logo PTS

Debates

Argentina

La izquierda y la lucha de clases

28 de noviembre 2001

Cerca de 2500 compañeros de IU, el PO y el MIJP de Raúl Castells (que aportó la mayoría) marcharon por el centro porteño el pasado viernes 16 de noviembre. La CCC - PCR no fue porque apostaba a la "marcha de la tregua" que Moyano hizo el día 20 en Plaza de Mayo, donde el líder de la CGT amenazó con la "desobediencia civil" pero no llamó ni a una huelga de 15 minutos. El PTS tampoco participó de la marcha de la "izquierda unida" del 16, pero por razones opuestas a las de la CCC-PCR. Como informamos en el anterior número de La Verdad Obrera, propusimos una política unitaria: que esa marcha fuera enteramente al servicio de las luchas reales que desoyen la tregua sindical, como la de los mineros de Río Turbio, los obreros de Zanon, los estatales de varias provincias, o los movimientos combativos de desocupados; y que, en consecuencia, fuera una tribuna donde hablaran los dirigentes de los trabajadores que están poniendo el cuerpo para enfrentar la crisis capitalista. Esta actitud no la iba a tener Moyano ni De Gennaro, y sí podía o debía tenerla la izquierda que se reclama "de los trabajadores y el pueblo". Era lo mínimo que se podía esperar. Pero se negaron cerradamente a que el protagonismo central de la marcha lo tuvieran los trabajadores mismos. Por eso no fuimos, más allá de los "programas" que la izquierda discute y firma entre cuatro paredes, porque era una marcha separada de la lucha de clases, nada más para ocupar un espacio mediático al servicio de dirigentes entusiasmados por "el millón y medio de votos a la izquierda".

Un programa de salida "obrera y popular"... Que no resistió 4 días

La marcha del 16 en si misma fue intrascendente, si no fuera porque el "programa" acordado es reivindicado por sus participantes ante la vanguardia obrera y estudiantil. Este programa contenía puntos muy correctos, como el reclamo de la "libertad a Castells, Alí y demás presos políticos", o "contra la agresión imperialista a Afganistán". El PTS es partidario de movilizarse por cualquiera de esos objetivos precisos, como lo haremos unitariamente con el resto de la izquierda en la manifestación del 30/11 frente a la embajada norteamericana. Pero no son esos puntos del programa lo que reivindican sus firmantes, sino que se empecinan en proclamarlo, de conjunto, como "una salida obrera y popular a la crisis" de la Argentina. El eje central de esa salida sería: "Fuera De la Rúa-Cavallo. No pago de la deuda externa", como decía la bandera común de la marcha del 16. Apurados por salir por TN y CrónicaTV, no repararon siquiera en que ese "programa" puede estar a punto de concretarse, aún prescindiendo de la actividad de las masas trabajadoras, de la propia izquierda y en general de la lucha de clases. Sólo hay que dejar que actúe el "automatismo económico": si se declara el default abierto, no se paga la deuda externa, y la propia debacle capitalista dejaría fuera de juego a De la Rúa y Cavallo.
Jorge Altamira, diputado y dirigente del PO, aún criticando "sus limitaciones", se anima a sostener que la marcha del 16 "fue excepcional". "Su significado político, de cara a la crisis histórica del país y a la crisis de poder, estaba expresado en la consigna de echar al gobierno, aunque dejaba sin definir la alternativa de poder correspondiente"1. Apenas un detalle, un casillero vacío para que quien mirara a los 2000 marchantes en esa tardecita de noviembre por la calle Corrientes pudiera llenarlo con, usted elija, Ruckauf, Carrió, Duhalde (y hasta "una Asamblea Constituyente")
Como no podía ser de otra forma, a 4 (cuatro) días de la "excepcional" marcha se dividieron ante la repetida y desgastada convocatoria de Moyano a Plaza de Mayo. El PC no concurrió y sostuvo públicamente que los objetivos del acto de la CGT eran a favor del empresariado de la UIA y el Grupo Productivo, de Duhalde y de la devaluación del peso. En verdad el PC no concurre nunca a las convocatorias de la CGT porque desde siempre obedece a la CTA y ahora al Frente contra la Pobreza de De Gennaro con el ARI y el Polo Social: es decir que lo hace por razones de puja interburocrática entre las cúpulas sindicales. Aún así, el PC caracterizó el acto de Moyano como pro-empresarial y reaccionario, lo que debiera interpretarse como una denuncia al MST, al PO y al MIJP de Castells, que concurrieron. Sin embargo, en "pos de la unidad" aquí no ha pasado nada y propone "profundizar la unidad" y "sostener la mesa de izquierdas"2. ¿No es poco serio todo esto?

