al borde de una revolución".1 Las jornadas revolucionarias de diciembre del 2001 que voltearon a De la Rúa, dieron a las masas argentinas un valor político considerable. Duhalde primero, y Kirchner después, lograron contenerlas. El patagónico viene demostrando ser un socio confiable y disciplinado; pagador de una deuda fraudulenta y expoliadora, y buen protector de los intereses del capital financiero e industrial. Si a ello se le agrega el mentado "crecimiento" basado en el descenso de los salarios y la brutal devaluación, que le abren una nueva ola de negocios a las empresas imperialistas, uno podrá entender algunos de los porqué de los lazos de "amistad" de Bush y Kirchner. Es lógico, como corresponde a defensores de una misma clase, que ambos sonrían y se traten como buenos amigos. En un año de elecciones en EE.UU., Bush no quiere ningún problema de inestabilidad regional que complique su reelección.

La entrega de un superávit fiscal del 3% del PBI destinado al pago de la deuda externa, que implica desechar cualquier plan de inversión serio para la creación de empleo, y menos aún ni siquiera una tibia redistribución del ingreso, costará al pueblo argentino una transferencia por año de unos 15.000 millones pesos. El plan acordado sobre el porcentaje del PBI supondrá, asimismo, un aumento en el giro que este año se ubicaría en más de un 70% respecto a los pagos realizados en el 2002, por la baja en la cotización del dólar y el crecimiento del PBI. Kirchner, presentó el acuerdo con el Fondo como una actitud independiente y digna. Como expresa un economista: "No nos engañemos: plantarse en un superávit fiscal del 3% del PBI no representa un accionar independiente. Autonomía sería decidir qué uso se le va a dar al excedente generado."2 A cambio de este ajuste, el FMI no entrega nada: ni nuevos préstamos ni divisas para inversión. Es más, ahora comienza a jugar como lobista de los acreedores de bonos en default, que junto con Lavagna ya están diseñando como reajustar los pagos. La quita del 75% se va convirtiendo en algo "costoso" para el gobierno, que siente la presión del Fondo, y ya fue avisado por el imperialismo que deberá ajustar los números. Las variables llegan a la tales extremos que los "damnificados" argentinos (el 60% según HSBC3 ) han presentado un esquema de pago similar al de los bonos británicos de la Segunda Guerra, donde el Estado se endeuda a perpetuidad con bonos sin vencimiento, y así se pagarían "sólo los intereses"4 . La voracidad capitalista no sabe de nacionalidades. Más allá de quitas y porcentajes, gracias a las aceptación de pago, la deuda significará miles de millones de dólares que continuarán cayendo sobre los trabajadores, incrementando las penurias y las necesidades populares.

Asimismo, el gobierno empieza a brindar otra serie de pasos para profundizar el intercambio de buena amistad con el imperialismo. A pedido de Bush y el FMI, el Estado argentino empezó a encargarse de asuntos pendientes de los ’90. Requerido por el ejecutivo, el Congreso aprobó hace poco la ley de patentes pro-yanki; mantiene en vigencia la ley de inversiones menemista (en la cual el capital extranjero goza de los mismos derechos que los nacionales); y ahora, a pedido del FMI y Lavagna, el Congreso sacará la ley de coparticipación federal. A la vez, como señala el editorialista del diario Clarín, vocero oficial del gobierno, Kirchner acepta en línea con Lavagna, que tarde o temprano impondrá un ajuste de tarifas a favor de los imperialistas, y considera como claves las inversiones y la alianza con los norteamericanos.5 Todo esto va en línea con la compensación a los bancos y al capital financiero, la pesificación a las empresas privatizadas y grandes sectores industriales, la fuga de capitales de las exportadoras, la recuperación de la tasa de ganancia en base a una mayor explotación, la continuidad de la entrega de las riquezas naturales a los monopolios imperialistas. Es decir, una permanencia de los lazos de continuidad con los ’90, bajo formas y gestos para una nueva impunidad capitalista a favor del imperialismo.

Amigo del guerrerista más odiado del planeta

Como expresamos en la revista Estrategia Internacional 19: "La política de Bush, busca cohesionar una base social interna reaccionaria detrás de una política exterior guerrerista y agresiva en la periferia."6 Rasgos reaccionarios que se suman además al ataque brutal que está realizando sobre los derechos civiles de los ciudadanos norteamericanos o bien si leemos los párrafos del último discurso sobre el "Estado de la Unión" de Bush, en el cual el texano transmitió una vez más su oscurantismo y llamó a las parejas a la abstinencia sexual, y resaltó que "gracias a la voluntad y a la determinación de los EE.UU. el mundo cambia para mejor"7 (sic). Los miles de muertos iraquíes no cuentan para la nueva causa redentora imperial; como jamás contaron ni cuentan las vidas de los millones de campesinos y obreros asesinados y explotados por el capitalismo. EE.UU. advirtió, que sigue en guerra y que no piensa en variar su política de avance hegemónico, mientras de paso le avisa a Irán y Corea del Norte que sus satélites de tiro están sobre ellos. El gobierno de Kirchner es un "buen socio" de esta clase de reaccionario, y además recibe sus felicitaciones. Está de acuerdo en combatir al terrorismo que define e inventa Washington cada tanto y es saludado por el jefe que comanda una guerra contra la cual millones de personas se opusieron y oponen en gran parte del mundo. Recientemente, en el Foro Social Mundial que se realizó en Bombay (India), "los sentimientos anti Bush"8 se extendieron a los 120.000 participantes, desbordando a los organizadores, y sobre los cuales se resolvió la convocatoria de acciones contra el imperialismo para el 15 de febrero y 20 de marzo. Entonces, pues ¿socio de quién es Kirchner? Dime con quien andas…

