La huelga de Terrabusi marcó un punto de inflexión en la situación política. Ya no son sólo peleas entre los de arriba sino también la irrupción de la clase trabajadora en esas brechas. Quedará en la historia porque involucró a la propia embajada norteamericana.
A pesar del brutal desalojo de la movilización frente a la embajada de Brasil la madrugada del martes 22/9, la resistencia se mantuvo firme en su lucha por derrocar a los golpistas, abriendo una situación de gran inestabilidad política con movilizaciones y enfrentamientos con la policía y el ejército. Micheletti ha intentado sacar a Zelaya de la embajada de Brasil para imponer una relación de fuerzas más favorable, que le permita poner las reglas de una negociación, siendo su gran preocupación, la imposición de sus comicios el 29/11.
G-7, G-8, G-14, G-20…acompañaron durante los últimos años la declinación de la hegemonía norteamericana y el orden económico mundial por ella regenteado. Sin embargo, no son expresión de la instauración de un orden mundial progresivamente multipolar y más democrático. Por el contrario, representan el intento de subordinación y control por parte de Estados Unidos y las potencias del G-7 de los distintos países dependientes o semicoloniales, algunos de los cuales (como los BRIC’s) en los últimos años adquirieron una cuota mayor de poder económico.
El “caos de los piquetes” y el “clima social recalentado” son las actuales muletillas de los medios como respuesta a la emergencia de la clase trabajadora, a la que intentan separar del apoyo manifestado por la población. La inseguridad y la mano dura perdieron peso en los últimos tiempos, pero los medios aprovechan las medidas de acción en las calles extendidas por los trabajadores despedidos de Terrabusi y los estudiantes que se solidarizan con ellos para volver a la carga con sus exigencias de orden y control.
Mientras los trabajadores de Kraft cortaban Panamericana, Macri anunciaba que él sí detendrá los piquetes en la ciudad. El Jefe de Gabinete porteño criticó duramente al gobierno nacional por no impedir los cortes de calle. Esta vez, la Federal no pudo hacerle la segunda al macrismo como en tantas luchas y movilizaciones. Salir a reprimir estudiantes solidarios con la huelga obrera era un costo que Cristina trató de evitar hasta ahora.
Reproducimos parte de las cartas y comentarios recibidos en apoyo a las obreras y obreros de Terrabusi. Invitamos a las lectoras y los lectores de La Verdad Obrera a escribirnos a [email protected]
Terrabusi es un buen test para entender de qué “democracia y pluralismo” hablan los kirchneristas en su campaña por la nueva ley de medios. Patéticamente Página/12 se esfuerza en demostrar que el gobierno está preocupado en solucionar el conflicto. Pero el sábado 26 describieron la represión del viernes como una “galletita amarga”, apenas merecedora de un título secundario en la tapa. Ni siquiera frente a la represión contra obreros en huelga la línea editorial del diario “progresista” puede desprenderse de sus ataduras al gobierno.
En la última semana del conflicto, el gobernador Alperovich redobló su campaña contra los trabajadores de la salud. Inspectores del SIPROSA junto con fiscales recorrieron hospitales en busca de testigos que avalaran la demanda presentada por el gobierno por supuesto “abandono de personas” por parte del personal en lucha. Fue un papelón.
En la marcha del 30 de septiembre de los trabajadores de la salud sobresalió una bandera con la leyenda “Autoconvocados Hosp. Centro de Salud apoya trabajadores de Terrabusi”. Entrevistamos a Verónica, delegada de ese hospital.
El martes pasado, cuando estábamos a punto de anunciar la continuidad del plan de lucha de los trabajadores del Subte, que incluía el paro de tres horas para este jueves, apareció un llamado ofreciendo una reunión con funcionarios del Ministerio de Trabajo. ¿De dónde salió esta veloz preocupación del gobierno? Según el Cronista del 29 de septiembre en el gobierno ven “una mano negra”: “el ministro de Trabajo, Carlos Tomada aseguró que las protestas de diferentes organizaciones sociales ‘dan toda la impresión de ser acciones coordinadas’.