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Historia

Lenin y la historia del Partido Bolchevique (cuarta conferencia - Parte III)

La dialéctica leninista entre paciencia y audacia

17 de agosto 2006

Ustedes recordarán que Bernstein, el dirigente de la socialdemocracia alemana, había dicho que sectores importantes del proletariado se estaban convirtiendo en clase media, con lo que quedaba invalidado el planteo de Marx sobre las tendencias a un creciente antagonismo y polarización de clases en el capitalismo. El mismo desarrollo del sistema capitalista, para el revisionista Bernstein, llevaba al debilitamiento de la clase destinada a ser su sepulturera. En estos años, los mencheviques rusos estaban ligados a esta concepción que había surgido en la socialdemocracia, por eso planteaban que había que hacer un partido legal. Lo extraño es que lo proponían durante estos años de reacción. Porque cuando hay reformismo, se puede entender que surjan tendencias que opinen que los partidos de izquierda sólo tienen que ayudar a los obreros en las huelgas y unirse en las elecciones, etc. Pero en Rusia había una fuerte reacción del régimen zarista. Entonces, dispersión, tendencia al misticismo, fraccionamiento, etc., son productos de la derrota. ¡No es nada raro! Por el contrario, es típico en la historia de las revoluciones.1 
La vez pasada planteamos, también, las dos políticas de construcción de partido de Lenin: para cuando había retroceso y para cuando había ascenso. Cuando había retroceso, Lenin opinaba que la clave era la delimitación de los problemas de principios, plantear claramente los límites del partido. Hay una cita de la compañera de Lenin, Nadezhda Krupskaia que señala: “Illich se defendía cuando le atacaban y defendía su punto de vista; pero cuando había que enfrentar nuevos problemas, intentaba –si era posible- cooperar con sus oponentes. Illich era capaz de acercarse a su contrincante de ayer o a un camarada; para hacer esto, no necesitaba hacer un esfuerzo especial. Aquí estaba la tremenda ventaja de Illich: siempre era muy cauteloso en las cuestiones de principio, era un gran optimista en lo relacionado con las personas; a pesar de un error ocasional de juicio, este optimismo suyo era, en general, muy útil para la causa; pero cuando no había acuerdo en cuestiones de principio, no había reconciliación posible.”
Esta es una pintura bastante buena de Lenin, una persona sin ningún resentimiento personal, que no temía abrazarse con los adversarios de ayer, pero era celoso defensor de los problemas de principios. Por ejemplo, no permitía la existencia de corrientes que coqueteaban con la religión, porque ése era un problema de principios para Lenin: defender el materialismo contra las corrientes que desfiguraban el programa que podía llevar a la victoria. Y, contrariamente a esto, en 1905 había planteado que todo aquel que repartiera el periódico e hiciera colectas para financiarlo, tenía que ser considerado militante del partido. Sucede que, en aquel momento, la organización tendía a unirse, por abajo; mencheviques y bolcheviques se unían en la acción revolucionaria ¡la misma realidad estaba mostrando la línea correcta! Por eso Lenin, que era terriblemente inflexible en los momentos de retroceso, era igual de flexible en los momentos de ascenso revolucionario. 
Entonces, ¿qué aprende un ejército derrotado? Aprende a canalizar el proceso revolucionario, aprende que la necesidad del partido revolucionario surge de las entrañas de la propia revolución, es decir, que el partido no es una creación artificial de un grupo de funcionarios o burócratas. Y aprende, también, que hay que tener flexibilidad táctica en los momentos de ascenso, porque como decía Lenin, en esos momentos la realidad misma “explica parte de nuestro dogma”. 
En momentos de ascenso, parte de las ideas de los revolucionarios son explicadas por la realidad misma y, el que ha participado en una huelga muy dura sabe que un obrero puede aprender más en un día de huelga que en un año de propaganda que le podemos hacer los socialistas revolucionarios. Por eso, Lenin era amplio durante los procesos revolucionarios y cerraba filas en los momentos de reacción.2
En 1907, la economía mundial entra en un ciclo funesto de recesión que dura hasta 1911 y afecta también a la economía rusa. El 25% de los obreros metalúrgicos de Rusia son despedidos, el régimen había fusilado a 600 revolucionarios y activistas; 4.500 estaban encarcelados esperando la pena de muerte; había miles de deportados en Siberia y miles de exiliados. Estos son los años negros que llevaron a la dispersión, la derrota, el fraccionamiento, etc. Pero el ejército derrotado también aprendió a recomponer fuerzas.
