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A 90 años de la Revolución Rusa

EL PRIMER CONGRESO GENERAL DE LOS SOVIETS (3° ENTREGA)

La fusión del Partido Bolchevique y la “Organización Interdistritos”

Contra las ilusiones de las tendencias socialistas moderadas (socialrevolucionarios y mencheviques), que pretendían utilizar su influencia mayoritaria en el Congreso General de los Soviets para los fines de la política de ofensiva guerrerista del Gobierno Provisional, el Congreso, lejos de llevar al conjunto de las masas al apoyo al gobierno, quedó preso de la impotencia ante el abismo que comenzaba a separar las inquietudes y explosiones revolucionarias de las masas ya no sólo del gobierno, sino también de las tendencias reformistas que hablaban en nombre del socialismo.

Comisión del IPS

21 de junio 2007

Contra las ilusiones de las tendencias socialistas moderadas (socialrevolucionarios y mencheviques), que pretendían utilizar su influencia mayoritaria en el Congreso General de los Soviets para los fines de la política de ofensiva guerrerista del Gobierno Provisional, el Congreso, lejos de llevar al conjunto de las masas al apoyo al gobierno, quedó preso de la impotencia ante el abismo que comenzaba a separar las inquietudes y explosiones revolucionarias de las masas ya no sólo del gobierno, sino también de las tendencias reformistas que hablaban en nombre del socialismo. Las Jornadas de Junio, y más aún las Jornadas que sobrevendrán en Julio, pondrán de manifiesto ya no solamente la inestabilidad del “régimen del doble poder”, sino cómo éste daba paso a un total descalabro social por el fracaso de la política gubernamental de intentar utilizar la guerra contra el avance de la revolución social. Lejos de conciliar “dos poderes”, la situación se aproximaba a una nueva etapa que requería una nueva revolución o la imposición de una salida de fuerza contrarrevolucionaria.

El Congreso ponía este debate estratégico al nivel de los partidos socialistas, divididos entre aquellos que seguían atados a las políticas de conciliación con la burguesía y al horizonte de la “democracia revolucionaria”, haciendo causa común con la reacción contra las manifestaciones de las masas, y, por otro lado, el bolchevismo que comenzaba a crecer vertiginosamente. Ya explicamos en un artículo anterior cómo fue precisamente Lenin quién contrapuso los dos poderes, explicando que los soviets eran incompatibles con el Estado burgués parlamentario, y que ninguna coexistencia era posible, mostrando claramente el verdadero contorno estratégico de la disputa que enfrentaba en dos campos a los representantes del soviet y a los distintos partidos socialistas. Sin embargo, a pesar de que los meses de junio y julio son una bisagra hacia una segunda etapa de la revolución rusa, todavía la situación política no estaba plenamente desarrollada. La propia composición del soviet expresaba que aún las grandes masas no estaban ganadas para una acción revolucionaria general efectiva. Eso se expresaba en que en el Congreso General de los Soviets los bolcheviques fueron minoritarios a escala nacional. Pero aunque eran minoría en el Congreso, los bolcheviques conformaron un fuerte bloque común con aquellos delegados de los soviets que eran afines a su política, de los que destacaban los miembros de la “Organización Interdistrital” (en ruso meirayontsi1).

Bolcheviques y “meirayontsis” en el Congreso de los Soviets

El bloque de los bolcheviques y los “meirayontsi” funcionaba en plenarias comunes y tenían de conjunto a Trotsky como su principal portavoz. El rol de Trotsky en el soviet es primordial en el crecimiento de la influencia bolchevique. Ya desde su regreso a Rusia, los bolcheviques lo habían propuesto como miembro pleno del Comité Ejecutivo del Soviet de Petrogrado por haber sido el presidente del soviet de 1905 y haber defendido la revolución en un histórico “juicio” en el que los tribunales zaristas lo condenaron a Siberia. Pero como Trotsky tenía pleno acuerdo con la política de Lenin, la mayoría menchevique y socialrevolucionaria lo aceptó con voz pero sin voto. Así era la estrechez con que homenajeaban la revolución de 1905 los que se proponían detener la de 1917. Lenin pensaba acertadamente que con Trotsky en el Ejecutivo de los Soviets, los bolcheviques ganaban una voz poderosa y elocuente, podían comenzar a hablar en voz alta superando todas las vacilaciones de los primeros meses.

