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Internacional

X CONGRESO NACIONAL DEL PTS

La situación internacional

El Congreso del PTS tuvo como marco de todas sus discusiones un punto de vista internacionalista de los tres problemas clásicos que tomamos los marxistas para analizar la situación mundial: la cuestión de marcha de la economía mundial, la situación interestatal, es decir las disputas entre los grupos dominantes de los distintos Estados, y, en tercer lugar las tendencias generales de la lucha de clases en este período.

PTS

12 de julio 2007

Ni nuevo boom económico, ni catastrofismo

Desde el punto de vista económico, hemos partido de reiterar que hace cuatro años que hay un alto crecimiento de la economía internacional que abarca a todos los continentes, incluso la pauperizada África. El crecimiento en China sigue siendo del 10%, junto a los países asiáticos; y en Latinoamérica, un crecimiento que, tomado de conjunto, es de los mas importantes de los últimos 30 años. Hay analistas burgueses que opinan que se está viviendo un boom similar al de de la segunda posguerra, cuando los países centrales crecieron a 5% o 6 % a tasas acumuladas durante casi 20 años. Describen la situación actual del capitalismo como un círculo “virtuoso”: los países centrales producen más en servicios; los asiáticos son eminentemente industriales como Vietnam, Singapur, Corea y fundamentalmente China, y en Latinoamérica o en general los países semicoloniales o atrasados producen predominantemente materias primas que venden fundamentalmente a China que a su vez le vende a los países centrales manufacturas. Para nosotros, la cuestión de fondo que le da base a este “mini boom” es la restauración capitalista en la ex Unión Soviética, el este de Europa y China, transformada esta última en un gran territorio de atracción de inversiones mundiales con millones de nuevos trabajadores como mano de obra barata que deprime los salarios de la clase obrera en todo el mundo; y los efectos devastadores para la clase obrera internacional que significaron los últimos 25 años de ofensiva política y económica neoliberal.

Pero, a pesar de estos triunfos capitalistas, el actual ciclo sería inexplicable sin el fabuloso endeudamiento de Estados Unidos, que basado en su poder financiero actúa como comprador de última instancia. Gérard Duménil, un importante economista marxista, explica los mecanismos que han permitido mantener los fabulosos déficits que cubren el hecho de que el consumo se concentra en un sector de élite estrecho. Si el crecimiento norteamericano se frena, no hay forma de evitar que la crisis no se expanda a nivel internacional. China no puede reemplazar el consumo norteamericano ya que sólo entre un 10 y un 15% de su población recién ha alcanzado niveles de renta de U$S 5000 per cápita (similar al de Argentina), mientras que la renta per capita del conjunto de la población alcanza a algo más de U$S 2000 por año, mientras que en los países centrales oscila entre los U$S 20.000 y U$S 50.000 dólares anuales.

Este nuevo auge económico está basado en el consumo de nuevas élites burguesas y de clase media y media alta. Lo que vemos en Argentina, que produce bienes para ese sector específico, es un fenómeno internacional. Una base de masas mucho mas estrecha para el régimen de dominio que lo que fue el boom de la segunda posguerra.

Una muestra de los grandes problemas de la salud de la economía internacional es que, lejos del espectacular crecimiento de la posguerra para reconstruir lo que la guerra había destruido, ahora hay una enorme especulación financiera donde el flujo de capitales que especulan en bolsas y todo tipo de operaciones financieras, es al menos 3 veces el producto bruto mundial.

Como señalan varios analistas, es probable que la próxima crisis económica mundial no necesariamente tomará las mismas características que en los años ‘30, en forma de crack que dislocó el comercio internacional y abrió el camino a la Segunda Guerra Mundial, porque la clase dominante sacó lecciones de aquella catástrofe que desestabilizó la política mundial, y ahora los bancos centrales tienen nuevos mecanismos para intentar morigerarla.
No podemos predecir los ritmos, cuándo va a ser el momento en que este ciclo va a acabar y hay discusiones diariamente sobre esto en la prensa internacional “especializada”. Pero esta vez, cuando suceda, no será el “efecto tequila” de una semicolonia como México ni la crisis en Rusia y el Sudeste asiático que provocó el último remezón de crisis mundial de fines de los 90, de la que se salvó Norteamérica, sino que podría empezar por el centro imperialista y conmover de alguna u otra manera a todos los países. Sin embargo, en tanto eso no ocurra la situación económica ha venido actuando en el último lustro, y aún lo continúa haciendo, como un amortiguador de los choques entre las clases a nivel internacional.

