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La economía argentina arrastrada por la crisis internacional

La crisis financiera mundial ha arrastrado a las principales economías del mundo a un estado de recesión, e incluso ya se reconoce que la depresión es el escenario más probable para los próximos años. Esto está impactando en la economía argentina ya que el crecimiento y la demanda internacional de commodities agropecuarios del período 2001-2007 - y el aumento de sus precios- fueron elementos centrales que empujaron el ciclo de crecimiento extraordinario de la economía argentina –junto con el peso devaluado, otro factor que viene siendo erosionado desde 2006 por la inflación creciente.

Esteban Mercatante y Pablo Anino

11 de diciembre 2008

La crisis financiera mundial ha arrastrado a las principales economías del mundo a un estado de recesión, e incluso ya se reconoce que la depresión es el escenario más probable para los próximos años. Esto está impactando en la economía argentina ya que el crecimiento y la demanda internacional de commodities agropecuarios del período 2001-2007 - y el aumento de sus precios- fueron elementos centrales que empujaron el ciclo de crecimiento extraordinario de la economía argentina –junto con el peso devaluado, otro factor que viene siendo erosionado desde 2006 por la inflación creciente.

En este marco, los síntomas de agotamiento del esquema de crecimiento kirchnerista que venimos analizando desde el suplemento EconoCrítica, han dado paso a un panorama de parálisis económica inminente –exagerado por la burguesía preventivamente para disciplinar a los trabajadores. Por el fuerte debilitamiento del superávit comercial, la mayor restricción fiscal por caída de la recaudación de impuestos ligados al consumo y al comercio exterior, y las dificultades de ajustar el tipo de cambio y frenar la salida de capitales, un escenario de catástrofe económica como la crisis del 2001, es un escenario que cada vez se hace más probable para la economía argentina.

Cómo quedaron los pilares del “esquema K”

• El superávit comercial. En otros artículos hemos señalado que lo excepcional del ciclo de crecimiento kirchnerista viene siendo la duración sostenida de los superávit gemelos, comercial y fiscal. Con esta plata, el kirchenrismo puede sostener los pagos de la deuda y subsidiar a los empresarios. Sin embargo, este escenario podría transformarse aceleradamente el año próximo.

Aunque todavía el saldo comercial viene siendo positivo, se espera que caigan fuerte las exportaciones, y por ende se reduzca la entrada de dólares por esa vía. Aunque los precios de los granos que el país exporta subieron fuerte desde principios de año –por la especulación con los granos que se dio por el intento de los capitales de escapar a la crisis financiera- ya se han desplomado a niveles similares o inferiores de los de principios de año. La perspectiva es que sigan cayendo por el desplome simultáneo de la burbuja especulativa y de la demanda de alimentos y materias primas.

A esto se agrega el fantasma de la “pérdida de competitividad” que agitan los industriales. Por la suba de precios internos, que hace caer el poder de compra del dólar en el país (o sea que implica una revaluación real del peso), el país vería dificultado el acceso a los mercados externos, y estaría amenazado por una “avalancha de importaciones”. Esto se profundizó en el último mes, ya que la mayoría de los países han sufrido fuertes devaluaciones por la salida de capitales que generó la crisis financiera. Por eso, los capitales radicados en el país exigen una fuerte devaluación del peso muy superior a las mini devaluaciones controladas que lleva adelante el gobierno, para llevarlo a 4 pesos por dólar o más.
Estas amenazas todavía no se manifiestan en el saldo comercial, entre otras cosas porque los nuevos precios de algunas commodities todavía no impactaron, ya que no se comercializó a los nuevos precios más bajos. Hasta octubre, aunque las exportaciones caen en relación a septiembre un 10%, el saldo es favorable en 11.072 millones de dólares. Por eso el año podría cerrar en un superávit 12.000 millones de dólares o más.

Pero el panorama se vuelve más estrecho el año próximo. Ya este año las exportaciones crecieron a igual ritmo que las importaciones en lo que hace a su valor. Pero en el aumento de las exportaciones incidieron los aumentos de precios mientras las cantidades de los productos primarios se mantienen estancadas y las de manufacturas de origen agropecuario disminuyeron un 6% en relación al año 20071. En la suba de las importaciones pesaron las cantidades, no sólo los precios. De cara a 2009 habrá que afrontar cantidades exportadas en caída con precios también más bajos.

Aquí se expresa en gran medida el nudo de la presión por una mayor devaluación. A pesar que el saldo comercial es positivo en dólares, las cantidades exportadas vienen cayendo mientras que las importadas suben. Aunque podemos esperar que la crisis también haga caer las importaciones en muchos rubros, el resultado final será seguramente un balance comercial mucho menos favorable que la bonanza de los últimos años.

• El superávit fiscal. El gobierno anunció que ya tiene cerrado el programa financiero para 2009. Estaría cubierto el gasto público con los planes anunciados, y el pago de la deuda pública. Entre el virtual congelamiento en términos reales de las partidas presupuestarias para pago de salarios en el Estado y para la educación, salud y vivienda, la masa de fondos que obtiene el gobierno con la nacionalización de las AFJP, y los ingresos que provendrían de la moratoria y el blanqueo a los capitalistas, sostienen que se estaría en disposición de todos los pesos necesarios para honrar los pagos de la deuda2. Sin embargo, este escenario da por supuesto que la recaudación no caerá demasiado en los impuestos al consumo, ganancias y derechos por exportaciones e importaciones. La recaudación del último mes, que cayó en relación a octubre, mostró que eso es demasiado optimista, y encendió las alarmas en el gobierno. No puede descartarse que los pesos extra que el gobierno recaudará gracias a la estatización de las AFJPs, se compense con una caída similar en otras fuentes de ingresos.

Pero incluso aunque se recauden los pesos suficientes, de todos modos el deterioro del saldo comercial del que ya hablamos implicará el ingreso de menos dólares, y esto puede llevar a que el gobierno tenga el superávit fiscal suficiente para pagar deuda, pero no ingresen a la plaza financiera local los dólares que necesita comprar para efectivizar ese pago. Es que la deuda se encuentra en parte nominada en pesos y en parte en dólares. De la parte que está nominada en dólares, el año que viene vencen unos 8.000 millones. Los cálculos más optimistas estiman que el superávit comercial llegaría a 7.000 millones de dólares el año próximo (los más pesimistas, que sólo llegaría a 3.000 millones)3. Por eso, es muy probable que esta situación empuje a una pérdida de reservas, a una parcial renegociación de la deuda, o a nuevas emisiones de deuda para obtener los dólares para afrontar la que vence.

Fuga de dólares y tipo de cambio

La crisis del esquema, que los industriales aspiran a resolver vía devaluación, y las fricciones entre el gobierno y distintos sectores burgueses –primero del campo y luego del capital financiero- aceleraron la salida de dólares de la plaza financiera local, especialmente en los depósitos a plazo fijo. En un año, salieron del país u$s 25 mil millones de dólares, es decir, cinco veces lo que el gobierno se propone inyectar con los planes de crédito anunciados el 4/12.

La salida se mantiene fuerte porque se espera que el dólar se devalúe mucho más que la depreciación que se dio en la última semana –que llevó al dólar a $3,47. Los reclamos industriales y el mercado a futuro, coinciden en ubicar el dólar en los próximos meses por encima de los $4. Por eso, la política del gobierno de depreciación gradual, amenaza redundar en una salida de dólares muy superior a la política de “shock” que piden los empresarios (y que implicaría un “shock” negativo inmediato en los salarios, como en 2002). Aunque hasta ahora el gobierno está teniendo éxito en el plan gradualista de manejo del tipo de cambio, éste en sí mismo es una trampa porque al esperarse que continúe la depreciación, también sigue la compra de dólares que significa salida de pesos del sistema y por lo tanto suba de tasas. Aunque a largo plazo puede debilitarlos, los bancos ganan en lo inmediato con esta política (como mostró Cash hace dos semanas)4. El gradualismo cambiario conspira contra la recuperación del crédito, u obliga a que el gobierno dilapide recursos subsidiándolo (como está haciendo ya con los recursos de los jubilados), mientras que por otro lado una política de “shock” devaluatorio amenaza revivir la inflación que viene cayendo en los últimos meses al calor del parate económico.