Desde la llegada a Rusia de Trotsky comienza la confluencia estratégica con Lenin y el bolchevismo. Mientras Lenin aprobaba con satisfacción los artículos de Trotsky, que desde el primer momento enfrentaban al Gobierno Provisional, llamaban a una segunda revolución y a dejar todo el poder en los soviets; Trotsky veía todavía con más satisfacción cómo Lenin se imponía dentro del Partido Bolchevique mediante sus Tesis de Abril, dejando atrás muchas de las diferencias que los separaron en el pasado acerca de la mecánica de las clases que tendría la revolución rusa2. Ahora ambos opinaban que el proceso podía conducir a la dictadura del proletariado. Es en base a estos acuerdos estratégicos fundamentales que la fusión entre Lenin y Trotsky se iba a dar, convirtiéndolos en los dirigentes principales de la Revolución Rusa. Ya desde mayo el acuerdo era total. Trotsky era “parte informal” de la conducción del bolchevismo a través de su relación con Lenin y de su rol ante la vanguardia y la política nacional (formalmente recién en agosto será votado al Comité Central bolchevique, obteniendo junto con Lenin 131 de 134 votos posibles). Pero Trotsky además podía atraer a muchos valiosos militantes alejados del bolchevismo por las disputas del pasado, más que por las diferencias actuales. Trotsky al regresar a Rusia había ingresado a la llamada “Organización Interdistritos” que reunía en Petrogrado a unos 4.000 obreros, pero contaba además con destacados militantes socialistas, publicistas de talla (muchos de ellos antiguos colaboradores del periódico Pravda de Viena dirigido por Trotsky) y organizadores experimentados. La Organización Interdistrital se había fundado en 1913 y se mantuvo con presencia dentro de la vanguardia obrera en los difíciles años de la guerra. Dirigida por Ovitsky, Fedorov y otros, sostenía ya desde 1913 una política similar a los bolcheviques en los que respecta a la guerra y la lucha internacionalista, pero se mantenía separada de los bolcheviques porque proponía la unidad con otras tendencias, especialmente los mencheviques internacionalistas de Martov. El comienzo de la revolución de 1917 encontró a esta pequeña organización situada más a izquierda que muchos destacados “viejos bolcheviques”, ya que se pronunciaba por la dictadura del proletariado y hacía suyas las orientaciones de Trotsky.

La propuesta de Lenin

Ya en mayo, Lenin le propone a Trotsky desarrollar un trabajo para acercar a esta organización a una fusión con el partido bolchevique con el objetivo de unificar prensas en un nuevo partido común que debería llamarse Partido Comunista. Con esto Lenin se proponía evitar las diferencias organizativas ficticias, cuando ya había surgido una base programática común y una orientación común en los principales acontecimientos de la lucha de clases. Pero además, consecuente con su concepción de construir el partido audazmente, se proponía mostrar al partido bolchevique como una organización lo suficientemente flexible para conquistar las nuevas fuerzas necesarias para afrontar las nuevas tareas. Lenin era conciente de que las divergencias dentro del núcleo dirigente del bolchevismo aún se mantenían. El ala derecha no había dado su última palabra (como veremos cerca de la insurrección de Octubre), por lo que resultaba conveniente sumar las fuerzas de los destacados “meiyarontsi”: Ouritsky y Fedorov que habían mantenido la organización activa durante la guerra, Lunacharsky futuro Comisario del Pueblo para la educación y la cultura, Adolf Joffe, quién sería un importante diplomático soviético (que se suicidará como acto político contra Stalin en defensa de Trotsky y David Riazanov, quién dirigirá el Instituto Marx y Engels).

