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ASESINATO DE UN JOVEN QUE LUCHABA POR VIVIR VIVIENDAS DIGNAS

Lanus: ¿”Guerra de pobres contra pobres”?

Hector Contreras era un joven pobre de 16 años que se ganaba la vida como cartonero y estudiaba en la Escuela Media 12 de Valentín Alsina. La muerte de Héctor fue el saldo fatal de un enfrentamiento entre un sector de clases medias bajas, residentes en Villa Giardino, y los ocupantes del asentamiento de ACUMAR (Autoridad de Cuenca Matanza Riachuelo) en Lanús.

Miguel Raider

4 de junio 2009

Hector Contreras era un joven pobre de 16 años que se ganaba la vida como cartonero y estudiaba en la Escuela Media 12 de Valentín Alsina. La muerte de Héctor fue el saldo fatal de un enfrentamiento entre un sector de clases medias bajas, residentes en Villa Giardino, y los ocupantes del asentamiento de ACUMAR (Autoridad de Cuenca Matanza Riachuelo) en Lanús. La tragedia estalló cuando un vecino de Villa Giardino disparó sobre Héctor, en el momento que los ocupantes retornaban de una movilización que reclamaba la cesión de las tierras y el saneamiento de la cuenca del Riachuelo. Fue la chispa que encendió una declaración de guerra en una lluvia de piedras durante varias horas.

Hace 4 meses, 250 familias desocupadas y pobres ocuparon el predio de ACUMAR, desencadenando la reacción de los vecinos de Villa Giardino, quienes acusan a los ocupantes de traer a cuestas la responsabilidad por los robos y los problemas de “seguridad”. Atemorizadas por la tendencia a la descomposición social, las clases medias bajas creen defender su pequeña propiedad focalizando la culpa de sus males sobre los sectores más vulnerables de la sociedad. Resulta sugerente que tanto el oficialista Página/12 como el opositor Crítica hayan titulado en sus respectivas tapas de diario “guerra de pobres contra pobres”, equiparando la situación social de las clases medias bajas, dueñas de una pequeña propiedad, con las clases más desposeídas, propietarias apenas de sus penurias. Así encubren detrás de una caracterización sociológica la campaña política lanzada desde los medios contra los sectores más pobres, que ya se cobró su primera víctima. De ese modo, es la campaña de mano dura impulsada por los sectores de la derecha más reaccionaria la que mete la cola, criminalizando a los más pobres, y fomentando el odio y el prejuicio racista entre dos sectores sociales expoliados por los grandes capitalistas, que así salvaguardan sus intereses. Mientras las clases medias bajas sufren las tasas de interés usurarias cuando contraen un crédito y son expropiadas por los capitalistas, como ocurrió en 2001 cuando fueron confiscados sus ahorros con el corralito, los desocupados pobres ni siquiera tienen derecho al trabajo y a una vivienda digna. La muerte de Héctor es el último eslabón de esta campaña reaccionaria que redunda en beneficio de los grandes capitalistas y su defensa de la propiedad privada. Por eso, el intendente kirchnerista de Lanús Darío Díaz Perez ya intentó desalojar a los ocupantes del asentamiento, cuando el 8 de mayo fueron reprimidos, poco después de saludar el Plan de Seguridad Ciudadano lanzado por los Kirchner y el gobernador Scioli, destinado a militarizar los barrios humildes con miles de policías y gendarmes.

Plan de obras públicas y trabajo para todos

La tragedia de Lanús sólo puede comprenderse producto del déficit habitacional crónico y una pobreza estructural que alcanza al 30% de la población. A pesar del boom inmobiliario, la provincia de Buenos Aires concentra el 35% del déficit habitacional, mientras sólo en la Ciudad de Buenos Aires están afectadas más de 500.000 personas. Asimismo, el 10% más rico de la población percibe ingresos 33,5 veces superiores al 10% más pobre, un nivel equivalente a 1998 con la “distribución de la riqueza” menemista. Tras años de crecimiento económico a tasas récord, persisten 14,5 millones de pobres, de los cuales 6,3 millones son menores de 18 años, seguidos de 3,1 millones que directamente pasan hambre.

Ningún sector de la clase dominante y sus partidos se proponen solucionar las demandas básicas de las grandes masas. Los gorilas del Acuerdo Cívico y Social sostienen que los pobres urbanos se mantienen en la “pre-política” (un estadío anterior a la “ciudadanía”) porque son “ignorantes”, tal como declaró “Ricardito” Alfonsín. En tanto los kirchneristas y los Pro-peronistas de De Narváez usufructúan los padecimientos de los pobres apelando al chantaje del clientelismo mediante las redes de punteros. Ante la crisis económica en ciernes, es imperativo que la clase trabajadora levante una salida que contemple las demandas de las grandes masas desposeídas, luchando por un verdadero plan de obras públicas financiado por impuestos progresivos a las grandes fortunas y el no pago de la deuda externa, que construya viviendas, cloacas, escuelas, hospitales, así como las diversas necesidades populares, poniendo a trabajar todas las manos desocupadas disponibles. De no ser así, las clases dominantes seguirán imponiendo su impronta en guerras como la de Lanús para que paguemos los platos rotos de la crisis.

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