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MARIN, EL SECRETARIO ADJUNTO DE FOETRA

Klasista

Claudio Marin, secretario adjunto de FOETRA Bs As, y dirigente de la CTA y del MIC (Movimiento Intersindical Clasista), comenzaba así una nota sobre la huelga telefónica del 2005: “hay ciertas diferencias interesantes en comparación con el conflicto anterior, cuya tónica fue la de fuertes enfrentamientos, con toma de edificios y represión. En este caso, si bien mantuvimos paralizadas las dos empresas durante una semana, el conflicto tuvo bajo impacto mediático y menor nivel de enfrentamiento. Las empresas ya conocían cuál era el poder de fuego del gremio y no quisieron arriesgar. Se caracterizó, entonces, por más negociación que medidas de fuerza.”

T. Moreira

19 de julio 2007

Claudio Marin, secretario adjunto de FOETRA Bs As, y dirigente de la CTA y del MIC (Movimiento Intersindical Clasista), comenzaba así una nota sobre la huelga telefónica del 2005: “hay ciertas diferencias interesantes en comparación con el conflicto anterior, cuya tónica fue la de fuertes enfrentamientos, con toma de edificios y represión. En este caso, si bien mantuvimos paralizadas las dos empresas durante una semana, el conflicto tuvo bajo impacto mediático y menor nivel de enfrentamiento. Las empresas ya conocían cuál era el poder de fuego del gremio y no quisieron arriesgar. Se caracterizó, entonces, por más negociación que medidas de fuerza.”

Marín (y su compañero Iadarola de la CGT), pensaba repetir ese esquema en el 2007: “más negociación que medidas de fuerza”. Así aceptó sin chistar la conciliación obligatoria. Eso daba más chances de “negociar”. Pero esta vez se encontró con la dureza patronal que tenía el visto bueno del gobierno, y su estrategia se derrumbó. No alcanzó ahora, para asustar a los pulpos de las telecomunicaciones “con el poder de fuego del gremio”.
En vez de cambiar, Marín insiste en que se acepte el acta y el acuerdo miserable con Telecom. Parece que es a él a quien se le acabó el “poder de fuego”.

De mal en peor

Claudio Marín, que es dirigente nacional del MIC, ha profundizado sus rasgos burocráticos y reformistas. Mientras la mayoría del MIC presentaba una lista opositora en la CTA, él fue con el oficialista Yasky que era un ministro sin cartera del gobierno de Kirchner.

Cuando la rebelión de los contratados de su gremio, siempre pateó en contra, hasta que la movilización independiente de centenares de trabajadores le impuso el paro. Pero en la negociación sólo consiguió promesas, que ahora se ven incumplidas. Cuando los trabajadores de FATE indignados con la traición de su dirigente Wasiejko lo corrieron y pegaron hasta la sede del sindicato, Marín se solidarizaba y refugiaba junto a él.

Pero no se quedó en lo “sindical”, avanzó a definirse políticamente apoyando públicamente a Daniel Filmus, uno de los 3 candidatos del “partido de las privatizadas”, el de la reforma educativa, el ministro de Educación que cuenta con un docente huelguista asesinado bajo su gestión (Fuentealba). En fin, un representante del gran capital. Y después de semejantes capitulaciones, el Plenario nacional del MIC lo ratificó sin críticas como miembro de la Mesa Nacional del mismo. Marín sigue una política de integrarse cada vez más a la burocracia sindical. O sea a una política burguesa, no obrera. El MIC le cede a Marín y así se desbarranca en el oportunismo más allá de la buena voluntad de muchos de sus honestos militantes. La participación de Marín es incompatible con una organización que se reinvindique “Clasista”.

Prensa

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