LVO: ¿Qué nos podes contar de la situación en México y el trabajo que están haciendo desde la LTS?

Pablo Oprinari: Durante el 2012 surgió un importante movimiento juvenil –el #yosoy132- que cuestionó a un régimen político reaccionario y se movilizó contra el regreso al gobierno del PRI, partido que gobernó México durante 70 años. Es importante que, aunque el #yosoy132 retrocedió después de la toma de posesión del nuevo presidente priista, Enrique Peña Nieto (EPN), fue un parte-aguas que señaló un proceso de despertar político en la juventud mexicana -en el cual participamos desde la LTS y la Juventud Anticapitalista Socialista y Revolucionaria, que impulsamos junto a jóvenes independientes-, que está a tono con lo que vimos en los Occupy en EE.UU., la juventud chilena y brasileña o en el Estado Español. Este 2013, el PRI apoyándose en el “Pacto por México” acordado con los otros dos partidos burgueses (el PAN y el PRD), avanzó con varias reformas antiobreras, como la educativa. A pesar del descontento existente, esto encontró poca resistencia por la acción de las direcciones sindicales, a excepción del magisterio, que protagonizó varios meses de movilizaciones constantes. Sin embargo, el reciente anuncio de una reforma energética que prepara una entrega del petróleo a las trasnacionales, generó descontento y se anuncian próximas acciones de protesta. Desde la LTS estamos llamando a la más amplia movilización contra la entrega de PEMEX, y levantamos un programa que propone la renacionalización de todas las áreas concesionadas al capital extranjero bajo control de sus trabajadores. Es importante que el desarrollo de sectores politizados de la juventud y el descontento con el gobierno abre nuevas y mejores condiciones para la construcción de una organización revolucionaria.

Expresión de esto es que la LTS acrecentó sus filas con muchos jóvenes y trabajadores que despertaron a la vida política en el 2012. Recientemente, sufrimos el encarcelamiento de varios de nuestros militantes, y lanzamos –junto a la FT- una gran campaña internacional que logró su liberación y por la que alcanzamos importante repercusión en el país. Pero esto no es suficiente. Estamos discutiendo una orientación audaz y ofensiva en todos los terrenos –que incluye también conquistar la legalidad política nacional como organización-, buscando, a partir del crecimiento alcanzado y de la política que impulsamos día a día en el movimiento obrero y estudiantil, dar pasos más acelerados en la construcción de una gran organización revolucionaria, que tenga alcance nacional y que atraiga a nuevos sectores de la juventud y los trabajadores.