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La economía bajo el gobierno de Kirchner

28 de mayo 2004

Muchos comentaristas sostienen que a partir de la devaluación de Duhalde y la posterior asunción del gobierno de K pasaríamos a una etapa de crecimiento industrial, impulsada por la sustitución de importaciones, el desarrollo del mercado interno y una nueva relación con el imperialismo y los grupos económicos, dejando atrás el "modelo neoliberal" menemista. Los números que reflejan el crecimiento económico serían la prueba empírica de que esto es así.
Pero en los hechos, y bajo formas distintas y contradictorias, en la actualidad, la economía se sigue rigiendo bajo la forma de saqueo de la época de Menem que describimos en el recuadro.
El esfuerzo central del gobierno estuvo orientado en garantizar el superávit fiscal del 3% para pagar la deuda al FMI, al BID y al Banco Mundial, para esto, no dudó en mantener congelados los sueldos de empleados estatales, jubilados y reducir el gasto social que pasó del 19,7% (del PBI) en el 2001, al 15,7% previsto en el presupuesto de 2004, así se ubica en el menor nivel de los últimos 25 años.
El crecimiento de la economía, impulsado por las ventajas que arrojó la devaluación, el crecimiento de la economía mundial y el alza en el precio de la soja, fue una "buena noticia", sin embargo el mismo se transformó en fuga de capitales. Según el Balance de Pagos que difunde el INDEC, el año pasado, sobre un superávit comercial de 16.000 millones de dólares, 2.400 se pagaron a los organismos financieros internacionales, el sector privado pagó 1.500 de intereses, 1.500 se pagaron en fletes, seguros, viajes, y 4.500 son salida de capitales. ¡El 52,5% de los ingresos netos se fue al exterior! y eso que esta fuga disminuyó.
Otra rama clave del menemismo fueron las privatizadas, aquí el gobierno no ha revisado una coma de las concesiones fraudulentas, y sigue garantizando la rentabilidad de las mismas.
Sin embargo la diferencia estaría en el desarrollo industrial, este crecimiento está dado por el surgimiento de industrias – como la textil – beneficiadas por la devaluación. Este desarrollo está dado por la utilización de la capacidad ociosa, que en algunas industrias se encuentra en el 70% y en otras en el 90%. Esto significa que no hay nuevas inversiones, se está produciendo con un parque industrial de 10 años atrás (en el mejor de los casos). Si la tendencia es al crecimiento, todo indicaría que este ser verá interrumpido por la limitada capacidad de la industria. Así lo expresa Héctor Valle, director de FIDE: “La economía repuntó aprovechando capacidad ociosa. Creciendo al 10% se adelantan los cuellos de botella por la desinversión de la industria en energía y transporte: siderurgia, plásticos, algunos rubros textiles, están en el límite de producción. Sin inversiones no pueden seguir creciendo… A pesar de los problemas, la inversión en la región va a Brasil. La Argentina se está quedando como un proveedor de materia prima y un importador de insumos y bienes industriales”.1 La crisis energética es la demostración de este problema.
Pero tanto o más importante que esto es que la productividad –cantidad de productos que se fabrican en un lapso de tiempo- de la industria argentina, es muy inferior a la de otros países, por lo que no es posible exportar manufacturas, bienes intermedios o maquinarias.
Aquí también vemos el sello "neoliberal" y parásito del capital, tanto "nacional" como extranjero. ¿Para qué invertir a largo plazo, con riesgo, si se pueden utilizar las fábricas protegidas por un peso devaluado? ¿Las ganancias? Bien guardadas en el exterior, si la economía entra en crisis no hay riesgo, si el estado ofrece algún nuevo negociado, veremos.
Pero ¿de dónde salen las ganancias?
Si su instinto lo llevó a agarrarse el bolsillo, está en lo correcto.
Según datos del INDEC la industria produjo el año pasado, en promedio, un 5% más que en 2001. Y lo hizo con un 4,6% menos de trabajadores y con un salario real un 14,6% más bajo. Esto afecta particularmente a los trabajadores estatales y aquellos que trabajan en negro. Este es el sector más castigado por los bajos salarios, tienen un poder adquisitivo un 28% inferior al de diciembre de 2001.
“En un año, las empresas privadas tomaron 489.000 trabajadores y prescindieron de 296.000. Así el empleo registrado aumentó en 193.000 personas. Los expertos destacan que la rotación creció por el repunte económico y también por una ‘precarización’ del mercado laboral, traducido en contratos más flexibles. Una expresión de esto es la reducción del costo laboral impulsado por la devaluación y la inflación, que llevó a las empresas a tomar más gente, pero con reestructuraciones internas. Así, muchas empresas se desprendieron de personal antiguo por gente más jóven, en muchos casos a menores salarios.”2
Por lo tanto si combinamos la ausencia de inversión en maquinarias con la caída del salario, la precarización del mercado laboral, la intensidad en los ritmos de trabajo y el escaso aumento del empleo, tenemos que el crecimiento económico es provocado por un aumento de la utilización de la fuerza bruta de los trabajadores argentinos, este tipo de aumento de la explotación es conocida como incremento de la plusvalía absoluta (que va a parar al exterior).
Este es otro elemento de la continuidad de la que hablamos. Si tomamos en cuenta que la riqueza de un país está dada por sus riquezas naturales, el desarrollo de la tecnología, comunicaciones, industria, el nivel de vida de la población, su nivel cultural, su capacidad para trabajar, vemos que con este “modelo” de saqueo, a los que tienen trabajo se los exprime más y más, mientras que millones de trabajadores son marginados cayendo en una degradación de la que cada vez es más difícil salir. 