Un buen socio y garante de la "estabilización" de la región

Para el imperialismo yanki la estabilidad de Bolivia luego del levantamiento que protagonizaron las masas bolivianas en octubre es una cuestión central. Los principales bomberos que salieron a encontrar una salida constitucional a la crisis boliviana, impulsando una salida vía Mesa fueron Lula y Kirchner. El gobierno argentino, asume ese rol y estaría dispuesto hasta a intervenir militarmente de ser necesario junto con Brasil contra los mineros y campesinos boliviano, y pueblos aymara y quechua. El diario La Nación, del 09/01/04, lo expresa sin vueltas: "Rumsfeld está preocupado por la posible repetición en los próximos meses de incidentes de magnitud importante en La Paz. Algunas áreas oficiales de la Argentina coinciden con ese diagnóstico. Y, aunque el Gobierno lo niegue públicamente, no sólo sus diplomáticos siguen la situación boliviana. (…) Apenas días antes de la visita de Pampuro a los Estados Unidos, en Buenos Aires se desarrolló un encuentro cumbre -y poco habitual, por cierto- entre los jefes de los ejércitos de la Argentina (teniente general Roberto Bendini), Brasil (general Francisco de Albuquerque) y Chile (general Juan Cheyre Espinoza). El tema analizado fue la posibilidad de que una nueva crisis boliviana desborde por la región. (…) Hombres que estuvieron muy cerca de esa reunión consignaron que los jefes militares harán un monitoreo periódico de los sucesos bolivianos." El plan A es Mesa, y el B, Evo Morales, que ya ajustó su discurso a los "tiempos modernos" y sostiene la tregua. Cosa para nada contradictoria para esta clase de dirigentes que se visten de combativos, pero no son más que colaboradores disfrazados de la clase capitalista.

¿Un nuevo representante nacional y popular?

Algunos populistas, hoy devenidos en kirchneristas, como Patria Libre, apoyan la política del gobierno mientras declaran ser antimperialistas. Cosa rara que –obviamente- no produce ninguna contradicción en esta gente. Existe un "nuevo lenguaje –aporta Eduardo Galeano-, una nueva actitud."9 . ¿Será?... Hasta Hebe de Bonafini, se ha hecho eco y apoya al gobierno. Es cierto que las palabras han variado, pero éstas se deben corresponder con la acción. Términos muy sentidos por el pueblo trabajador como "dignidad nacional, independencia, trabajo, crecimiento, desarrollo, empleo, política contra la pobreza, etc, etc.", se han puesto nuevamente de moda. Mientras tanto, la explotación y la pobreza se multiplican, y el gobierno argentino se hace amigo de un guerrerista y continua entregando las riquezas nacionales producidas por los trabajadores al FMI. Esas palabras oficiales, que defienden los populistas, se encuentran vacías de un verdadero contenido independiente, y ni que hablar de antiimperialista. Pero la cosa no termina acá. Ex "muchachos de la jotapé" y de la "Tendencia", como Dante Gullo, llegaron a afirmar en un programa de cable que Kirchner es como Perón del ‘45. Ni Truman ni Eisenhower, presidentes de EE.UU. en aquella época, dijeron que Perón era un "buen socio". Es más, el imperialismo yanki primero intentó que no gane las elecciones del ‘46 (¡no se olviden de "Braden o Perón"!) y después hizo el golpe militar del ’55 que lo obligó a salir en una cañonera paraguaya y guardarse al amparo del franquismo en Madrid.


1 Declaración de James Wolfensohn citada por Julio Nudler, Página 12, 24/01/04.

2 Alan Cibils, Cash, Página 12, 18/01/04.

3 Página 12, 25/01/04.

4 Página 12, 24/01/04.

5 Clarín, Van der Kooy, 16/11/03; 28/12/03.

6 Para profundizar en la política del imperialismo yanki, se puede ver el artículo "Ofensiva guerrerista de Bush -

Un intento de redefinir la hegemonía imperialista", de EI 19, escrito por Juan Chingo y Aldo Santos.

7 La Nación , 21/01/04.

8 Luis Javier Garrido, La Jornada, México.

9 Contratapa, Página 12, 25/01/04.