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La extrema izquierda francesa, entre pasividad y seguidismo a la burocracia

PTS

9 de septiembre 2010

Ante semejante panorama, lamentablemente la extrema izquierda francesa una vez más no está a la altura del enorme desafío planteado. Tanto Lutte Ouvri˜ére (LO) como el Nuevo Partido Anticapitalista (NPA) plantean antes y después del 7/9 que la clave es realizar una movilización masiva y que un solo día de huelga no basta para hacer retroceder al gobierno.

Sin embargo ni las direcciones de LO ni el NPA plantean seriamente cómo hacer avanzar la relación de fuerzas existente y sus potencialidades ante el obstáculo impuesto por la estrategia de la burocracia. “Después del éxito del 7 de septiembre, amplificar y desarrollar la acción” plantea la editorial de LO firmada por Arlette Laguiller (www.lutte-ouvriere-journal.org). Nada dice sin embargo de cómo librar una lucha para superar el obstáculo que supone el control del movimiento por la burocracia sindical. Para LO, los trabajadores tendrían que movilizarse como si ésta no existiera. La dirección del NPA plantea a su vez que “hay que proseguir con la dinámica, apoyarse en las nuevas jornadas anunciadas por la Intersindical nacional y las Intersindicales locales para estructurar la lucha en todo el territorio en la mayor cantidad posible de sectores. (…) Es necesario que el movimiento se amplifique, se potencie y se generalice” (www.npa2009.org). ¿Cómo? Ni una palabra sobre esto. Estas organizaciones se cuidan extremadamente de no chocar con la burocracia señalando el único camino que puede llevar a la victoria, esto es la preparación de la huelga general política contra Sarkozy y su plan, paralizando el país indefinidamente incluido el sector privado que no va a entrar decisivamente en el movimiento si no ve una lucha por la que valga la pena jugarse. ¿Es esto imposible? Para nada.

Para que semejante perspectiva se concrete se debería combinar la lucha por la prosecución de la huelga por tiempo indefinido en los sectores más avanzados –antes señalados- con una exigencia clara a las direcciones sindicales que se muestran opositoras a Sarkozy para que se pronuncien en relación a la necesidad de un movimiento duro, la única forma de hacer retroceder al gobierno, como en 1995 con Juppé y en 2006 con Villepin. Al mismo tiempo debería denunciar las artimañas de la burocracia, que consisten en negociar aspectos parciales y postergar lo más posible el llamado a un nuevo paro para permitir que pase la reforma. Esto no es el camino que emprenden las dos principales organizaciones de extrema izquierda francesa.

Sin embargo, hay militantes de LO y del NPA, sindicalistas combativos, que se están comprometiendo localmente en la construcción de coordinadoras, sectoriales o interprofesionales. Aún son embrionarias pero sirven para juntar fuerzas y avanzar la idea de huelga por tiempo indeterminado, retomando el ejemplo de las “Interprofesionales” del ’95. En vez de contentarse con invocar la necesidad del “tous ensemble” (todos juntos) sin actuar concretamente en este sentido, lo que significa en última instancia hacerle seguidismo a las direcciones sindicales, las direcciones de extrema izquierda tendrían que apoyar con todo aquellas iniciativas, lo que implicaría ofrecer una orientación alternativa al callejón sin salida al cual pretende encarrilarnos la burocracia sindical. Como partidarios de una Tendencia Revolucionaria en el NPA, al contrario, estamos convencidos de que el camino a seguir es la de la construcción de la huelga general a través de la puesta en pie de asambleas generales en los lugares de trabajo y de organismos interprofesionales ahí donde es posible para intentar poner en jaque la orientación capituladora de la burocracia sindical y militamos en este sentido.

Prensa

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