El campo

Según las revistas y artículos de los diarios burgueses, es el campo quien aporta tecnología, productividad, dinamiza la industria, entre otra serie de virtudes. Lo que evitan decir son las consecuencias: el 54% de la superficie cultivada lo está con soja transgénica, a esto se va agregando el maíz transgénico, que tienen como fin ser forraje para ganado, no apto para el consumo humano. Estos cultivos desplazaron otras producciones de alimentos como el tambo (desaparecieron 17.000 de 30.000 que había en 1988), la ganadería, la apicultura, montes frutales, cultivos de sorgo, batata, arveja, lenteja y los cinturones verdes hortícolas, productores de frutas y verduras. Gracias a esto, según el último censo agrario entre 1991 y 2001 han desaparecido alrededor de 150.000 productores pequeños, poruciéndose la mayor concentración latifundista de la historia argentina: 6.200 propietarios poseen el 49,6% de la tierra productiva total de la nación y acompañando este proceso de concentración y manipulación productiva por parte de las empresas multinacionales, 16.000.000 de hectáreas se encuentran ya en manos extranjeras. A su vez el productor debe comprar las semillas a multinacionales como Monsanto, lo mismo ocurre con los agroquímicos.
“Por otro lado el sistema de cultivo de la soja RR, el cual la hace ‘tan rentable’ en los términos de agricultura minera e inmediatista a que son tan afines las voces oficiales del establishment agronómico. ... Esto permite que la soja RR pueda crecer bajo las pulverizaciones de Round-up, de tal forma que esta soja es implantada mediante un sistema denominado siembra directa. Es decir no se rotura el suelo, sino que sobre los rastrojos del cultivo anterior, previa aplicación de herbicida, se siembra soja RR, mediante un equipo de siembre de alta potencia apto para sembrar sin roturar. A posteriori se aplica Round-up más los plaguicidas necesarios en sucesivas aplicaciones mediante fumigaciones aéreas o con equipos especiales”3

Viento en proa

Decíamos, que el crecimiento estuvo ayudado por brisas favorables que venían del exterior. Pero, como saben los meteorólogos, los vientos cambian de curso de una forma poco previsible, por lo tanto quien se confíe sólo a ellos no le va a ir muy bien en la vida. Y es así, Estados Unidos va a subir la tasa de interés, Brasil tiembla y junto a este país el nuestro. China parece ser que va a frenar su ritmo de crecimiento, el precio de la soja baja y con ello los ingresos argentinos, a su vez reaparece el interrogante sobre el crecimiento de la economía mundial, el aumento del precio del oro negro (petróleo), arroja más incertidumbre.
Este cambio en el contexto internacional demuestra que el crecimiento económico no fue producto de una política acertada de este gobierno. Lejos de esto, hubo una continuidad del “modelo menemista”, la ausencia de inversiones en infraestructura, en la industria, y su complemento, el vuelco a la inversión y exportación de productos primarios llevan a que el país sea cada vez más dependiente de los vaivenes de la economía mundial y si la fiesta termina, ya sabemos a quiénes nos van a querer hacer pagar la cuenta..

1 Clarín 21/04/2004
2 Clarín 07/04/2004
3 Los datos y citas son extraídos de “Argentina: La República sojera” de Alberto J. Lapolla. Artículo publicado por la revista Enfoques Alternativos, Octubre de 2003------------------------------------------------------------------

La economía menemista

Con el menemismo se consolidó una forma de saqueo del país que algunos economistas, como Basualdo, denominan “valorización financiera”, que comenzó en 1976. Esto se da en un contexto internacional donde las finanzas predominan sobre el conjunto de la economía

Características:
• El conjunto de la economía se ordena en función de pagar la deuda externa.
• Los capitales pueden entrar y salir del país sin restricción. Se abre completamente la economía.
• El capital fluye hacia donde tiene la rentabilidad asegurada: Ejemplos: las empresas públicas privatizadas, o las automotrices, por los contratos de concesión en las primeras y por una serie de medidas proteccionistas y beneficios fiscales en las segundas.
La concentración del capital actúa de la misma manera, el ejemplo son las alimenticias, constituyeron un oligopolio que domina todo el mercado.
Lo expuesto más arriba provoca un salto en la dependencia del país al imperialismo y en la extranjerización de la economía. Aún cuando se produzca para el mercado interno, el objetivo de estos capitales imperialistas y sus socios locales la burguesía y la oligarquía rural, no es el desarrollo del país, sino solo de aquellas áreas donde la rentabilidad está asegurada para girar las ganancias al exterior.
• El requisito esencial son los bajos salarios y la precarización de las condiciones laborales. De esta manera se registra en ciertas ramas de la producción una combinación de intensos ritmos de trabajo, largas jornadas laborales, magros sueldos (aumento de la plusvalía absoluta), con una renovación de maquinarias y nuevas tecnologías que incrementan la productividad (aumento de la plusvalía relativa), sobre todo a los sectores ligados a la exportación.
• El lubricante de todo este mecanismo es el crédito, la especulación financiera. Crédito para nuevas inversiones, crédito par el consumo y fundamentalmente créditos para pagar la deuda externa.
Es el capital especulativo que es el que organiza el conjunto de la economía.

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