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Editorial

RESPUESTAS DEL COMITÉ EDITORIAL

La democracia de base de los trabajadores como herramienta para enfrentar la crisis capitalista

Esta semana vimos por los medios a los trabajadores del subte realizando un plebiscito por un nuevo sindicato. El Ministro Tomada se hizo un tiempo desde España para declarar que esa lucha “no tiene chance de prosperar”, porque “no está previsto en la ley sindical”. Después fue el propio Moyano que dijo que “con un sindicato como la UTA con más de 70 años y sueldos importantes, no sé cuál es la razón de generar otro”.

PTS

12 de febrero 2009

¿Cuál es la posición del PTS?

Manolo Romano: En un momento que hay miles de despidos y suspensiones con rebaja de salario, los dirigentes de la CGT son parte de la delegación oficial que viajó con Cristina a España junto a los industriales de la UIA. Por esto el gobierno ha salido a respaldar a la CGT porque lo interpreta como un desafío a este monopolio sindical y a la regimentación de la clase trabajadora. Lo más raro de todo es que esto es dicho cuando van a reunirse con los poderosos grupos económicos como Repsol y Telefónica. Leímos en los diarios que Moyano dijo que “hablé con el rey como si lo conociera hace 40 años”. ¿Qué autoridad puede tener alguien que le fue a chupar las medias a los privatizadores y al reaccionario Rey de España? Así que no se entiende la chicana del Ministro sobre que los trabajadores del subte quieren una “democracia ateniense”. ¿Será por la Asamblea que era la institución del régimen político de la Antigua Grecia y que a Tomada le parece escandaloso? Pero, en realidad, por su contenido social, la democracia de los griegos excluía a los esclavos; y la del subte, al revés, es una democracia de los esclavos asalariados del capitalismo. Así que “democracia ateniense” como dice Tomada, no; esto es un principio de democracia de las bases trabajadoras. En cuanto a la referencia de Moyano sobre los “sueldos importantes” en el subte es de una caradurez increíble. Porque fue este Cuerpo de Delegados el que consiguió con su lucha la jornada de 6 horas y los aumentos de sueldo por encima de los topes que impone la CGT con las patronales; ya que si fuera por la UTA los salarios serían más bajos y con jornadas que no reconocerían el trabajo insalubre que hacen los compañeros bajo tierra. Los trabajadores del subte han dado este paso en defensa de su organización, el Cuerpo de Delegados de base de todas las líneas, que la UTA quiere aplastar.

Evidentemente, temen que el ejemplo del subte se extienda…

MR: En este “modelo sindical” que defienden el gobierno y la CGT tenemos actualmente el 87% de los establecimientos laborales sin representación gremial. Y no es un problema sólo de pequeñas empresas, porque de las que tienen más de 200 trabajadores solo hay delegados en el 55%. La verdad sobre la situación de la organización sindical en la Argentina es que hay millones de trabajadores expuestos sin organización ni defensas ante el despotismo empresario, la mitad en condiciones de empleo precario y en negro que no tienen lugar en los sindicatos actuales. Lo que nadie dice es que ha sido un objetivo estratégico, consciente, de la gran patronal argentina: liquidar la organización de empresa, los Cuerpos de Delegados y Comisiones Internas. Primero con el golpe militar del ’76 y en los ’90 mediante la imposición de la flexibilización laboral, contratación eventual de miles de trabajadores que no tienen derechos en los sindicatos, para de esa manera quebrar la organización histórica de los trabajadores del país. Fueron las organizaciones de base las que desafiaron dictaduras militares, aún con los sindicatos proscriptos, como fue la llamada “resistencia peronista” contra el régimen gorila de la Libertadora; y aún en la última dictadura genocida, donde tenemos tantos ejemplos de resistencia obrera, como la huelga de Terrabusi en pleno año ‘77, a partir de la existencia de su Cuerpo de Delegados que salen a la lucha en medio de la imposición del terror militar. Y fijate que ahora en esa misma fábrica, curiosamente, es la actual conducción de Rodolfo Daer en el gremio de la alimentación la que, a pesar que el Cuerpo de Delegados de sección figura como legal en los estatutos, se niegan a permitirlo, junto con las patronales multinacionales de Kraft, Stani o Pepsico, como reclaman las actuales comisiones internas opositoras. Esto, para seguir respondiéndole a Tomada sobre su democracia y las leyes actuales, significa un verdadero ataque a las libertades democráticas para los trabajadores, ya que los Cuerpos de Delegados fueron históricamente las instituciones donde la clase trabajadora tuvo una participación directa para luchar por sus derechos, y que este “modelo sindical” y esta “democracia para ricos” han hecho todo lo posible por sacar de escena. Lo del subte es muy importante, en este sentido, porque muestra que es posible recuperar las organizaciones de base y que funcionen con completo pluralismo, exceptuando a los rompehuelgas, de las tendencias y partidos que defiendan a la clase trabajadora. Esta viene siendo, desde la brecha que se abrió en el régimen a partir del fallo sobre “libertad sindical” de la Corte, una de las campañas del PTS para todo el movimiento obrero.