¿Cuál es la batalla de Lenin entre 1908 y 1911? Quiere volver a formar una nueva camada de cuadros socialistas revolucionarios verdaderos. Por eso hace el esfuerzo de sacar el periódico La Estrella, con Plejanov y los mencheviques pro-partido, es decir, una alianza con los que verdaderamente no quisieron liquidar el partido marxista. Esa es la clave de la política de Lenin en este período: volver a repetir la paciencia que habían tenido a principios de siglo, para formar un estado mayor de cuadros marxistas revolucionarios. 
Para sintetizar este concepto son muy útiles dos frases de Lenin que, a simple vista, parecen contradictorias. En determinado momento, Lenin dice que las tres virtudes de un revolucionario son “paciencia, paciencia y más paciencia.” Y en otro momento dice: “Audacia, audacia y más audacia.” La paciencia en los momentos de retroceso y de derrota, para formar cuadros de carne y hueso con ideología marxista y programa definido, es lo único que permite que, en el momento revolucionario, se pueda cumplir esa frase del revolucionario francés Danton, que repite Lenin, de audacia y más audacia. Audacia para unificar las filas de los revolucionarios, para no aislarse de las masas ni de las otras corrientes políticas del movimiento obrero, porque la misma realidad pondrá las ideas revolucionarias en su justo centro. 
Es decir, la paciencia está ligada dialécticamente a la audacia. Sólo la paciencia en los momentos de hambre, de descomposición de la clase, de fraccionamiento o de reformismo, puede permitirnos tener audacia cuando vuelva a haber una situación donde los trabajadores tiendan a ir hacia la izquierda. Pero paciencia, para Lenin, no era sinónimo de pasividad sectaria, de no hacer nada, sino paciencia para delimitar las fronteras partidarias y generar una estructura de cuadros que pudieran ser los oficiales del próximo ascenso revolucionario.
Lamentablemente, Plejanov –el padre del marxismo ruso- no llega a romper enteramente con los mencheviques durante esta colaboración que establece con Lenin. Y va a terminar, en la I° Guerra Mundial, con posiciones patrióticas, diciendo que Rusia tiene que ganar la guerra contra los alemanes, integrándose al ala más de derecha de la socialdemocracia internacional y acusando a Lenin de agente de Alemania.
En 1912, finalmente Lenin rompe con Plejanov y, en la conferencia de Praga, decide romper definitivamente con los liquidacionistas de derecha y de izquierda y proclamar que los bolcheviques son los que han demostrado ser, verdaderamente, la socialdemocracia rusa. Los liquidacionistas habían demostrado que no querían construir el partido, por eso las ideas de la socialdemocracia sólo vivían en la fracción bolchevique que, atravesando la represión, el exilio, etc., habían construido una nueva generación de marxistas revolucionarios para el próximo ascenso de la revolución rusa. 
Esta conferencia ocurre en un tranquilo mes de enero; pero, en febrero, entran en huelga los obreros de la zona minera del río Lena y las tropas zaristas asesinan a 272 obreros. Esto desata una oleada de huelgas en toda Rusia. El 1° de mayo ya hay huelga en casi todos los grandes centros industriales. Y desde esta represión, en febrero de 1912, hasta el 18 de julio de 1914, cuando se inicia la I° Guerra Mundial, se da un ascenso que, según Lenin y Trotsky, amenaza con ser más revolucionario que el de 1905: era más proletario, intervenían sectores más amplios de las masas, el proletariado industrial había pasado de un millón a tres millones de obreros en los últimos años, y el conjunto de los asalariados se convierten en una gran fuerza social de 10 millones en un país con 150 millones de habitantes.
Empieza, entonces, lo que los marxistas hemos denominado con otra categoría que es la de auge obrero. Esto significa que el proletariado tiende a hacer huelgas políticas contra la autocracia zarista. Cuando los zaristas reprimen a los mineros en huelga, en febrero de 1912, los trabajadores –que habían sido socialdemócratas en 1905 y que habían vuelto a las fábricas porque se estaba terminando el ciclo económico recesivo-, sin dirección y sin muchos contactos con la conferencia de los socialdemócratas en Praga, sacan volantes planteando no solamente reivindicaciones económicas sino también “abajo la autocracia”. 
Este proceso crece tumultuosamente hasta tres semanas antes del inicio de la guerra, cuando los obreros de Moscú y San Petersburgo arman barricadas y se enfrentan a la policía.
En el año 1914 con el inicio de la guerra mundial, termina, entonces, este período de ascenso. Pero éste fue el período previo a los hechos decisivos de la revolución de octubre de 1917 en que el bolchevismo tuvo más influencia dirigente sobre el proletariado ruso. Y probablemente, si este proceso no hubiera sido interrumpido por la guerra, en 1915 habría habido una nueva revolución como la de 1905. ¡Había terminado el momento de la paciencia y había llegado el momento de la audacia! Pero los hechos darán un nuevo giro. El 18 de julio de 1914, con los diputados socialdemócratas alemanes votando los créditos de guerra, se abre un nuevo período de paciencia que sólo va a terminar con la revolución de febrero de 1917.
 
