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Salio revista Lucha de Clases N° 6

La vigencia de un pensamiento revolucionario

6 de julio 2006

¿Por qué el título de la revista es Welcome Lenin (Bienvenido Lenin)?
Hace unos años, la película “Good Bye Lenin” (“Adiós Lenin”) puso de relieve el fenómeno de la ostalgie (“nostalgia por el Este”). Esta película mostraba el desencanto con la restauración capitalista en Alemania Oriental tras la caída del “muro de Berlín”. Antes que el cine diese cuenta de esta nostalgia por ciertas conquistas que los trabajadores del Este alemán perdieron durante los últimos quince años, los “pensadores” de la ofensiva norteamericana sostenían que el capitalismo había triunfado definitivamente sobre el comunismo. El fantasma de Lenin parecía entonces definitivamente exorcizado. Pero como la historia no es una película con final escrito por el Departamento de Estado norteamericano, la misma realidad del capitalismo empezó a invocar crecientemente con sus contradicciones al gran dirigente revolucionario. Por eso el lema de este nuevo número es Welcome Lenin.
¿En qué se basan para afirmar la vigencia de Lenin?
Afirmar la vigencia de Lenin es plantear la necesidad de superar el posibilismo reinante y sostener una real estrategia revolucionaria. El recrudecimiento de la opresión imperialista como en Irak, la decadencia del neoliberalismo, las movilizaciones masivas en Francia y EE.UU. de jóvenes, trabajadores e inmigrantes contra la precarización laboral y las leyes racistas y un lento pero sostenido proceso de recomposición de las fuerzas de la clase obrera; son todos hechos que muestran a las claras que ya no estamos en los momentos donde reinaba el triunfalismo imperialista. Pero la resistencia por sí misma no basta para terminar con este sistema, y esto realza también la actualidad del pensamiento del gran revolucionario ruso. Porque lo que distingue a Lenin, es su lucha porque la clase obrera se constituya como sujeto de la revolución socialista, enfrentando los intentos de hacer de ella un movimiento meramente corporativo y subordinado al capital. Lenin supo conjugar la pelea por la hegemonía proletaria para que la clase obrera se alzara como clase dirigente del conjunto de los explotados con la lucha por la construcción de un partido obrero revolucionario que la llevara a la victoria.
Es muy común que los medios de comunicación, además de muchos intelectuales, asimilen la idea de un partido revolucionario a la del stalinismo...
Claro, pero eso no tiene nada que ver con el tipo de partido revolucionario que construyó Lenin. Para éste el partido revolucionario era un organismo vivo, que se construía en distintas luchas internas y pruebas en la lucha de clases, que tenía que expresar la fusión de la vanguardia del movimiento obrero con la intelligentsia marxista revolucionaria y se tenía que forjar en el internacionalismo proletario porque ninguna revolución podía sostenerse únicamente en el marco nacional. Nada más lejos del pensamiento de Lenin, que el culto a un líder infalible o el “socialismo en un solo país” del stalinismo.
¿Qué polémicas aborda la revista?
En el dossier sobre Lenin polemizamos, en primer lugar, con las lecturas autonomistas que en los últimos años han difundido los “sentidos comunes” del apoliticismo y antipartidismo y han caricaturizado la figura del dirigente bolchevique, cuestiones tan útiles a quienes buscan mantener el actual estado de cosas. En segundo lugar debatimos con las posiciones de Daniel Bensaïd, filósofo marxista y dirigente de la Liga Comunista Revolucionaria francesa, que propone una interpretación de la actualidad de Lenin en la que resalta, contra el autonomismo, una reivindicación más amplia de “lo político”, pero le cede a algunos presupuestos de moda como la pérdida de la centralidad estratégica de la clase obrera y la “hegemonía proletaria” para la lucha del conjunto de los oprimidos. En estos debates nos proponemos restituir el rol de Lenin y su praxis revolucionaria y aportar a la reflexión sobre cuál es, en el siglo XXI, la actualidad de la estrategia leninista.
¿Hay otras discusiones teóricas o temas que quieras resaltar de este número de la revista?
Sí. En la nota “De saberes revolucionarios y certezas posmodernas” polemizamos con el intento de reinterpretar al marxismo en clave postestructuralista. Por eso trazamos una lectura crítica del libro Verdades y saberes del marxismo de E. Palti. Este autor intenta explicar la “crisis del marxismo” como la crisis de su “saber”, es decir, de su capacidad de explicar la realidad y fundamentar la práctica revolucionaria. Según Palti, la expresión “trágica” de esto sería el pensamiento teórico-político de Nahuel Moreno, quien bajo el impacto del mundo de la posguerra, terminó haciendo una revisión profunda de la teoría de la revolución permanente de Trotsky.
Además hay un primer artículo sobre la historia y balance del MAS argentino; una sección analizando la situación nacional a tres años del gobierno de Kirchner; otra sobre el movimiento obrero; y un debate entre historiadores sobre el fenómeno del programa televisivo sobre historia argentina de Pigna y Pergolini, entre otros temas.

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