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La cruzada electoral de los sojeros

Con el precio de la soja por las nubes y la producción a niveles récords, los dirigentes del campo se dedican a hacer lo que mejor saben: hablar con la prepotencia de quienes hacen fortunas y advertir que vienen por más.

Ruth Werner

28 de julio 2011

Con el precio de la soja por las nubes y la producción a niveles récords, los dirigentes del campo se dedican a hacer lo que mejor saben: hablar con la prepotencia de quienes hacen fortunas y advertir que vienen por más.

El 23 de julio pasado, en la inauguración de la 125° Exposición Rural se lo pudo escuchar a Hugo Biolcatti: “Por favor, dejen de castigar al campo”. “Estoy seguro que pronto, todos juntos en las urnas, podremos devolver a la Patria los valores que fuimos olvidando”. Como un señor feudal señaló el rumbo a sus acólitos. Junto a él se hallaban los dirigentes de la Mesa de Enlace y la plana mayor de todo el arco político opositor: Mauricio Macri, Eduardo Duhalde, Javier González Fraga, Francisco De Narváez y Alberto Rodríguez Saá. No podía faltar en el evento lo más encumbrado del empresariado “argentino”, representado por Jaime Campos, presidente de la Asociación Empresaria Argentina.

Pero los mayores aplausos fueron para el sindicalista Gerónimo “Momo” Venegas que, ovacionado varias veces, hasta superó al derechista Duhalde. No es para menos, son muchos los servicios prestados si se tiene en cuenta que los sueldos de los obreros rurales son los más bajos del país y en el campo arrecia el trabajo infantil y en negro.

Por más que el jefe de la Rural anunció desde la tribuna que el kirchnerismo “está llegando a su fin”, estamos lejos del clima “destituyente” como el que el oficialismo y los intelectuales de Carta Abierta caracterizaron al escenario político del lock-out agrario de 2008. Los ruralistas apuestan fuerte al escenario electoral. Nadie está dispuesto a poblar la ruta de piquetes. Las medidas de fuerza convocadas por Eduardo Buzzi de la Federación Agraria sobre el acceso al puente de Rosario-Victoria reclamando frenos para el ingreso de productos de Brasil y Chile no van a ir más allá. Ya Buzzi le prometió a Biolcatti que no serán generalizadas.

Los dirigentes de la Mesa de Enlace han puesto un huevo en cada canasta, y en todos los partidos opositores brillan los apoyos y las candidaturas camperas. Es el caso de Duhalde, que cuenta con el aval de Alfredo Olmedo, legislador por el partido Salta Somos Todos, recientemente acusado por la AFIP porque en su campo los trabajadores viven en condiciones de semiesclavitud. O de Mario Llambías, dirigente de la Confederaciones Rurales Argentinas (y destacado miembro de la Mesa de Enlace) que se postula para diputado por la Coalición Cívica. Eduardo Buzzi de la Federación Agraria apoya a Hermes Binner, quien ya prometió reducir las retenciones si llega a la presidencia; y en la asunción de Bonfatti apareció Víctor De Gennaro que va de diputado en las listas del gobernador “socialista sojero”. En Córdoba, todos los candidatos a gobernador de los partidos mayoritarios se procuraron compañeros de fórmula ligados a los productores: el radical Aguad cosechó al dirigente agrario Néstor Roulet, mientras que Luis Juez (Frente Cívico) marcha con el intendente de Jesús María, Marcelino Gatica, de excelente relación con los ruralistas del norte de la provincia, mientras De la Sota va con la jefa comunal de Laboulaye, Alicia Pregno, de buena llegada a los productores agrarios del sudeste cordobés.

En estos días varios de los dirigentes de la Mesa de Enlace y de los políticos opositores festejaron como propia la elección de Miguel del Sel. Dando un vistazo a los resultados, el midachi logró, con el apoyo de un sector del peronismo, reunir en las urnas, al mejor estilo menemista, a lo más granado del “campo” y a los pobres urbanos. Los analistas coinciden en destacar que el favor de los camperos fue definitorio para su votación: de Sunchales a Firmat, en todas las localidades agrarias, recoge un caudal arriba del 40% de los votos. Grandes, medianos y pequeños productores se inclinaron por Del Sel, que claro está, también tiene su campo en la misma provincia de Santa Fe, cuya sociedad es El Cacique SRL. Su campaña se plantó desde el siempre “hemos apoyado al campo contra la resolución 125” combinado con un discurso donde llamaba a los pobres “mis patasucias”. Más que uno de los “nuestros” como pretendió hacer creer en su campaña, es “uno de ellos”, de los que se la llevan a granel.

¿Y la “mesa de los argentinos”?

Preocupado por el efecto del malestar del campo en la provincia de Buenos Aires, donde se juega su reelección, Daniel Scioli acusó recibo y salió a felicitar a Miguel Del Sel, a quien se animó a considerar como uno de los miembros del “club de los socios fundadores del sciolismo”. Días después el gobierno autorizó la exportación adicional de trigo del ciclo 2010/11 para tratar de recuperar simpatías entre los votantes camperos. El ministro de Agricultura Julián Domínguez, un ex menemista puesto por Cristina a la cabeza de las listas de Diputados de Buenos Aires por el Frente para la Victoria, estuvo entre los voceros. Lejos de afectar los intereses de la “oligarquía”, el kirchnerismo, para ganar el voto del campo, está dispuesto a fogonear la inflación y afectar la tan mentada “mesa de los argentinos” (que como sabemos nunca recibió demasiados beneficios ya que el pan y la harina nunca pararon de aumentar). Con esta medida, lo que se viene serán nuevos incrementos todavía más importantes para estos bienes esenciales de la canasta básica. Pese a las concesiones no pudieron convencer a los ruralistas que salieron a exigir más ya que –según dicen- la liberación de cupos no cambia sus márgenes y permite que sean sólo las grandes cerealeras (en muchos casos también molineras) quienes se queden con el grueso de la renta.

En 2008, ante el lock-out agrario, desde el PTS planteamos que no había que estar ni con el gobierno ni con las patronales agrarias. Hoy insistimos: inmediato blanqueo para todos los trabajadores rurales y salario equivalente a la canasta familiar. Contra la conciliación de los sindicatos como UATRE con los explotadores agrarios, hay que pelear por la perspectiva de expropiar a la oligarquía terrateniente, empezando por los 4.000 grandes propietarios que tienen la mitad de todas las tierras en el país. Contra los pulpos cerealeros hay que nacionalizar el comercio exterior y poner los recursos provenientes de la renta agraria para satisfacer las necesidades de vivienda popular, salud y educación.


Se la llevan a granel

Si la cosecha del 2001 tuvo un valor de 8.800 millones de dólares o de pesos y la actual (una década después) asciende a u$s40.800 millones, y si consideramos el valor del dólar a $4,20 resulta que en pesos estamos hablando –nada menos- que de $171.360 millones. En el caso de la soja, los costos aumentaron en el interín un 50%, mientras que los precios crecieron casi 4 veces desde 2001. Como resultado, la suma de renta y ganancia empresaria creció casi 6 veces. En el resto de los cultivos, los márgenes también se movieron hacia arriba. Escandaloso teniendo en cuenta que los obreros rurales cobran los sueldos más bajos del país, alrededor de $2.000 y el trabajo en negro asciende en el campo al 59%.


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