 
1 Quienes creen, por ejemplo, que la actual división de la izquierda en nuestro país, se debe a los errores de los dirigentes y que no tiene nada que ver con lo que pasó en Argentina en la década del 70, no es materialista –desde nuestro punto de vista.
2 Podemos agregar, también en los momentos de reformismo. Aunque en Rusia no había reformismo, porque había un régimen autocrático; sí nos sirve para pensar en nuestra actualidad o en la situación de los países de Europa occidental de aquel entonces. Porque en Alemania, por ejemplo, el reformismo llevó a la socialdemocracia a votar los créditos de guerra a favor de que el proletariado se masacrara en las trincheras de la gran contienda bélica de 1914. La II° Internacional era una organización poderosa, tenía 12 millones de militantes, 43 organizaciones en 27 países. En Alemania, la socialdemocracia, dirigida por Bebel y Kautsky, tenía un millón de miembros
 
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Adversarios políticos y enemigos personales
 
En 1919, cuando muere Plejanov, Lenin pide que se publiquen sus obras completas, para que las nuevas generaciones de revolucionarios aprendan las ideas del materialismo histórico con la lectura del que había sido quien introdujo el marxismo en la Rusia zarista.
No importó, para Lenin, que Plejanov incluso hubiera llegado a acusarlo de agente alemán por su posición frente a la I° Guerra Mundial. Esta pequeña anécdota muestra que de Lenin se podría decir lo mismo que dijera Engels frente a la tumba de Karl Marx: “Aunque tuvo muchos adversarios políticos, apenas si conoció algún enemigo personal.” 
 
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El periódico como organizador colectivo
 
La principal cuestión de la conferencia del POSDR en Praga de 1912 es, entonces, que había surgido una nueva generación bolchevique y se discute sacar un diario para Rusia, lo que parecía ser algo terriblemente voluntarista; pero Lenin opinaba que se venía un ascenso, y que el periódico ya no tenía que jugar un rol de agitador, sino que tenía que ser un organizador colectivo: que tenían que hacer un periódico de obreros y no para obreros.
Iskra y La Estrella eran periódicos para obreros, porque se explicaban ideas del socialismo científico a una nueva generación de intelectuales obreros. Novaia Zhin de 1905 o Pravda de 1912 son periódicos de obreros, aunque con colaboración de intelectuales que escribían artículos sobre el socialismo, etc. Pero la clave de Pravda es que, a lo largo de 1912, empieza a tener 40 denuncias diarias escritas por los obreros. Se crean 327 grupos que apoyan a la Pravda y en sus fábricas organizan colectas para mantenerlo y lo reproducen en imprentas clandestinas para llevarlo a distintas ciudades. Cuando decimos periódicos de obreros, no solamente porque hablaban de temas obreros, porque la línea de Lenin era hacer revolucionarios que hablaran de todos los agravios que sufrían las clases subalternas de Rusia, y fundamentalmente, que cimentaran la alianza entre el proletariado y el campesinado. Por eso, Lenin los llama “tribunos del pueblo”, es decir que el proletariado tenía que superar su conciencia sindicalista y tenía que convertirse en representante de los intereses de todas las capas explotadas, las clases medias urbanas y el campesinado pobre.
La actuación de un revolucionario profesional no es un fórmula estática, sino que actúa creando organizaciones para formar cuadros en los momentos de retroceso o reformismo y actúa ampliamente abriendo el partido en momentos revolucionarios, porque los obreros podían llegar más rápidamente a las ideas del marxismo revolucionario por su propia experiencia. Por eso, el periódico no podía ser un agitador ni cumplir el rol de propagandista; debía transformarse en organizador colectivo, dando directrices para la actividad práctica de los obreros y para llevar todas las luchas económicas a la lucha política y ésta última a la liquidación de la autocracia zarista.
Desde 1912 hasta 1914, con cientos de grupos de obreros, los bolcheviques editan Pravda diariamente, sufriendo decenas de censuras y cambiando de nombre varias veces para eludir las confiscaciones que imponía el régimen zarista. Uno de los nombres que toma el diario es La Verdad Obrera, de donde nosotros sacamos el nombre de nuestro periódico.


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Glosario
Danton, Georges-Jacques (1759-1794). A partir del estallido de la Revolución en 1789, este joven abogado se erigió como líder de las masas populares de París. Fue uno de los animadores del Club de los Cordeleros, que mantenía contacto con el de los Jacobinos. Fue uno de los inspiradores de las jornadas revolucionarias de 1792 y ocupó un papel político preponderante, como ministro de Justicia. En 1793 propuso la creación de un sistema de Comités que ejercerían el poder ejecutivo ante la situación de emergencia creada por las amenazas interiores y exteriores contra el régimen revolucionario y llegó a presidir uno de los más importantes, el Comité de Salvación Pública; sin embargo, tres meses más tarde fue expulsado y sustituido por Robespierre. La frase a la que alude Lenin es “Audacia, más audacia, siempre audacia ¡y Francia se salvará!”
Krupskaia, Nadezhda (1869-1939) Socialista soviética. Se casó con Lenin en 1898. Tras la revolución de octubre de 1917 desempeñó diversos cargos políticos, en especial en el ámbito de la educación. Miembro del comité central del Partido Comunista de la URSS (1927).

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