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SOBRE LAS ULTIMAS MEDIDAS ECONOMICAS DEL GOBIERNO

La caída de fin de año y el plan de obras públicas

Ante una realidad donde Argentina se acopla cada vez más a los ritmos de la crisis económica mundial el gobierno viene respondiendo con anuncios de medidas prácticamente todas las semanas. El plan de obras difundido esta semana se destaca por la magnificencia con que fue presentado.

Esteban Mercatante y Pablo Anino

18 de diciembre 2008

Ante una realidad donde Argentina se acopla cada vez más a los ritmos de la crisis económica mundial el gobierno viene respondiendo con anuncios de medidas prácticamente todas las semanas. El plan de obras difundido esta semana se destaca por la magnificencia con que fue presentado.

El diario “progresista” y oficialista BAE informa que según un estudio de la consultora de Orlando Ferreres la actividad económica cayó 1,8% en noviembre, la primera baja desde el año 2002 (“La actividad económica cayó 1,8% en noviembre, según Ferreres”, BAE, 17/12/2008). La nota destaca que “parece ser el anticipo de un año con bajo crecimiento: 4,7%. Eso marcaría un número muy por debajo del 8,7% que mostró en los últimos años”. Es decir, que el 2008 que arrancó con pronósticos de crecimiento del 8% cerrará por debajo del 5%. Incluso, el FMI en noviembre había estimado un crecimiento del 6%. Es más, cada semana que pasa los pronósticos empeoran. Las estimaciones de Ferreres indican una caída generalizada de la actividad (en la industria, el comercio, el transporte, el agro, las finanzas y la construcción) durante noviembre. El Centro de Industriales Siderúrgicos difundió que en noviembre cayó estrepitosamente la producción de acero un 20% en relación al mismo mes del 2007: “Ya no se trata de adelanto de vacaciones ni paradas técnicas, es lisa y llanamente un ajuste de la demanda interna” (Jorge G. Herrera “Se derrumbó un 20% producción de acero”, ˜ámbito Financiero, 17/12/2008). Muchos economistas ya esperan crecimiento cero el año que viene o directamente retracción de la actividad.

Aunque los empresarios están sobredimensionando la caída de la actividad para pedir la asistencia estatal, esconder las ganancias extraordinarias que obtuvieron los últimos años y aprovechar para ejecutar ajustes salariales y de sus plantas de trabajadores, la realidad es que la actividad se desacelera rápidamente.

Sólo un día después del anuncio el gobierno K salió a bajarle el tono al “megaplán”. Ya se admite que el 80% del plan presentado había sido anunciado en otras ocasiones. Según el Ministro de Planificación, Julio De Vido, “el megaplan incluye históricos proyectos que nunca se concretaron” como el “soterramiento del FC Sarmiento, electrificaciones de las líneas Roca y San Martín, ampliación de la General Paz, autopista Rosario-Córdoba y el gasoducto del NEA” y otros que ya están en ejecución como “Yacyretá, Atucha II, Río Turbio, remodelación de estaciones ferroviarias, programas de viviendas y escuelas y el plan de saneamiento de AySA” ( Antonio Rossi “Massa admitió que el 80% del plan de obras ya se había anunciado”, Clarín, 17/12/2008). A la vez, sólo el 64% de lo anunciado, $71 mil millones, tiene financiamiento. El resto está pendiente de conseguirlo por lo cual será de dudosa ejecución ante la falta de crédito del gobierno. O será ejecutado con los nuevos recursos de los trabajadores que ya están siendo captados por la ANSES y redireccionados a las empresas con los anuncios de la semana pasada.
Los 380.000 puestos de trabajo que el gobierno planea crear en los próximos cuatro años, en el mejor de los casos (es decir, en el caso que el plan efectivamente pueda ejecutarse en su totalidad) ni siquiera “alcanzarían para albergar el crecimiento de la población activa de un año. Consecuentemente, habría que generar otros 180.000 empleos cada año” (“El megaplán de obras cuenta con financiamiento, aseguró De Vido”, La Prensa, 17/12/2008) . Y esto no está considerando que mientras el gobierno lanza el “megaplan”, la construcción privada de se desarrolló al calor de la versión local de la burbuja inmobiliaria, se está deteniendo abruptamente frente a la falta de financiamiento y el parate económico general.

Por otra parte, si uno quiere considerar los efectos del plan en relación a la crisis, tiene que considerar, no el plan total, sino las iniciativas desplegadas como respuesta al nuevo panorama. Haciendo esto, vemos que de los $ 57 mil millones que intentarán ejecutar en 2009, $ 33 mil millones ya estaban presupuestados. Esto nos deja con $ 24 mil millones como nuevos proyectos de respuesta “keynesiana” a la crisis. Son las denominadas “obras locales de acción inmediata”, unos $21 mil millones.
Es lo que De Vido llama “esquema de desarrollo estratégico”. Esto no es otra cosa que una rápida intervención sobre intendentes y gobernadores con la “caja” del gobierno para prepararse políticamente hacia las elecciones del año próximo.

Respecto de las posibilidades de hacer frente con esto a la crisis, Daniel Heymann, de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), un organismo cercano a las ideas del gobierno, señaló que “hay que conocer las cifras finales del plan, aunque cabe recordar que la inversión pública equivale a sólo el 2% del PBI, por lo que aún con un plan fuerte es difícil pensar que pueda revertirse el ciclo económico” (Martín Kanenguiser “Buscan garantizar el crecimiento con el plan de obras”, La Nación, 17/12/2008).

A esto tenemos que agregar las dudas que se han planteado respecto de las posibilidades de ejecución del plan de conjunto, los antecedentes del gobierno -que ha finalizado pocas de las obras anunciadas, en años de bonanza-, y desde ya, la posibilidad de que esto se transforme en una fuente de negociados para la “patria contratista”. Por eso, los planes de obras no pueden estar bajo manejo discrecional del gobierno, a traves de los intendentes y el aparato de punteros del PJ. Este plan como respuesta a la crisis es impotente. Es necesario impulsar un plan más audaz, financiado con impuestos a las grandes fortunas y la expropiación de los grandes propietarios agropecuarios, estableciento el control obrero tanto en la planificación como en la implementación de las obras para que estas sean en función de las necesidades sociales.

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