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La Revolución Rusa de 1917 (2a parte)

La Revolución de Octubre

2 de septiembre 2004

Los meses del doble poder
Luego de la revolución de febrero, dos poderes disputaban la soberanía en Rusia. El gobierno provisional era el órgano de la burguesía. El Soviet era el órgano de gobierno de los obreros y de los soldados (que en su mayoría provenían del campesinado). Los dos poderes eran irreconciliables como los intereses de las clases a las que representaba cada uno. Sin embargo, la mayoría en los Soviets estaba en manos de dos partidos, el socialrevolucionario y el menchevique, cuya estrategia era subordinarlos al poder burgués. En esta situación transcurrirían los meses que van de febrero a octubre.
El fuego de las barricadas aún no se había apagado cuando el 20 de abril el ministro del gobierno provisional, Miliukov, se compromete ante los aliados de Rusia en la guerra imperialista a no firmar una paz por separado y a buscar una "victoria decisiva". Ese mismo día los obreros y soldados que se habían levantado dos meses antes contra la guerra inundan las calles al grito de: "¡Abajo Miliukov!". Al día siguiente, el comité local bolchevique convoca a una manifestación. Del barrio obrero de Viborg, y luego de otros puntos de la ciudad, masas de obreros marchan hacia el centro. Simultáneamente, la contrarrevolución se moviliza, sale por primera vez a la calle con la intención de defender al gobierno. Entonces los conciliadores llaman al Soviet a suspender las movilizaciones y su propuesta es aprobada. El gobierno provisional salva su pellejo.
Las jornadas de abril dan como resultado una situación intermedia y por lo tanto provisoria e inestable: una coalición gubernamental entre la burguesía y los partidos conciliadores que dirigían los Soviets. Seis ministros socialistas y diez burgueses conforman el nuevo gobierno provisional que ahora, a cuenta de los socialistas, comienza a planear una nueva ofensiva en el frente confiando en reanimar el patrioterismo y contarrestrar su propia inestabilidad. Pero los motines en el frente iban en aumento, los soldados se negaban a seguir muriendo por el gobierno burgués.
Para ese entonces, también los campesinos de las provincias que en febrero no se habían hecho eco de la revolución, ya comenzaban a tomar las tierras utilizando métodos cada vez más radicales. A su vez, la clase obrera aceleraba su experiencia política con el ritmo vertiginoso de los acontecimientos. La debacle económica y la pasmosa inactividad del gobierno hacen que una a una las fábricas vayan entrando en huelga y el boicot patronal lleva a los trabajadores a tomar en sus manos la organización de la producción.
En este marco, los bolcheviques convocan para el 10 de junio a una manifestación bajo la consigna de: "¡Abajo los diez ministros capitalistas!". El Ejecutivo del primer Congreso de los Soviets de toda Rusia la prohíbe y los bolcheviques, que aún eran minoría en los Soviets, se someten a la prohibición. Comienza la ofensiva en el frente y el patrioterismo parece aplacar la crisis.
Pero llega el mes de julio y todos los partidos, incluido el bolchevique, se encuentran ante el hecho consumado de que los obreros y los soldados de Petrogrado salen a la calle exigiendo que todo el poder pase a manos de los Soviets. Luego, a la convulsión de esos días se le suma la noticia del fracaso de la ofensiva militar. Los enfrentamientos se hacen más agudos y conducen inexorablemente a la insurrección. Sin embargo, las condiciones para una insurrección victoriosa1 aún no estaban dadas. A pesar de esto, y por esto mismo, los bolcheviques se ponen a la cabeza de las movilizaciones como factor moderador para evitar que se diese prematuramente el enfrentamiento decisivo como había pasado en 1905. El objetivo se logra. A pesar de que el movimiento de julio es derrotado a través de una brutal represión, esta no alcanza a sentar las bases para el triunfo de la contrarrevolución.
Luego de estos combates, Kerenski, el socialrevolucionario que había sido ministro de justicia en el primer gobierno provisional y ministro de guerra y marina en el gobierno de coalición, es puesto al frente del gobierno. Sin embargo, los partidos conciliadores ya habían demostrado que eran incapaces de frenar el impulso de las masas y entonces la burguesía comienza a apostar por la dictadura militar.
El 13 de julio los bolcheviques son virtualmente dejados fuera de la ley, se suspenden sus publicaciones, y comienza a surgir una amplia campaña oficial que los acusaba de ser agentes del imperialismo alemán. Muchos bolcheviques son encarcelados, otros pasan a la clandestinidad. La Asamblea Constituyente que las masas reclamaban y cuyas elecciones estaban programadas para septiembre es aplazada para el 28 de noviembre. Kerensky se propone cumplir el papel de árbitro conteniendo a las masas e intentando obtener la buena voluntad de la burguesía, pero esta ya tenía su candidato para cumplir con ese papel a sangre y fuego: el general Kornilov.
En agosto Kornilov realiza una intentona golpista contra Kerensky, quien lo había nombrado como comandante en jefe del ejército unos días antes. El golpe no es repelido por el gobierno que se debate entre la parálisis y la complicidad. Son las mismas tropas que Kornilov había traído para cercar Petrogrado las que se van pasando una a una del lado de la revolución. La intentona fracasa y las fuerzas de la revolución comienzan a recomponerse semana tras semana.

