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Cultura

(Nota exclusiva en internet)

La mosca en la ceniza, de la directora Gabriela David

Gabriela David escribe el guión en el año 2005 inspirada en un caso verídico de una joven que logra escapar de un prostíbulo ubicado en Cabildo y Juramento. Impactada por la esclavitud en plena Capital Federal, aborda esta película y como eje temático elige la historia de amistad entre dos amigas, Nancy y Pato, dos amigas de toda la vida, que viven en Misiones, sin ningún tipo de futuro alentador, las que son engañadas por una vecina, la "entregadora", con la promesa de trabajar en Buenos Aires como empleadas domésticas en casa de familia, entregándolas a una red de prostitución, que tiene uno de sus burdeles instalados en pleno barrio de Palermo.

Rodrigo Wilson

15 de abril 2010

Gabriela David escribe el guión en el año 2005 inspirada en un caso verídico de una joven que logra escapar de un prostíbulo ubicado en Cabildo y Juramento. Impactada por la esclavitud en plena Capital Federal, aborda esta película y como eje temático elige la historia de amistad entre dos amigas, Nancy y Pato, dos amigas de toda la vida, que viven en Misiones, sin ningún tipo de futuro alentador, las que son engañadas por una vecina, la "entregadora", con la promesa de trabajar en Buenos Aires como empleadas domésticas en casa de familia, entregándolas a una red de prostitución, que tiene uno de sus burdeles instalados en pleno barrio de Palermo.

Los clímax

Con qué sutileza, y cuanto oficio de cineasta, recrea los climas que marcan a fuego el derrotero de las dos protagonistas. Cuando llegan a Capital es de noche, una noche que parece no terminar jamás. Ese es el clima del burdel. Una atmósfera densa, un burdel de mala muerte, solo iluminado por foquitos con tulipas amarillentas. Casi no usa planos generales grandes en el interior, habitaciones chicas y oscuras. Clientes sombríos y solitarios, personajes miserables, y otros lúmpenes, lacras humanas, propio del negocio.
Hasta el clima "externo", el "afuera", que no va mas allá de la vereda de enfrente, lo muestra como algo lejano, ajeno e indiferente al mundo opresivo del burdel.

Los personajes

La elección del elenco es impresionante. Ninguno tiene desperdicio. Cada una de las prostitutas muestra una personalidad distinta. La que duerme todo el día, depresiva, sólo así soporta la opresión. La otra, apática, escéptica, es la que les enseña el "oficio", es quien encontró en la aceptación de su destino la forma de sobrevivir.

Pato, decidida, aguerrida, no se entrega sin dar batalla, encuentra en la confrontación la manera de sobrevivir. Magistral el papel de Nancy o como la rebautizaron en el burdel "Lulu". Una joven de 25 años, de comportamiento entre ingenuo e infantil, calida y alegre, es la más optimista de todos los personajes, a veces pareciera que raya con la estupidez, contradictoriamente esta es su forma de sobrellevar el calvario de la explotación de su cuerpo. Ella hace el juego de ahogar una mosca y revivirla con las cenizas, como una alegoría esperanzadora de sus propios destinos, el de Nancy y Pato.

Otro personaje memorable es el mozo que interpreta Luis Machín. Un personaje solitario, con una vida sin más horizonte que lo que le depara el trabajo en el bar. Aparece en escena sin preámbulos, contándole a los clientes del bar, cómo perdió todos los dientes, y que no tiene dinero para una dentadura nueva. El hombre espera al cierre del bar, cuando los dueños se van, para que nadie lo vea ingresar al burdel, que nadie sepa que es cliente. Una pobre vida miserable con un destino miserable.

Por último, y no menos importante, la película muestra el funcionamiento de la red de secuestro y prostitución, desde la entregadora que las engaña con trabajar en Buenos Aires como personal de limpieza en casa de familia. El "capito", excelente actuación de Luciano Cáceres, la madama, otra descollante actuación de Cecilia Rosetto, el policía siempre apostado en la vereda de enfrente, cómplice por acción. Los vecinos paquetes de Palermo, que no se meten y miran para otro lado, por supuesto, no todos en el mismo nivel.

Alguien dirá quizás que faltan más responsables en la cadena, jueces; políticos y hasta la misma burguesía. Es cierto, ellos no aparecen. Pero la película no se propuso relatar sobre toda la red, sino aquella parte que les tocó vivir a las protagonistas. La burguesía no aparece porque es un burdel de "baja categoría", si es que se lo puede llamar así, por eso los clientes son personajes miserables, lúmpenes, hombres solitarios, borrachos, etc. Por supuesto que la burguesía no se priva de consumir estos "servicios" pero para ella, hay lugares con otro nivel.

Algo que sí es verdaderamente criticable, que es tan miserable y cretino como los regentes del burdel, son los dueños de las cadenas de distribución y difusión de las películas. A la película sólo le dieron unos pocos días de exhibición en algunos cines de Capital y en provincia, y los peores horarios de las funciones. Una muestra palmaria de que este tipo de cine no es su negocio, y que es otra forma de silenciar y ocultar la realidad.

Recomiendo que vayan a ver esta película que relata de forma dura, pero también poética y sin golpes bajos, la esclavitud sexual, el segundo negocio clandestino multimillonario del mundo basado en la apropiación de mujeres y niños para ser intercambiados como mercancía con el silencio cómplice de jueces, funcionarios gendarmes, y gobernantes.

Prensa

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