La preocupación del gobierno y la CGT excede el marco sindical. El Secretario General de la UTA, el mismo día que acababa de mandar la patota a intentar frustrar el plebiscito del subte, atacó a los delegados de base porque “son de izquierda y quieren hacer política”. El mismo ataque provino desde periodistas de C5N, el canal que maneja De Vido y Hadad, sobre los “grupos de ultraizquierda”...

Ruth Werner: Este es otro punto decisivo: todo lo contrario a lo que plantea el Secretario General de la UTA, Fernández, que se mueve según el verticalismo peronista, en el cuerpo de delegados del Subte los compañeros del PTS como Claudio Dellecarbonara u otros militantes de izquierda participan en frente único con compañeros independientes, peronistas o de otras filiaciones partidarias, siempre refrendando sus propuestas en las asambleas de base que son las que tienen la decisión soberana sobre la lucha y organización. Lo que es cierto es que si este ejemplo de organización se extiende en el país es un cuestionamiento no sólo a la burocracia sindical sino, en perspectiva, al propio peronismo que se apoya en ella para regimentar a los trabajadores detrás de la idea de una conciliación de intereses con los patrones. Y lo más importante es que esto sucede cuando la crisis capitalista internacional necesita de organizaciones fuertes para hacerle frente. En perspectiva, se está abriendo una nueva etapa en la experiencia política con el gobierno porque se terminó el período de la relativa recuperación salarial y la creación de nuevos puestos de trabajo que le permitieron a los Kirchner tener consenso en la mayoría trabajadora. Catástrofes como la de Tartagal muestran la situación de extrema pobreza después de seis años de crecimiento económico bajo este gobierno. Ahora quieren aparecer como que están de nuestro lado tratando de contener los despidos, sobre todo entre los trabajadores en blanco mientras permiten a las patronales dejar miles de contratados en la calle, y hubo más de 33.000 suspensiones con rebajas salariales sólo en el mes de enero.

Ahora, desde España, han reflotado la idea del Consejo Económico Social integrado por las patronales y la dirigencia sindical...

RW: Discuten aplicar nuevamente una política muy utilizada históricamente por el peronismo, que es la del Acuerdo Social. Pactos de este tipo para controlar a los trabajadores se intentaron con el Congreso de la Productividad entre 1952 y 1955 y con el Pacto Social de Rucci-Gelbard en 1973. En el primer proceso el mismo Perón había solicitado que no se produjeran huelgas y son las comisiones internas las que se ponen al frente de la lucha obrera contra los intentos de la cúpula sindical de poner límites a los reclamos salariales. En abril del ’55 las patronales vuelven a la carga queriendo rectificar todos los convenios colectivos y revisar la legislación laboral. La resistencia de las comisiones internas logra romper los techos salariales y defender todas las condiciones de trabajo. En 1973 con el Pacto Social congelan los salarios y los precios prohibiéndose directamente las luchas por aumento salarial. Pero se van a producir una serie de “huelgas salvajes” dirigidas por las comisiones internas contra la dirigencia tradicional que, como diría Tomada, no respetaban “la ley” y se inicia un proceso que desembocará, luego del Rodrigazo y la crisis económica, en las jornadas de junio y julio de 1975, en la formación de las coordinadoras interfabriles y la primer huelga general contra un gobierno peronista, el de Isabel Perón. Es decir, que como hemos visto a lo largo de la historia este programa de conciliación de clases no tiene ningún futuro. Por empezar, el gobierno ni siquiera puede aglutinar a toda la clase patronal, después de la división que se produjo con la burguesía agraria que esta directamemente en la oposición y preparando un nuevo lock out del campo utilizando como excusa la sequía para eliminar las retenciones pretendiendo quedarse con todas las ganancias de la producción a costa del hambre popular que tiene que pagar los productos cada vez más caros. Las multinacionales, como las automotrices, son la correa de trasmisión de la crisis mundial al país y sus casas matrices en Europa y EE.UU. no hay día que no anuncien despidos masivos; mientras las terminales de aquí aumentaron al doble las remesas de utilidades que giran al exterior, es decir que aumentan la fuga de capitales. Los industriales de la UIA, que vienen reclamando una drástica devaluación del peso, exigen que el campo participe y, además, buscan un congelamiento salarial que la CGT no se anima a suscribir por miedo a la reacción de los trabajadores.