Lenin les proponía una fusión basada en amplias condiciones democráticas: “se propondrá al Comité Central del POSDR incorporar a la redacción de cada uno de los periódicos (de la actual Pravda, que debe transformarse en un periódico popular para toda Rusia, y del Organo Central que ha de crearse en un futuro cercano) un representante de los Interdistritales (…) la creación de una Comisión Especial de Organización, encargada de convocar (en el término de mes y medio) un congreso del partido (…). La libertad de discusión sobre problemas en disputa se garantizará por medio de folletos polémicos que serán publicados por la editorial Pribói y por la libre discusión en la revista Prosveschenie (Komunist).”3 Además de que sea Trotsky el director principal del diario y otorgar una proporción en la dirección del partido.

Pero esta propuesta no prosperó, en parte porque el comité central bolchevique no aprobó todas las propuestas de Lenin, y tampoco los “meirayontsi” aceptaron el convite inmediatamente, por lo que todavía hubo que pasar por varios meses de una experiencia común en la lucha de clases. En ese período Trotsky realiza una actividad frenética, como agitador y propagandista no tiene descanso, siendo el preferido de los obreros de Kronstadt, como dirigente en el Soviet y también escribiendo intensamente sacando en el periódico “Vperiod” que publica 15 números en estos meses previos a la fusión en el partido bolchevique y donde Trotsky analiza la crisis del “doble poder” y las jornadas de Julio como antesala de la lucha por el poder.

La clase obrera y el socialismo revolucionario

La fusión con los “meirayontsi” se completa en el VI congreso, posterior al Congreso de los Soviets, luego de los meses de Junio y Julio cuando el bolchevismo ya comenzaba su ascenso vertiginoso en la vanguardia obrera. Fue la amplia mayoría de los delegados al Congreso de los Comités de Fábricas, era la organización preponderante entre los soldados, amplió su influencia en las elecciones municipales y conquistó la mayoría del Soviet de Petrogrado. Esto todavía no se expresaba en su limitada representación en el Congreso de los Soviets aunque es en medio de éste donde avanza la fusión. La experiencia común de los sucesos de Junio y Julio había sido tan reveladora que Lenin propuso, y el VI Congreso bolchevique aceptó, que se reconozcan los años militantes de los “meirayontsi”, desde 1913 porque “en la cuestión de la guerra mantuvieron una postura internacionalista y en sus tácticas estaban cerca de los bolcheviques” (Lenin), como años plenos de antigüedad en el bolchevismo, dando por superadas las diferencias del pasado. Esta amplitud de Lenin, tan alejada de los mitos sobre su “autoritarismo sectario”, fue efectiva a tal punto que Pierre Broué ha llegado a definir que “el Partido bolchevique de 1917 surgió de la confluencia en el seno de la corriente bolchevique de las corrientes revolucionarias independientes constituidas tanto por la organización Interdistrital como por las numerosas organizaciones socialdemócratas internacionalistas, que se habían quedado hasta entonces al margen del partido de Lenin”4

Pero la fusión con los “meiyarontsi” es expresión del proceso por el cual el partido bolchevique avanzaba en la relación con la clase obrera y pasaba a ganar la influencia preponderante en la misma. El bolchevismo, dirigido por Lenin, sabía que en momentos en que la clase obrera giraba a izquierda el partido debía adoptar la flexibilidad de acoplarse a sus movimientos, ganar las nuevas fuerzas de la revolución, pero a la vez ser una organización determinada que pueda dirigir efectivamente la lucha de clases en curso. Más profundamente era el propio partido bolchevique el que estaba ante una enorme metamorfosis, pasando de ser un importante partido de la vanguardia obrera, a ser tomado por cientos de miles de obreros revolucionarios (en septiembre Sverdlov presentará datos que confirman que el partido contaba con más de 400.000 miembros5). La fusión llega a su punto culminante al calor de la conquista de los soviets por parte de los bolcheviques, la experiencia de la lucha política terminó de llevar a cabo la fusión con aquella organización socialista revolucionaria más afín, sobre el terreno de una nueva democracia revolucionaria soviética. El partido bolchevique entraba de lleno en la “segunda etapa” de la revolución rusa en la que la cuestión del poder deberá ser resuelta, pero todavía deberá pasar por agudos y complejos acontecimientos de la lucha de clases como veremos en la próxima entrega sobre “Las Jornadas de Julio”.

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