Las y los trabajadores y estudiantes de la Juventud del PTS vamos a homenajear a quien lanzó un grito de guerra cuando fundó la Cuarta Internacional: “¡Paso a la juventud trabajadora! ¡Paso a la mujer trabajadora!”. Hoy los jóvenes a nivel mundial somos mano de obra barata del capital. Tres de cada cuatro trabajamos en forma precaria, flexibilizados, con salarios bajos, en las peores tareas.

El joven trotskista del PO, Mariano Ferreyra, dio su vida en la lucha contra las tercerizadas del Roca. Hoy, en el “mundo K”, millones siguen trabajando con esa modalidad, mientras que la burocracia y sus patotas siguen dominando los sindicatos. Vamos a este acto a lanzar las distintas campañas que nos proponemos en los colegios y facultades y entre la juventud trabajadora, para organizarnos ampliamente por justicia por Mariano Ferreyra, contra la precarización laboral, por la organización de las mujeres contra el machismo, contra la represión y la impunidad, y por centros de estudiantes y federaciones que luchen junto a los trabajadores y el pueblo. Van a hablar trabajadores de la comunidad boliviana de la Juventud del PTS. Nos une un único proyecto revolucionario. Si naturalizamos la opresión nos van a pasar por encima explotándonos más y acabando con las más mínimas conquistas. Nos sentimos hermanados con los jóvenes griegos, del Estado Español, egipcios y tunecinos, que están al frente de las resistencias y los procesos revolucionarios en curso.

Por eso el trotskismo es la única corriente militante internacionalista. Porque luchamos para acabar con el imperialismo y toda forma de explotación, reivindicamos y estamos orgullosas y orgullosos de seguir el legado de aquel revolucionario que poco antes de ser asesinado por un sicario estalinista escribía: “Fui revolucionario durante mis cuarenta y tres años de vida consciente y durante cuarenta y dos luché bajo las banderas del marxismo. Si tuviera que comenzar todo de nuevo trataría, por supuesto de evitar tal o cual error, pero en lo fundamental mi vida sería la misma. Moriré siendo un revolucionario proletario, un marxista, un materialista dialéctico y, en consecuencia, un ateo irreconciliable. Mi fe en el futuro comunista de la humanidad no es hoy menos ardiente, aunque sí más firme, que en mi juventud.(...) La vida es hermosa. Que las futuras generaciones la libren de todo mal, opresión y violencia y la disfruten plenamente”.