Pero este planteo de una superación por izquierda del peronismo se contradice si miramos el mapa político nacional, ya que lo que está surgiendo son distintas oposiciones de centro-derecha. ¿Cómo se relaciona esto con el llamado del PTS a construir una gran izquierda de los trabajadores?

MR: Es cierto que si lo vemos por las alternativas políticas que se proponen disputar las elecciones legislativas de este año, está la Coalición Cívica de Carrió y viniendo del peronismo Felipe Solá va a una alianza con Mauricio Macri y De Narváez, fogoneada por Duhalde. El mismo oficialismo se apoya en los intendentes del conurbano o en Aldo Rico en San Miguel. En el gobernador Scioli que hace campaña con la agenda de seguridad, en derechistas como Jaque en Mendoza o en Reutemann en Santa Fe, todos insospechados de progresismo. En medio de estas alternativas burguesas, los trabajadores empiezan a reconocerse como clase en el lugar de trabajo, en tanto ha comenzado un proceso de resistencia contra los despidos y suspensiones, pero todavía se consideran a sí mismos como “ciudadanos” en el terreno político, diluyendo sus intereses, no hay aún una organización de clase políticamente independiente. Pero tenemos que mirar en perspectiva. Porque se da una contradicción entre la “derechización” de la superestructura política, de los partidos del régimen y, por otro lado, los ataques por abajo de las patronales con el aval oficial del Ministerio de Trabajo y la CGT. Esto está provocando el surgimiento de nuevos luchadores y activistas, y abre la posibilidad de maduración no sólo, como muestra el subte, para recuperar las organizaciones de base independientes en el terreno sindical, sino también que avance la experiencia política de amplias capas de trabajadores. En este sentido es que nosotros oponemos al programa de conciliación de clases del peronismo un programa para que la crisis la paguen los capitalistas. Por esto, rechazamos la política de quienes, oponiéndose al gobierno, se alinean con las patronales del campo, como la centroizquierda de Pino Solanas y una parte de la izquierda como el PCR y el MST. Las políticas de conciliación de intereses entre explotadores y explotados son un engaño que sólo conducen a la pérdida de conquistas y del nivel de vida de los trabajadores y sectores populares en el marco de la crisis. Nuestra alternativa es la única realista. Hay que luchar para que los patrones, los terratenientes y los banqueros solventen el empleo con sus ganancias acumuladas todos estos años, extraídas de la explotación de nuestra fuerza de trabajo: que se repartan las horas de producción entre todos, efectivos y contratados, sin aceptar suspensiones con rebaja salarial, porque no somos los causantes de su crisis, y exigiendo el salario acorde a lo que necesitamos para vivir los millones que producimos. El reparto de las horas de trabajo y la escala móvil de salarios, es un planteo que empezamos a hacer desde ahora, con una amplia agitación callejera y llevamos a cada empresa o rama donde las patronales anuncian crisis. Es, en primer lugar, para que los sindicatos y las organizaciones obreras cumplan su función de pelear por las reivindicaciones de los trabajadores, pero debe llevar a una conclusión política central: el capitalismo no va más, los trabajadores tienen que gobernar. Solamente se puede aplicar en forma generalizada y duradera bajo otro tipo de orden económico y social opuesto al capitalismo. Un orden que no se organice en torno a las ansias de lucro de una minoría, sino que planifique la economía en función de las necesidades de las mayorías, un gobierno de los trabajadores. Para esta estrategia revolucionaria es que planteamos construir una izquierda de la clase trabajadora y llamamos a organizarse con el PTS.

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