Cuando se cumplen 13 años del asesinato del reportero gráfico José Luis Cabezas, Eduardo Duhalde reivindicó a las Fuerzas Armadas, “humilladas”, ante los juicios por los delitos cometidos durante la dictadura militar, y reclamó una “reconciliación”, en tanto propuso que colaboren en tareas de represión contra la “inseguridad ciudadana”.
Tanto Macri como el nuevo titular de la Metropolitana, Eugenio Burzaco, así como el ministro de Seguridad, Guillermo Montenegro, respaldaron el uso de estas pistolas electrizantes, orientadas especialmente a reprimir la protesta social, ya que como señala el Observatorio de DD.HH. de la ciudad de Buenos Aires “no dejan marcas, no dejan pruebas”, a tono con el programa macrista de crear una “policía antipiquetes” para terminar con el “caos”.
El pasado viernes 22 más de 5000 personas marchamos de Congreso a Plaza de Mayo bajo las consignas siguientes: "No al pago de la ilegítima y fraudulenta Deuda Externa", "No a los pactos espurios del gobierno y la oposición para pagarle a los usureros internacionales y a sus socios locales" y "Sí a que los dineros del pueblo sean destinados a obras públicas, viviendas, trabajo, educación y salud".
Como el lector probablemente sepa, el diputado Fernando "Pino" Solanas anunció su voluntad de conformar una fórmula en el 2011 con el gobernador socialista de Santa Fe, Hermes Binner. Lejos de ser una afirmación provocada por los sofocantes calores del verano, Pino se apresuró a participar del campamento de la juventud del PS donde también pasó el ex delasotista, ex K y ex amigo del ARI, el político-humorista cordobés Luis Juez. Previamente, este coqueteo político había tenido un preludio: ambos, Binner y el PS, Pino y Proyecto Sur, apoyaron el lock out patronal de la Mesa de Enlace sojera, votando el PS y Claudio Lozano (aliado de Pino) en contra de la Resolución 125 a pedido de las patronales agrarias, en vez de abstenerse y ser independientes de ambos campos patronales enfrentados
A dos semanas del trágico terremoto han sido confirmadas cerca de 200.000 muertes, 250.000 heridos y más de 1 millón que quedaron sin casa (en un país de 10 millones de habitantes). El gobierno de Obama está llevando adelante una cínica campaña “humanitaria” consistente en el envío de 13.000 soldados, una flota de guerra y cientos de helicópteros con la excusa de “prevenir” desmanes y “asegurar” la entrega de alimentos y medicinas. En realidad, el objetivo es reprimir a la población desesperada y garantizar la continuidad de los negocios de la burguesía local y las multinacionales instaladas sobre todo en la frontera con República Dominicana donde sus trabajadores son semiesclavos, prácticamente sin derechos laborales ni sindicales.
En julio de 2005, las tropas de la ONU en Haití dispararon contra la comunidad de Cité Soleil, causando un efecto devastador, dejando 22 mil agujeros de bala e impidiendo, más tarde, la entrada de la Cruz Roja en flagrante violación a las normas internacionales. El 22 de diciembre de 2006, también en Cité Soleil, las fuerzas de la ONU atacaron a la población que se movilizaba, disparando desde helicópteros contra civiles desarmados. En esa ocasión, asesinaron a 30 personas, entre las que había mujeres y niños.
Las Feministas en Resistencia de Honduras, la agrupación Las Rojas de Costa Rica, las Mulheres Rebeldes de Brasil, el colectivo Contranaturas de Perú, el grupo Género con Clase de Venezuela, la Red contra la Violencia Doméstica y Sexual de Chile, la Casa de la Mujer de Colombia, el programa radial Voces de Mujeres de Guatemala, el Centro de Información y Desarrollo de la Mujer de Bolivia, la reconocida escritora feminista Francesca Gargallo de México junto a decenas de activistas feministas, lesbianas, autonomistas, anticapitalistas y socialistas de América Latina y el Caribe se sumaron a la iniciativa de Pan y Rosas que, desde Argentina, Brasil, Bolivia, Chile y México impulsa una declaración unitaria en solidaridad con nuestras hermanas haitianas.
En un desesperado llamado a la solidaridad de la clase trabajadora mundial, el grupo Batay Ouvriye (Batalla Obrera) de Haití, denuncia: “mientras algunos capitalistas tratan de forzar los obreros a volver al trabajo en fábricas agrietadas; mientras los dueños de grandes comercios se oponen a distribuir sus mercancías y las venden a precio alto; mientras el Estado muestra-demuestra de nuevo, como siempre, su ausencia, su incapacidad e incompetencia (lo único que saben hacer es robar y maniobrar, apoyando a los terratenientes, los burgueses y otras multinacionales); mientras la policía nacional brilla por su ausencia (lo único que saben hacer es reprimir el pueblo); mientras las fuerzas imperialistas están claramente aprovechándose de la ayuda que dan para establecer una evidente y, en su intención, definitiva tutela… obreros, trabajadores de todo tipo, masas populares en general sufren, extremadamente dependientes, en esta situación catastrófica.”
La empresa norteamericana sigue actuando con impunidad. El domingo 24 en La Nación, Sergio Prendoné Pita , gerente de RRHH del Cono Sur de Kraft dice: “Nosotros no estamos yendo ( a las audiencias en el Ministerio de Trabajo de La Nación) porque no fuimos citados. Estamos fuera de esa negociación porque para nosotros con la firma del acuerdo se terminó el conflicto.” Es una mentira absurda que viene repitiendo.
El terremoto que azotó Puerto Príncipe ha puesto al desnudo las diferencias de clase y raciales de Haití entre trabajadores y el pueblo pobre, sectores medios y la burguesía nativa. La historia de esta pequeña nación ha nacido del intento tenaz de resolver de manera revolucionaria parte de estos antagonismos de clase y de raza.