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La lucha continúa

Frente a la eventual obligación de tener que vender canales y radios para adecuarse a la nueva ley, los monopolios ya amenazan con cierres y despidos. TyC echará a la mitad del personal por haberse quedado sin el negocio del fútbol. Daniel Vila pronostica que América puede “bajar las persianas y despedir gente”. Los empresarios apelan a las armas que mejor conocen. Dicen que no sólo TN puede desaparecer, anuncian juicios contra el Estado y se juntan con los ganadores del 28J para ver qué hará el nuevo Congreso al respecto.

PTS

15 de octubre 2009

Frente a la eventual obligación de tener que vender canales y radios para adecuarse a la nueva ley, los monopolios ya amenazan con cierres y despidos. TyC echará a la mitad del personal por haberse quedado sin el negocio del fútbol. Daniel Vila pronostica que América puede “bajar las persianas y despedir gente”. Los empresarios apelan a las armas que mejor conocen. Dicen que no sólo TN puede desaparecer, anuncian juicios contra el Estado y se juntan con los ganadores del 28J para ver qué hará el nuevo Congreso al respecto.

El gobierno, lejos de defender la “libertad” de los trabajadores, ya dejó pasar centenares de despidos en Crónica, El Cronista, Canal 13 y otras empresas.

Incluso hay persecuciones y cesantías en algunos medios estatales (Radio Nacional, Telam). Quizás por eso la nueva ley carece de artículos que resguardan los derechos de los trabajadores de prensa. Apenas tibias alusiones a convenciones colectivas que ni las dirigencias gremiales ni el gobierno se preocupan por hacer cumplir. Ni siquiera se incorporó el viejo “Estatuto del Periodista” (ausente hasta de los discursos del solanismo).

Mientras la guerra se da por arriba, quedamos afuera de la discusión los millones de trabajadores a los que apenas se nos propuso ser espectadores.

El debate terminó, y como era de esperar ningún senador propuso que la información, la cultura y el arte dejen de ser mercancías apropiadas por unos pocos. Mucho menos que los medios de comunicación e información sean quitados completamente de la influencia del lucro capitalista.

Expropiar y poner en manos de los trabajadores y el pueblo toda la infraestructura de la comunicación, el papel prensa y las imprentas para las publicaciones, las antenas, cámaras y micrófonos para hacer escuchar la voz de las mayorías; no fue ni será un proyecto votado por gobiernos y parlamentos plagados de empresarios, burócratas y lobbystas de los monopolios.

Una vez más decimos que bajo este régimen social, en que millones son condenados a vender su fuerza de trabajo en jornadas agotadoras o directamente empujados a la miseria, derechos formales como los de la “libertad de prensa” y “expresión”, seguirán siendo una verdadera ficción para las mayorías trabajadoras.

La ley ya es un hecho. Mientras Clarín chilla como chancho mal herido, el gobierno encara su recta final con algunas energías renovadas.

Mientras tanto, a los trabajadores nos sigue quedando una sola alternativa. Luchar, por nuestros propios medios.

D.S.

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