La insurrección de octubre
La fuerza arrolladora de las masas desplegada en febrero había barrido con el zar. Sin embargo, ocho meses después los generales seguían siendo los mismos que bajo el zarismo, las jerarquías burocráticas se conservaban, los títulos seguían vigentes, y por sobre todo, los terratenientes seguían siendo terratenientes y la política guerrerista continuaba. La nueva insurrección estaba llamada a terminar con esta situación. Era necesaria una insurrección organizada, un plan que garantizase que el poder no fuese expropiado otra vez y un partido dispuesto a dirigirla.
Ese partido iba a ser el partido bolchevique. En los meses posteriores a julio su estructura partidaria se debilita. Sus publicaciones habían sido reducidas a solo 50.000 ejemplares, sus finanzas no eran mejores. Sin embargo, los organismos de autoorganización de masas como los comités de fábrica y los Soviets los habían visto aumentar su influencia constantemente. Es que en estos organismos las masas podían someter a su juicio las estrategias de los diferentes partidos según su propia experiencia en la acción y durante los meses que van de febrero a octubre esta había sido por demás esclarecedora; en especial para la clase obrera que había protagonizado las jornadas de julio en oposición a la dirección conciliadora de los Soviets, y que sujeta al enfrentamiento directo con la burguesía se había visto obligada a hacerse cargo de la organización de la producción. La clase y su partido estaban preparados para terminar con el poder burgués.
La tercera semana de octubre, en la víspera del segundo Congreso de los Soviets, el instituto Smolni, sede del Soviet de Petrogrado que ahora era presidido por Trotsky, veía arribar uno a uno los nuevos delegados provenientes de las provincias. Sus rostros curtidos llegados de las fábricas y los frentes contrastaban con aquellas armoniosas facciones que predominaban en el primer congreso. Bajo la intensa lluvia de aquellos días comenzaban los preparativos de la insurrección. El Comité Militar Revolucionario, que había sido creado a propuesta de los conciliadores para defender la ciudad de un supuesto ataque alemán, es utilizado por los bolcheviques como cobertura para organizar la insurrección.
El Comité arma a los obreros y pasa lista a las tropas que en su mayoría se someten a la autoridad del Soviet, o se mantienen neutrales. Aquellas que se mantienen fieles al gobierno y al Comité Ejecutivo Central del primer Congreso de los Soviets hegemonizado por los conciliadores, son ganadas una a una por los agitadores revolucionarios, los soldados rompen con la oficialidad.
En la noche del 24 de octubre se pone en práctica el plan de operaciones y se ocupan simultáneamente las posiciones estratégicas de la ciudad: las comunicaciones, los transportes, los puentes, las vías de acceso, los edificios estatales. El 26, mientras el palacio de invierno está cercado por las fuerzas revolucionarias, se inaugura el segundo Congreso de los Soviets. Los cañones del acorazado Aurora sirven de música de fondo a la apertura de las sesiones. El poder está ahora en manos de los soviets.
Esa misma noche las demandas más sentidas de la revolución se transforman en decretos del nuevo gobierno soviético. Inmediatamente se aprueba un resuelto llamado a la paz a todos los pueblos beligerantes y a sus gobiernos. Luego Lenin sube a la tribuna del congreso, después de haber permanecido durante meses en la clandestinidad, para leer el decreto sobre la tierra. "Artículo 1°: queda abolida, sin ninguna clase de indemnización, la propiedad territorial de la nobleza". Al tomar esta medida la clase obrera en el poder se arma de los instrumentos necesarios extender su influencia a todo el país campesino...
Aquella noche en el Smolni se entonó La Internacional. Los ecos del himno de los insurrectos no se detenían en las paredes del Smolni, tampoco en Petrogrado, ni siquiera en las fronteras de Rusia soviética, sus notas estaban destinadas a los obreros del mundo, eran un llamado a la revolución mundial que pronto tendría su primera gran prueba en la tierra natal de Marx y Engels: Alemania.


Referencias sobre la Revolución Rusa:
Película Octubre de S. M. Eisenstein.
Mas, Santiago, La Revolución Rusa de 1917.
Reed, John, Diez días que conmovieron al mundo.
Trotsky, León,
Historia de la Revolución Rusa.

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1 Ver "La revolución Rusa de 1905" en LVO 144.

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