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Comunicados de prensa

LA POSTERGACION DE PAGOS AUN NO ESTA GARANTIZADA

La relación con el FMI, a punto de ser sometida a otra prueba

Prensa PTS

17 de agosto 2004

La suspensión hasta nuevo aviso del acuerdo vigente con el FMI está lejos de haber cicatrizado las heridas que dejaron los roces de los últimos meses con la Argentina. La medida coloca entre paréntesis por algún tiempo una relación plagada de conflictos. Pero no los resuelve.
Y aunque momentáneamente no se discutan temas como la oferta a los acreedores privados o el aumento de las tarifas, sigue latente la posibilidad de que el vínculo con el organismo se siga deteriorando.
La solidez de la tregua será puesta a prueba en los próximos días, cuando se formalice un pedido para que el FMI acepte postergar hasta el año próximo vencimientos por 1.004 millones de dólares.
Son pagos técnicamente considerados "en expectativa", una categoría anterior a la de "obligatorios". Por eso, podrían prorrogarse 12 meses con un simple consentimiento del directorio del organismo.
La impresión que ganó lugar entre funcionarios y varios analistas locales es que no habría problemas para conseguir esa venia. El optimismo llegaría incluso hasta algunos miembros de la burocracia del FMI. Sin embargo, las posiciones en Washington parecen no ser tan homogéneas como se supuso en un primer momento.
"Nada se puede hacer fácilmente en el contexto en que quedó la relación con la Argentina. Lo que es técnicamente posible no siempre se convierte en factible. Un acuerdo suspendido complica todas las cosas". Así planteó la situación a Clarín un miembro del staff del Fondo, vinculado a las negociaciones.
Desde una visión distinta, un economista con buena llegada al equipo de Roberto Lavagna hizo el siguiente planteo: "Si Argentina tiene voluntad de seguir pagando, por qué el FMI negaría la prórroga. Eso colocaría al Gobierno otra vez ante la discusión de pagar o no pagar. Y no sería bueno para nadie".
Pero los que trazan este último escenario admiten que el gesto del directorio no sería gratuito. Habría un costo: que el retorno de Argentina al paraguas del FMI implique arrancar de cero, con otro programa y metas nuevas. Esto significa que el Gobierno tendría que resignarse a no recibir la devolución de los pagos que hizo –y que realizará hasta que llegue ese momento– sobre el capital de la deuda con el organismo.
Para entonces, la cuenta pendiente será bastante abultada. La suspensión de la tercera revisión implicó el congelamiento de un reintegro por 728 millones de dólares. Y los pagos obligatorios pendientes suman otros 1.440,1 millones.
Otro escenario, más extremo, sería imaginar que Argentina rechace esa condición y decida no seguir pagando al FMI. Así tendría plata para ofrecer a los acreedores privados que acepten la reestructuración.
¿Cómo sería negociar un default con el FMI teniendo a Nicola Stock como aliado?

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