PO (en IU)

Por su lado, el PO dice que esa división se produjo porque el programa acordado no definía la cuestión del poder, que ellos "resuelven" con la consigna de Asamblea Constituyente. Pero incoherente hasta con sus propios argumentos fue a Plaza de Mayo el 20 en una columna común con el MST encabezada por la misma bandera con el mismo programa del 16. Ante los ataques del PC replica con que "el PC es un aliado en la práctica de la patronal devaluacionista" 3. Semejante acusación no le impidió sostener "la posibilidad de que la izquierda se declarara un factor independiente en la lucha por el desenlace de la crisis de poder, o sea en dirección política". En conclusión: según Altamira existe "la posibilidad" de "una dirección política" común para resolver "la crisis de poder" con un "aliado en la práctica de la patronal devaluacionista". Es decir que es posible transformar a una mosca en un rinoceronte con cuerno de marfil.
Lo que está detrás de tantas incoherencias es que PO, más allá de su discurso, se inclina cada vez más hacia Izquierda Unida, definiendo así la disyuntiva en que quedó después de las elecciones: o caer en sus brazos o decidirse por una verdadera política clasista. No es casual que PO se haya negado a poner la marcha de la izquierda al servicio de las luchas en curso, y haya concurrido al "acto de la tregua" con Moyano: en ambos eventos el denominador común era mostrar las banderas por televisión.
Una perspectiva política de poder de los trabajadores no se arregla en "mesas de las izquierdas" ni con marchas para "ocupar espacios". Esa "estrategia" en la izquierda argentina llegó a su techo en los años 89-90, en la anterior "crisis de poder" burgués, la de la hiperinflación y el adelanto del gobierno de Alfonsín a Menem. El viejo MAS e IU (con la participación "crítica" del PO), convocaron a "la Plaza del NO", y llenaron con 100 mil personas Plaza de Mayo ocupando el espacio vacante de la centroizquierda. También entonces hablaban del poder y exigían una Asamblea Constituyente, pero fueron incapaces de dar una respuesta a la altura de las grandes huelgas contra las privatizaciones del período, como la telefónica o la ferroviaria. El MAS, con peso en ambos gremios, capituló a la hora de presentar alternativa a la burocracia sindical. El PO no fue opción ante el MAS, y por ello fueron incapaces de reagrupar nada de los miles de militantes que se desmoralizaron después de aquellos hechos convulsivos. Lo que fue tragedia, hoy parece repetirse como farsa: aquel MAS-IU que llevó a Zamora al parlamento contaba con una real inserción en la clase trabajadora y, lejos de las intrascendentes marchas de hoy, tuvo el peso suficiente para llenar Plaza de Mayo. La "izquierda que se une" de hoy, melancólicos de la Plaza del NO, no posee ninguna de aquellas virtudes.
Aunque lo disfracen de "gran estrategia" para "luchar por el desenlace de la crisis de poder", es parlamentarismo, y nada más que parlamentarismo4.

1 Prensa Obrera, 22 de noviembre.
2 Nuestra Propuesta, 22 de noviembre.
3 PO, 22/11/01.
4 La revolucionaria Rosa Luxemburgo respondió así, "nada más que parlamentarismo" (Nichtsalparlamentarismus), al palabrerío reformista de Kautsky que, amparándose en un terminología militar para posar de izquierdista, justificaba su oposición a la huelga general y la "estrategia de derrocamiento" (Niederwerfungstrategie) en aras de una "estrategia de desgaste" (Ermattungstrategie) que solo significaba aumentar el número de bancas en el Parlamento alemán.

Zamora

Con motivo de la liberación de Menem, el diputado Zamora convocó a un "cacerolazo contra el fallo de la Corte", para expresar el "repudio de la gente" con "bocinazos, pitos y matracas" frente al Congreso. Apostaba, dijo, a producir "un hecho amplio y no una tradicional marcha de militantes". Nada de eso sucedió. El desprecio que tiene Zamora por los militantes de izquierda hace recordar a Felipe González, el ex - presidente socialtatcherista español, que dijo "cambio mil militantes por un minuto de televisión". Por lo demás, lo que tenía la pretensión de ser "una especie de autoconvocatoria contra la impunidad", la única adhesión que recibió fue la de Elisa Carrió y figuras del ARI.
Contra la cháchara que lo presenta como algo nuevo, Zamora intenta copiar las "heroicas gestas" de las viejas épocas del Frepaso, cuando Alvarez y Meijide convocaban a cacerolazos y apagones de 15 minutos contra Menem, a contrapelo de lo que en realidad jaqueaba al riojano en aquellos tiempos: los masivos paros generales y los cutralcazos del 96 y 97. Con todo, hay que reconocer a favor del Chacho y Graciela de entonces, y en detrimento del Zamora de hoy, que aquellos ruidos se hicieron cuando Menem era un presidente que buscaba la re-reelección, y no el cadáver político actual.
Desde que consiguió su "reelección" como diputado, Zamora machaca con la consigna de que él y su grupo, Autodeterminación y Libertad, tienen "más dudas que certezas". Sin embargo cada vez hay más certezas que dudas: Zamora se inclina hacia la decadente centroizquierda capitalista.

Prensa

Virginia Rom 113103-4422

Elizabeth Lallana 113674-7357

Marcela Soler115470-9292

Temas relacionados: