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Derechos Humanos

La dictadura en Jujuy

8 de febrero 2007

Aunque no bajo el rótulo de la Triple A, las fuerzas represivas atacaron desde antes de marzo del ’76 en Jujuy. Baste el ejemplo del “Primer Apagón”, ocurrido a principios de 19751, o los detenidos de Altos Hornos Zapla (AHZ) en 1970, Juan Carlos Arroyo, Celedonio Carrizo y Mario Díaz, acusados de “tenencia de material subversivo” -luego, será arrestado Aníbal Lucas Garay por supuesto “espionaje industrial”.

Aún prima la idea en muchos sectores que “la dictadura no tenía nada que hacer en Jujuy”, ya que aquí había “gente bien”; y si se llevaron gente, eran sólo “chicos”: estudiantes jujeños universitarios que venían a pasar sus vacaciones, ya que estaban en Tucumán o Córdoba, lugares de donde habrían traído “otras ideas políticas”.

Pero lo cierto es que la dictadura tenía objetivos precisos: la clase obrera. Mineros, metalúrgicos y docentes, entre otros, fueron su principal blanco. “El 24 de marzo de 1976, Jujuy empezó el día con mucha agitación. Efectivos del Ejército se desplazaron por toda la provincia en un operativo conjunto que incluyó la participación de la Gendarmería, Policía Federal y Policía Provincial.

Un hecho demostró la planificación del golpe: desde la madrugada, gendarmes de La Quiaca, detuvieron a mineros de El Aguilar”2. “Aquel día, también apresaron al ex dirigente gremial Raúl Valenzuela, en Palpalá; a Héctor Oliva y Hugo Pizarro, secretario general y adjunto, respectivamente, de la UOCRA, en el domicilio del primero; y a muchos más”3.

Esta fue la reacción a la acciones que protagonizaban los trabajadores, como la resistencia a los militares que comandaban Zapla a fines de los ‘60, con la hoja de fábrica El Tábano, con denuncia de hechos al interior de AHZ: “con un estilo sarcástico desnudaba la obsecuencia de algunos funcionarios, así como los negociados que realizaba el staff militar con el acero; entre otros, la venta a ACINDAR de acero de alta calidad facturado como chatarra, en beneficio de esa empresa cuyo personero era el general Alcides Lopez Aufranc. Además, arremetía contra la conducción pro-patronal del sindicato de AHZ. En un lenguaje llano y cargado de ironía, los palpaleños conocían los entretelones de sumisión, injusticias y corrupción que se ponían en práctica dentro de la fábrica”4; o ante el despotismo de la patronal de Mina El Aguilar, donde la rebelión que se conoció como “Aguilarazo”, estalló en 1973, cuando “más de un millar de obreros se movilizaron tras dos meses de conflicto, con la intención de detener a Eduardo López, jefe de personal”5.
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1 Dominga ˜álvarez, luego víctima de la dictadura, había viajado de San Salvador de Jujuy a Libertador para pasar unos días, en reunión con dos cuadros del partido llegados de Cuba. La última noche que pasó en esa casa alquilada por el ERP fue una “pesadilla”: “Pasada la medianoche, la madre sintió ruidos y se despertó. Intentó encender la lámpara pero fue en vano: se había cortado la luz en todo el pueblo. Ella alcanzó a ver un grupo numeroso de hombres de civil que entraban a la casa”. Con la oscuridad, los militares al entrar a esa habitación pensaron que sólo había chicos –Dominga dormía con sus hijos-, y fueron a la otra. “Lo que buscamos está acá” dijeron los secuestradores. “A través de la celosía se pudo ver cómo cargaban a los militantes en un Peugot 404 de color rojo”. Con vida los llevaron, p. 34. Pese a los valiosos datos que recopila, ya hemos discutido con al autor, para quien el objetivo de la dictadura era “aniquilar la tendencia revolucionaria del peronismo” (ver LVO 162, 5/5/2005).
2 Más de una veintena: “Entre los arrestados estaban: Reynaldo Aguilar, Juan Bejarano, Venancio Cárdenas, Rubén Andrés Cari, Walter Florentino Cervantes, Anastasio Colmenares, Concepción Cruz, Bruno René Díaz, Martiniano Espinoza, Efrén Guzmán, Cirilo Paredes, Santiago Quispe, Alberto Rodríguez, Mariano Rodríguez, ˜ángel Ricardo Rozo, Mario Fernando Sosa, Alejandro Súbelas, Roberto Troncoso, Roberto Valeriano y Eleuterio Zapana; la gran mayoría, miembros del sindicato (en días posteriores detuvieron a los obreros Luis Ramón Romitti y Alberto Aramayo)”. Ídem, p. 59.
3 Ídem, p. 59.
4 Relato de Sofía D’Andrea, compañera de Arroyo, 2002. Ídem, p. 28.
5 El enfrentamiento con Gendarmería Nacional terminó con 7 obreros heridos gravemente por la pistola de uno de ellos, más un obrero muerto. Tras la aparición de Bazán (ex sindicalista, en ese momento director de Trabajo) se negoció ir a un “ámbito neutral” (?): la subcomisaría de El Aguilar(!). Allí se firmó un acta-acuerdo que fijaba un 75% de aumento salarial. Más luego, el gobierno nacional, a través del Ministerio de Trabajo, dejó sin efecto el acuerdo. “Un mínimo plus por zona desfavorable sería el único resultado positivo de la lucha”. Ídem, pp. 59 y 60.

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