Se desploma la inversión y se desacelera fuertemente la actividad
En la misma medida que todos los capitalistas quieren confiar en el pronóstico más optimista y valoran el reconocimiento de la crisis por parte del Gobierno, van reviendo sus planes hacia adelante imponiendo de hecho el párate de la economía. El último dato de inversión publicado, correspondiente al segundo trimestre del 2008, cuando todavía no se había reconocido ampliamente la crisis, ya indicaba que el ritmo de crecimiento de la inversión había caído abruptamente del 20,3% en el primer trimestre al 12,4%5. Toda la información periodística destaca actualmente un virtual párate en todos los planes de inversión. Los planes de las automotrices de llegar a producir un millón de autos en 2010 se han esfumado. Por más planes que establezca el Gobierno, la atención de las terminales está puesta en el peligro de inminentes quiebras. Tal es el caso de Ford y General Motors, que esperan un rescate en EE.UU. que, a pesar de ser multimillonario, solo serviría para evitar la quiebra en el corto plazo6.

El Estimador Mensual Industrial (EMI) presenta una caída del 0,9% en Octubre de 2008 en relación a Septiembre7. En el acumulado de 10 meses en comparación con el año 2007 el crecimiento es de 5,9% expresando una desaceleración de la economía más allá de lo esperado. Los datos del Estimador Mensual de la Actividad Económica, una suerte de anticipo del PBI, también muestran la desaceleración de la economía8. El retroceso también se viene expresando en la caída de las ventas de los supermercados que fue del 4,8%9 en septiembre comparado con agosto y en la recaudación de noviembre que retrocedió casi un 11% en relación a octubre, con fuertes caídas en la recaudación de impuestos relacionados al consumo (5,8%) y de derechos a la exportación (41,5%)10.

Panorama tormentoso

En síntesis, el aumento insuficiente del dólar para recuperar competitividad de los exportadores industriales, la caída de los precios agrícolas, la fuerte salida de capitales que está en proceso junto con las necesidades de dólares para pagar deuda el año próximo empujan al shock devaluatorio que reclaman los industriales. Esto implicaría un ataque directo a la clase obrera licuando salarios en todos los niveles.
Desde la CGT se tomó nota: manifestaron que aceptan “algún retoque”, pero están atentos a que la devaluación sea gradual11 para impedir que los trabajadores desborden a la burocracia. Para responder a este panorama el gobierno ha lanzado el plan que analizamos en la nota adjunta. En ese sentido apuntan con las moratorias, blanqueos, créditos para autos, financiación de las exportaciones, reducción de retenciones al trigo y al maíz. A su vez mediante un fuerte control contuvo la corrida contra el peso que ocurrió cuando se conoció la decisión de nacionalizar las AFJP.

La desaceleración de la economía todavía inicial se expresa en la agudización de los choques entre las clases sociales. Los capitalistas van ejecutando ataques por ahora dosificados, midiendo relación de fuerzas, contra la clase obrera con despidos, suspensiones y acuerdos como en el sector petrolero que congelaron salarios por seis meses. Por ahora, son solo las primeras escenas de una historia que depara una depresión de algunos años. El pronóstico del gobierno de crecer al 3% en 2009, sobre el cual se sustentan todos sus cálculos económicos y políticos se contradicen cada vez más con la realidad y los anuncios de los últimos días, aunque muestran que retomó la iniciativa, no alteran el panorama tormentoso que se posa sobre el horizonte inmediato.

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