La crisis de hegemonía norteamericana

El elemento mas dinámico de la situación internacional, como venimos planteando, es la crisis política, la crisis de hegemonía norteamericana, profundizada por el empantanamiento en Irak.
Esta crisis de dominio norteamericana ha significado un aflojamiento de la autoridad de la principal potencia imperialista, y alienta a otros estados nacionales a discutir porciones de la renta a los monopolios (como es el caso de los gobiernos de Chávez o Evo Morales con el petróleo) o alienta la resistencia de países como la Rusia de Putin a los planes de Bush de instalar un sistema antimisiles en el este europeo.

Pero el Congreso debatió, particularmente, contra el peligro de pensar que las crisis de dominio desarrollan necesariamente procesos hacia la izquierda, o automáticamente favorecen al movimiento de masas. No sólo están los ejemplos europeos de la derecha que triunfa ante la decadencia de la centroizquierda, como en Francia con Sarkozy, sino el propio curso que ha tomado recientemente la guerra en Irak. Allí, si bien EE.UU. ya no puede lograr los objetivos declarados al inicio de la guerra de instalar regímenes adictos y seudo democráticos, el imperialismo no enfrenta todavía “un nuevo Vietnam” porque las tendencias que en el 2004 apuntaban a una verdadera guerra de liberación nacional (mediante la unidad de algunas importantes fracciones sunitas y chiítas) fueron, por ahora, desviadas. Actualmente, mediante la política de “divide y reinarás”, EE.UU. ha logrado provocar una guerra interreligiosa entre esas fracciones. Esto les permite (aún en medio de una fuerte crisis gubernamental y de inestabilidad permanente) discutir estrategias de salida del “pantano” en que se encuentran los planes iniciales de Bush, pero sin renunciar a su primacía en la región. Como se señaló en el Congreso, el sociólogo Immanuel Wallerstein denuncia que este reaccionario plan norteamericano tiene el objetivo de - mientras apuesta al desgaste de las fuerzas del pueblo iraquí- ir reduciendo tropas pero conservando una base permanente de despliegue rápido -y un gobierno iraki débil y dependiente de EE.UU.- como advertencia no sólo al Medio Oriente sino a todos sus competidores actuales y eventuales en la arena mundial. Un plan que podría compartir una eventual administración del Partido Demócrata si este gana, como es posible, las presidenciales de fines del 2008.

Una recuperación del movimiento obrero

En este marco, el Congreso del PTS reafirmó que estamos en presencia de una lenta pero clara recuperación del movimiento obrero. La enorme huelga general de maestros en Perú ante las cuales el presidente Alan García acaba de enviar las FFAA a controlar las calles, es una demostración actual de ello. Como ya hemos reflejado en las páginas de La Verdad Obrera, el crecimiento económico está permitiendo a la clase trabajadora recomponer sus fuerzas después de las derrotas de las últimas décadas. Así se ve tanto en las huelgas de empleados públicos en Sudáfrica como en diversas manifestaciones un despertar del movimiento obrero en Latinoamérica: los bravos mineros bolivianos de Huanuni vuelven a protagonizar duros enfrentamientos con barricadas para reclamar al gobierno de Evo Morales la estatización de la mina y el cumplimiento de las promesas de reactivación; los mineros tercerizados del cobre de la empresa Codelco en Chile vienen dando una ejemplar lucha; el comienzo de huelgas fabriles en Argentina. Sobre esta base de recuperación de los trabajadores, hasta ahora fundamentalmente como clase en lucha por sus reivindicaciones económicas, nuestra apuesta es a su transformación progresiva en clase políticamente independiente y dirigente de todas las capas explotadas de la sociedad.

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